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Nuevo enfoque para las RRII de Bolivia – Jaime Aparicio

El diplomático Jaime Aparicio considera que el reciente viaje del presidente electo Rodrigo Paz a Estados Unidos marca una señal clara de cambio en la política internacional de Bolivia.

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Nuevo enfoque para las RRII de Bolivia – Jaime Aparicio

El diplomático Jaime Aparicio considera que el reciente viaje del presidente electo Rodrigo Paz a Estados Unidos marca una señal clara de cambio en la política internacional de Bolivia. Según Aparicio, esta visita fue oportuna y estratégica, pues buscó acercar al país a la administración del presidente Trump y al secretario de Estado Rubio, quienes promueven una agenda hemisférica centrada en la seguridad y la lucha contra el narcotráfico. En este contexto, la apertura del nuevo gobierno boliviano hacia Estados Unidos representa un gesto clave para reactivar las relaciones con las democracias occidentales. Para el diplomático, el encuentro con representantes estadounidenses no solo tiene un valor simbólico, sino también práctico, ya que puede facilitar el acceso a créditos y cooperación económica provenientes del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el BID y otras entidades multilaterales en las que Washington tiene influencia decisiva.

La urgencia económica y el papel de los organismos internacionales
Jaime Aparicio subraya que Bolivia no tiene otra alternativa inmediata que recurrir al financiamiento externo para solucionar su crisis de divisas y el déficit en combustibles. En ese sentido, la interlocución con Estados Unidos es esencial, puesto que el voto y la influencia del Tesoro norteamericano determinan el ritmo de aprobación de créditos internacionales. A su juicio, las gestiones de Rodrigo Paz muestran una lectura acertada del contexto mundial y regional, ya que alinearse con los principios de apertura económica, cooperación antidrogas y respeto al Estado de derecho permitirá destrabar mecanismos financieros que hoy son urgentes. El diplomático enfatiza que la nueva administración debe actuar con coherencia y decisión, ya que la política exterior estadounidense no tolera posiciones ambiguas: se trata de definirse entre ser un aliado o un adversario.

Reformas internas para un cambio estructural
Aparicio advierte que la política exterior no puede sostenerse sin transformaciones profundas dentro del país. La crisis económica y moral heredada de los últimos veinte años exige reformas institucionales, legales y constitucionales. En su opinión, el gobierno entrante debe encarar cambios radicales en materia de justicia, protección a la propiedad privada, arbitraje internacional y seguridad jurídica. Recuerda que en la Constitución redactada durante el gobierno de Evo Morales se eliminó la propiedad privada de la lista de derechos fundamentales, lo que desincentiva la inversión y vulnera principios universales de libertad económica. Además, menciona que la actual ley 004 permite criminalizar a ciudadanos y empresarios sin una tipificación clara de delitos, situación que ha generado persecuciones políticas y ahuyentado el capital extranjero. Para Jaime Aparicio, sin un marco jurídico estable y confiable, ningún inversionista apostará por Bolivia, y sin inversión no habrá diversificación económica ni crecimiento sostenible.

La justicia como condición para la reconstrucción institucional
El diplomático señala que la degradación del sistema judicial es uno de los principales obstáculos para la recuperación nacional. La elección de jueces mediante voto popular y la manipulación política de los procesos penales convirtieron a la justicia en un instrumento de persecución. En este contexto, Aparicio propone que el nuevo gobierno promueva una profunda reforma judicial que restablezca la independencia del poder judicial, el respeto al debido proceso y la profesionalización de los magistrados. Considera que sin justicia no habrá confianza ni estabilidad para las inversiones ni para la convivencia democrática.

Reparación y responsabilidad frente a las violaciones de derechos humanos
Con amplia experiencia en el sistema interamericano de derechos humanos, Jaime Aparicio estima que el nuevo gobierno deberá enfrentar más de sesenta casos internacionales por violaciones cometidas durante los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce. Propone crear una comisión de notables que investigue estos hechos y recomiende soluciones amistosas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las Naciones Unidas. Para el exembajador, reconocer los abusos, reparar a las víctimas y restaurar su reputación moral y jurídica es un paso necesario para reconciliar al país con la justicia internacional. Además, plantea la aplicación de la ley de repetición, que obligaría a los responsables directos de los daños económicos y humanos —incluidos expresidentes, ministros, jueces y fiscales— a resarcir al Estado por sus acciones ilegales.

Hacia una política exterior basada en los intereses nacionales
Aparicio sostiene que Bolivia debe abandonar la diplomacia ideológica del llamado socialismo del siglo XXI y retornar a una política exterior centrada en los intereses nacionales. Explica que durante años el país subordinó sus decisiones a alianzas políticas con regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela, Irán y Rusia, lo que no generó ningún beneficio tangible. En su visión, la prioridad debe ser reconstruir los vínculos con el mundo democrático, fortalecer la relación con el Grupo Andino, evaluar la pertenencia al Mercosur y reanudar el diálogo con Chile sin prejuicios ni complejos históricos. También destaca la importancia de diversificar las relaciones con Asia, Europa y América del Norte, buscando acuerdos comerciales, cooperación tecnológica y atracción de inversiones bajo criterios de transparencia y beneficio mutuo.

El rol estratégico de la diplomacia boliviana en el futuro
Finalmente, Jaime Aparicio concluye que la política exterior debe convertirse en una herramienta esencial para la reconstrucción económica e institucional de Bolivia. Plantea profesionalizar el servicio diplomático, designar a los mejores cuadros en los cargos de representación internacional y fortalecer la Cancillería como un órgano técnico y no partidario. Según el diplomático, el futuro gobierno deberá actuar con realismo, decisión y visión de largo plazo, entendiendo que la reinserción internacional del país no se logrará solo con discursos, sino con coherencia interna, respeto a la ley y una diplomacia activa al servicio del desarrollo y la democracia.


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