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¿Qué podemos esperar del Litio? – Sergio Medinaceli

El proceso de explotación del litio en Bolivia ha estado marcado por numerosos desafíos. Según Sergio Medinaceli, coautor del estudio sobre el impacto del litio en la economía boliviana, el primer gran obstáculo surgió a finales de los años 80, cuando un contrato con la empresa estadounidense Lithium Corporation para la explotación del salar de Uyuni fue cancelado por presiones del Comité Cívico de Potosí.

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El proceso de explotación del litio en Bolivia ha estado marcado por numerosos desafíos. Según Sergio Medinaceli, coautor del estudio sobre el impacto del litio en la economía boliviana, el primer gran obstáculo surgió a finales de los años 80, cuando un contrato con la empresa estadounidense Lithium Corporation para la explotación del salar de Uyuni fue cancelado por presiones del Comité Cívico de Potosí. Esta cancelación resultó en un retraso significativo para Bolivia, mientras que Argentina avanzó en la explotación del litio en el salar del Hombre Muerto, posicionándose hoy como el cuarto exportador mundial, detrás de China, Australia y Chile.

Las promesas incumplidas del gobierno de Evo Morales
En 2009, el expresidente Evo Morales anunció con ambición la “era del litio” para Bolivia, proponiendo que el país gestionara completamente la cadena de producción del mineral, desde su extracción hasta la fabricación de baterías. Sin embargo, este enfoque resultó inviable debido a la falta de tecnología soberana, y los proyectos propuestos no lograron resultados significativos. A pesar de una inversión de mil millones de dólares en infraestructura en el salar de Uyuni, el gobierno de Morales fracasó en establecer una cadena productiva eficiente de litio.

Nuevos enfoques bajo la presidencia de Luis Arce
En la actualidad, el presidente Luis Arce ha propuesto un nuevo enfoque para la explotación del litio basado en la extracción directa, un método aún en desarrollo a nivel mundial. El gobierno ha firmado contratos con empresas chinas y rusas para iniciar proyectos piloto, con la meta de producir entre 1,000 y 3,000 toneladas de carbonato de litio en los próximos tres años. Sin embargo, existen dudas sobre la efectividad de este método y la capacidad de Bolivia para alcanzar una producción de 14,000 toneladas anuales, cifra que está muy por debajo de los principales exportadores.

Comparación con la industria del gas: ¿Realmente el litio podrá generar grandes ingresos?
Medinaceli menciona que, aunque las reservas de litio en Bolivia son vastas, la expectativa de ingresos es mucho menor que la generada por la industria del gas. Mientras que entre 2011 y 2014, Bolivia obtenía entre 4,000 y 6,000 millones de dólares anuales por la exportación de gas, las proyecciones para el litio, en un escenario de 50,000 toneladas anuales y un precio moderado de entre 16,000 y 40,000 dólares por tonelada, oscilan entre 400 y 1,800 millones de dólares. Esto demuestra que, aunque el litio es una oportunidad significativa, no puede considerarse una solución milagrosa para la economía del país.

Inversiones extranjeras y su impacto en los ingresos del país
Otro aspecto crucial en el debate sobre el litio es la estructura de los contratos con las empresas extranjeras. Las inversiones de las empresas rusas, por ejemplo, se han establecido como una inversión de capital propio, lo que significa que estas empresas recuperarán su inversión a través de la explotación del mineral y, además, cobrarán a Bolivia por el uso de patentes tecnológicas. Este modelo deja en incertidumbre el monto exacto que Bolivia podrá recibir por regalías e impuestos, un tema que aún no ha sido definido claramente en el marco legal del país.

El litio, el turismo y la protección del salar de Uyuni
Más allá de los beneficios económicos, Medinaceli subraya la importancia de proteger el salar de Uyuni, que no solo es fuente de litio, sino también uno de los principales atractivos turísticos de Bolivia. La explotación indiscriminada del salar podría afectar su blancura, lo que sería un golpe para el turismo de la región. Medinaceli insiste en que debe haber una política de Estado que equilibre la explotación del litio con la preservación del medio ambiente y el desarrollo turístico, aprovechando ambos recursos de manera racional y sostenible.

¿Hacia dónde se dirige Bolivia? Proyecciones y desafíos futuros
Finalmente, Medinaceli señala que, aunque el gobierno ha hablado de la posibilidad de fabricar baterías de litio en el país, esto es poco probable a corto plazo. La falta de recursos adicionales como el cobalto, necesario para la producción de baterías, hace inviable la producción nacional sin una fuerte colaboración internacional. Además, la guerra en Ucrania y las sanciones internacionales complican las relaciones con Rusia, principal socio de Bolivia en el sector del litio, lo que añade más incertidumbre sobre el futuro de esta industria.

Conclusión: El litio como oportunidad, pero con expectativas realistas
El litio es sin duda una oportunidad para Bolivia, pero debe ser manejado con cautela y una visión a largo plazo. Las expectativas deben ajustarse a la realidad, reconociendo que, si bien el litio puede aportar ingresos, estos serán limitados en comparación con los generados por la industria del gas. La clave, según Medinaceli, está en desarrollar una política de Estado coherente que permita aprovechar al máximo este recurso sin comprometer el desarrollo de otros sectores, como el turismo, y sin generar expectativas económicas que el litio no pueda cumplir en el corto plazo.


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