Medidas para la crisis energética – Álvaro Ríos
La situación energética de Bolivia atraviesa uno de sus momentos más delicados en las últimas décadas.
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La situación energética de Bolivia atraviesa uno de sus momentos más delicados en las últimas décadas. Según el experto Álvaro Ríos, socio director de Gas Energy Latin America, la crisis no se limita a la escasez de combustibles en el mercado interno, sino que responde a un deterioro estructural del sector hidrocarburífero. Explica que la disminución de la producción de gas natural, junto con la falta de nuevas inversiones en exploración, ha reducido drásticamente la capacidad del país para autoabastecerse y generar divisas. Esta combinación ha afectado directamente la economía nacional, generando presiones en los precios, restricciones en la oferta y una creciente incertidumbre sobre el futuro energético del país.
Un escenario condicionado por la falta de divisas
Ríos señala que la crisis energética está estrechamente ligada al problema cambiario que enfrenta Bolivia. La falta de dólares ha limitado las importaciones de combustibles, repuestos y equipos, agravando el desabastecimiento. A esto se suma la pérdida de ingresos por exportaciones de gas a países vecinos, que en el pasado fueron el pilar de las reservas internacionales. Para el especialista, la falta de divisas no solo complica el panorama energético, sino que también repercute en la estabilidad macroeconómica, provocando tensiones en la cadena de suministros, paralización de proyectos estratégicos y un aumento de la dependencia del endeudamiento estatal.
El nuevo gobierno ante un desafío impostergable
De acuerdo con Álvaro Ríos, el nuevo gobierno que asuma el poder enfrentará la necesidad urgente de reestructurar la política energética nacional. Explica que será indispensable atraer inversión privada, tanto nacional como extranjera, para revitalizar los yacimientos existentes y explorar nuevas reservas. La tarea no será sencilla, ya que el país deberá reconstruir la confianza de los inversionistas tras años de incertidumbre y políticas cambiantes. Además, será fundamental redefinir los subsidios a los combustibles, un tema sensible pero ineludible si se quiere garantizar la sostenibilidad fiscal y energética a mediano plazo. Sin una reforma integral, advierte Ríos, el déficit energético podría convertirse en un problema crónico que afecte todos los sectores productivos.
El peso de los subsidios y la necesidad de ajustes
El especialista advierte que los subsidios a los combustibles, aunque han permitido mantener precios accesibles para la población, hoy representan una carga excesiva para el Tesoro General del Estado. Según Álvaro Ríos, el costo anual de estas subvenciones supera los mil millones de dólares, una cifra insostenible para un país que ya enfrenta déficit fiscal y caída en los ingresos externos. Propone revisar el sistema de precios de manera gradual, protegiendo a los sectores más vulnerables, pero avanzando hacia un esquema más racional y transparente que incentive la eficiencia y reduzca el contrabando.
Transición energética y diversificación urgente
El analista sostiene que Bolivia debe comenzar a planificar una transición hacia fuentes alternativas de energía. Álvaro Ríos subraya que el país cuenta con un enorme potencial en energías renovables, como la solar, eólica y biomasa, especialmente en regiones del altiplano y el oriente boliviano. Sin embargo, advierte que no se trata solo de incorporar tecnología, sino de diseñar una estrategia integral que combine generación limpia, eficiencia energética e incentivos al consumo responsable. Para Ríos, la diversificación de la matriz energética es una condición indispensable para reducir la dependencia del gas y asegurar una mayor estabilidad ante los cambios del mercado internacional.
El rol del sector privado y la cooperación internacional
En su análisis, Álvaro Ríos plantea que la participación del sector privado será clave para la recuperación del sistema energético boliviano. Afirma que la inversión estatal, por sí sola, ya no es suficiente para enfrentar los desafíos de producción, refinación y distribución. Por ello, considera necesario abrir espacios de cooperación con empresas internacionales, acceder a financiamiento multilateral y adoptar marcos normativos modernos que garanticen seguridad jurídica. Sin estos elementos, dice el experto, será imposible revertir la caída de la producción ni atraer capitales de largo plazo.
Impacto social y económico del modelo actual
Ríos advierte que la crisis energética no solo afecta al Estado, sino también a la población y al sector productivo. La escasez de combustibles encarece el transporte, limita la actividad industrial y eleva el costo de vida, golpeando especialmente a los sectores más vulnerables. En su diagnóstico, Álvaro Ríos señala que la falta de planificación y de políticas a largo plazo ha llevado al país a una situación crítica que ya no puede sostenerse con medidas temporales. A su juicio, la salida requerirá un consenso nacional que combine responsabilidad fiscal, eficiencia operativa y visión de futuro, con un compromiso político firme para reconstruir la base energética del país.



