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Quirós es doctor en medicina con especialidad en enfermedades infecciosas y epidemiología por la Universidad de Buenos Aires (UBA), magíster en efectividad clínica por la Escuela de Salud Pública de Harvard y tiene una maestría en administración de negocios por la Universidad Torcuato Di Tella de Argentina. Es miembro titular de la Sociedad Americana de Epidemiología, consultor de la Organización Panamericana de la Salud y desde hace 5 años trabaja en Santa Cruz de la Sierra.
“La Covid-19 es una zoonosis, como la mayor parte de las enfermedades nuevas que se registran en el mundo, que en un 75% provienen de los animales y se transmiten al hombre, por el avance sobre el ecosistema o por tomar contacto con animales salvajes”, indicó.
El experto advirtió que esto “puede volver a suceder con otros virus si no tomamos acciones”, destacando una iniciativa de la OMS, UnaSalud, que busca evitar la repetición de este fenómeno.
Sobre lo aprendido desde el inicio de la pandemia, Quirós recordó que en un comienzo se utilizaban túneles de rociado que resultaron ser innecesarios y se decía que el barbijo sólo era para el uso de personas con síntomas.
“Aprendimos que los beta-coronavirus se controlan mejor con el uso universal del barbijo, la importancia de la higiene de mano y del distanciamiento, que en Bolivia se pide que sea de 1 metro y medio pero que en general se recomienda que sea de 2 metros”, detalló.
Quirós señaló que las intervenciones estatales, con medidas restrictivas como las cuarentenas o el cierre de escuelas y de fronteras, fueron importantes para reducir la tasa de mortalidad, “como lo demuestra un estudio en 44 países y el Índice de Rigurosidad de Oxford”.
Respecto al tratamiento, subrayó que debe “basarse en estudios de investigación y no en pareceres o creencias”. Cuestionó el trabajo que impulsó el uso de hidroxicloroquina y azitromicina, que “fue un retroceso en el manejo de la Covid y rápidamente nos dimos cuenta que los pacientes tenían eventos adversos”.
En cambio, destacó la efectividad de la dexametazona, sobre todo usada en los 7 a 10 primeros días de la enfermedad, así como de otros elementos como la tromboprofilaxis, la pronación, el oxígeno suplementario y el remdesivir cuando existe una alta carga viral, además del plasma cuando el paciente tiene edad avanzada y alguna co-morbilidad.
“Nos sorprendió que la segunda y tercera ola tengan un número mucho mayor de casos que la primera ola, pero hay que tener en cuenta que al principio no había un testeo masivo”, comentó, agregando que “a diferencia de otros países, la tercera ola en Bolivia todavía no está descendiendo”.
En relación a las nuevas variantes del coronavirus, Quirós dijo que las vacunas de Pfizer y Astrazeneca parecen ser efectivas contra la cepa de la India, y señaló que se estaría desarrollando una tercera dosis de la Sputnik con un componente nuevo para esa misma variante.
Sin embargo, añadió que “todas las vacunas disminuyen la mortalidad y las internaciones en terapia intensiva”, pero que los retrasos en la vacunación masiva facilitan la aparición de nuevas cepas.
En las conclusiones, Oscar Ortiz dijo que la vacunación “es fundamental para controlar la propagación y evitar el surgimiento de nuevas variantes”, por lo que “debe ser la gran prioridad en materia sanitaria y económica”. “No hay obra pública más importante que la vacunación”, enfatizó.