Rubén Aguilar: “El Informe de Milenio muestra el aporte del sector privado como proveedor de divisas”
Rubén Aguilar habló sobre las principales conclusiones del Informe de Milenio sobre la economía de Bolivia 2022, el análisis de la recuperación económica postpandemia y la evaluación de los principales desafíos para proyectar a Bolivia hacia el crecimiento sostenible.
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Aguilar es economista, con magíster en economía por la Universidad Católica Boliviana y especialidad en gestión macroeconómica y programación financiera por la Escuela Superior de Administración Pública de Brasil. Ha ocupado cargos ejecutivos en la banca privada y en el Banco Central de Bolivia.
“El Informe de Milenio se divide en siete capítulos. Los cinco del medio esbozan lo que está pasando con el sector externo, que llama la atención por las reservas internacionales. Continúa el análisis con el causante de este deterioro en el sector externo, que es el sector fiscal. Luego se revisa el sector monetario y financiero, por el financiamiento al sector público desde el BCB. En el cuarto y quinto capítulo revisamos el sector real, una economía todavía del 90%, con niveles rezagados a los del 2019 y 2018, antes de la pandemia”, señaló.
Aguilar dijo que, al primer cuatrimestre del 2022, “las cifras muestran la importancia del aporte del sector privado como un proveedor neto de divisas al país. En términos de valor le va bien al sector privado y también en términos de volumen. Llama la atención que el sector público, con precios de la energía altos fruto de la coyuntura en Europa, en términos de volumen tiene un retroceso. No se está aprovechando el contexto favorable a nivel internacional”.
“En la revisión de la actividad real vemos una recuperación despareja, no todos los sectores vuelven al nivel de antes de la pandemia. De cerca de 35 sectores, 23 a 25 todavía no vuelven a ese nivel. Hay una recuperación heterogénea. En el rubro alimentos el golpe fue moderado, por la elasticidad y la necesidad de consumo, pero la construcción, los servicios y la hotelería no vuelven todavía a niveles de antes de la pandemia”, detalló.
Sobre las cifras del mercado laboral, el economista indicó que, si bien la tasa de desocupación se ha reducido, los ingresos siguen estando un 10% por debajo de los previos a la pandemia.
Aguilar subrayó la necesidad de obtener divisas para el país, “no sólo para el gobierno, que ha estado bicicleteando la deuda con los bonos soberanos. También las empresas de inversión directa y las entidades de intermediación las necesitan. Hay que conseguir esos recursos para mantener el régimen cambiario”.
“Uno de los principales desafíos es el sector público, que tiene un déficit muy grande, de unos 25.000 millones de bolivianos. En el 2014-2016, cuando se promulgó el Plan de Desarrollo, para el 2020 se pretendía cerrar el hueco y llegar al cero por ciento de déficit. Pero en realidad la brecha se ha ido ampliando. En las fuentes externas como los bonos soberanos no nos ha ido bien y en los organismos multilaterales el crédito no es flexible, está vinculado a proyectos de infraestructura, salud o saneamiento. En el mercado interno el BCB ha hecho una fuerte inyección de liquidez, de préstamos al Tesoro, con asignaciones a empresas públicas. La recaudación mensual de las AFPs, que es cercana a los 900 millones de Bs., antes iba a inversiones de largo plazo en bancos, que daban holgura al sistema financiero para prestar a hogares y empresas. Esa fuente se ha cerrado el año pasado en gran manera. Esos recursos han ido a financiar al TGN, en un fuerte crowding out. Ya es insuficiente la recaudación mensual de las AFPs para financiar al Tesoro”, señaló.
El economista añadió que en la actual coyuntura internacional “el sector privado tiene más holgura para fortalecer las reservas. Hay que promover un diálogo, sentarse a la mesa. Se necesita que el sector gubernamental deje de desplazar al sector privado, dejar recursos en el sistema financiero para que las empresas funcionen, con reglas claras en materia de exportaciones y de biotecnología”.