Escenarios de la política boliviana – José Luis Gálvez
José Luis Gálvez, reconocido experto en opinión pública, advierte que el actual proceso electoral boliviano se diferencia de los anteriores por su carácter transicional.
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José Luis Gálvez, reconocido experto en opinión pública, advierte que el actual proceso electoral boliviano se diferencia de los anteriores por su carácter transicional. Según sus estudios, se está cerrando un ciclo político y existe la expectativa de iniciar uno nuevo. El contexto está marcado por una fuerte percepción de crisis económica e institucional: el 96% de los encuestados cree que el país va en la dirección incorrecta y el 98% considera que la situación actual es peor que la de hace un año.
El humor social es crítico y exige liderazgos fuertes
En palabras de José Luis Gálvez, el humor social está “sensibilizado” y exige respuestas claras. En un entorno de alta frustración ciudadana, los errores de los candidatos se pagan muy caros. La población, afirma el investigador, busca líderes con capacidad resolutiva, claridad de propuesta y compromiso directo con los problemas del país, especialmente la crisis económica, el deterioro institucional, la salud y la educación.
Hay apatía y dispersión en el voto, pero también esperanza
A pesar del descontento, José Luis Gálvez señala que el proceso electoral todavía genera esperanza. A 45 días de la votación, el voto sigue disperso y sin una candidatura hegemónica clara. El movimiento al socialismo ha perdido su impronta dominante, y la ciudadanía está abierta a nuevas propuestas. Gálvez identifica una fuerte crítica al sistema político, con líderes que generan más antipatía que simpatía, aunque aún con disposición de voto.
La mayoría quiere un cambio, pero no todos entienden lo mismo por ‘cambio’
El 89% de los bolivianos desea un cambio profundo. Sin embargo, José Luis Gálvez aclara que no todos los votantes entienden lo mismo por “cambio”. Algunos esperan soluciones inmediatas del Estado, como reducción de precios o abastecimiento de combustible, mientras que otros buscan una transformación más estructural. El reto será gestionar expectativas que, en muchos casos, son desproporcionadas frente a las posibilidades reales.
Las condiciones para que el MAS conserve el poder son hoy mucho más difíciles
Gálvez explica que, por primera vez en casi dos décadas, el Movimiento al Socialismo no concentra las expectativas de la mayoría. Los sectores de derecha concentran actualmente el 48% de la intención de voto, mientras que el MAS y su entorno apenas alcanzan una cuarta parte. Las divisiones internas en el oficialismo limitan su capacidad de competir, y la dispersión podría evitar que acumulen una base electoral crítica, incluso si uno de sus candidatos se retira.
No hay candidatos hegemónicos ni liderazgo claro
Las encuestas muestran un escenario sumamente competitivo, sin ningún candidato consolidado. José Luis Gálvez afirma que las diferencias entre los aspirantes están dentro del margen de error estadístico. La campaña no ha despertado pasiones ni adhesiones firmes, y la imagen pública de los candidatos no logra diferenciar claramente sus propuestas. La ciudadanía quiere claridad, identidad y un horizonte narrativo sólido, algo que aún no se percibe.
La economía, la salud y la educación dominan las preocupaciones
Consultado sobre los principales problemas identificados por la población, José Luis Gálvez destaca cinco temas clave, todos encabezados por asuntos económicos. El aumento de precios, la escasez de productos básicos, y el temor al desempleo son prioritarios. A esto se suman el deterioro de los servicios de salud, la crisis educativa y la percepción de corrupción. Si bien las decisiones de voto se basan en emociones, estos temas conforman el telón de fondo racional que estructura las preferencias.
El gran desafío será gestionar las expectativas
Para Gálvez, el próximo gobierno enfrentará un reto crucial: cumplir con las altas expectativas generadas durante la campaña. La ciudadanía espera soluciones inmediatas, y muchos candidatos han prometido cambios rápidos sin tener un respaldo técnico o institucional sólido. El experto advierte que, si estas expectativas no se cumplen, el nuevo gobierno podría enfrentar una rápida pérdida de legitimidad.
No se han construido proyectos políticos, solo agregaciones electorales
Un problema estructural, señala Gálvez, es la ausencia de proyectos políticos con visión de largo plazo. Las alianzas actuales responden más a necesidades electorales coyunturales que a planes programáticos sólidos. La oposición, incluso si logra llegar al poder, podría fracasar en su intento de gobernabilidad si no construye consensos reales. La falta de institucionalidad puede derivar en más fragmentación, más populismo y mayor riesgo de autoritarismo.
La unidad opositora mal planteada puede fortalecer al oficialismo
Finalmente, Gálvez lanza una advertencia contundente: la forma en que se ha gestionado la unidad opositora puede facilitar un regreso del oficialismo. La suma de fuerzas sin un proyecto común, ideológico y programático, genera más riesgos que ventajas. Si la oposición llega al poder sin cohesión interna, sin una visión clara de país y sin capacidad de articulación en la Asamblea Legislativa, se debilitará frente a un MAS aún con capacidad de reorganización.