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Pensemos que de veras queremos encontrar una salida a la situación que vive el país. Digo pensemos porque en este momento existen diversas dificultades que impiden adoptarla, desde ideológicas, técnicas, operacionales e incluso psicológicas.
El primer paso es conocer cuál es la verdadera situación con todas sus aristas. El diagnóstico superficial (o de café) es insuficiente porque está lleno de subjetividades inmersas en dimes y diretes. En el buen sentido, se necesitan especialistas.
En los años noventa, cuando se requería profesionales con este tipo de habilidades, existían diversos centros de formación. Uno de ellos fue el Programa Interamericano de Macroeconomía Aplicada (PIMA) de la Universidad Católica de Chile.
Durante un semestre uno tenía que conocer toda la estructura de una economía (en general la chilena) y proyectar una línea base como un escenario alternativo. Equipos de varios países se entrenaron en esta disciplina y luego aportaron en sus lugares de origen en las instancias pertinentes como bancos centrales y ministerios de Hacienda.
En un entorno de mayor estabilidad macroeconómica en Latinoamérica, el programa se cerró porque “sobraban” los macroeconomistas.
Otro centro de capacitación es la Escuela de Administración Fiscal en Brasil (️Escola de Administração Fazendária o ESAF), que ha tenido convenios con organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional para cursos en Latinoamérica.
Hasta hace unos años la capacitación en los cursos del FMI en Brasilia (ESAF) o en Washington estaba restringida a funcionarios de entidades públicas. Hoy todos los cursos están disponibles en el portal de cursos masivos abiertos en línea (MOOC por sus iniciales en inglés) conocido como EdX.
Quien quiera aprender las habilidades analíticas y prácticas sobre la macroeconomía puede entrar al portal y aprender las bases fundamentales del análisis económico. La gama de cursos es tan amplia que incluye reforma a subsidios, cambio climático, sostenibilidad de deuda, recursos humanos, entre otros. Además, el certificado verificado vale menos de Bs 200.
Es bueno saberlo porque hoy Latinoamérica enfrenta un entorno macroeconómico que es frágil, más vulnerable e incierto. Existen también casos crónicos de inestabilidad como en Argentina y en Venezuela, además de varios países en crisis.
Entonces, tenemos el conocimiento y entrenamiento a un “clic” de distancia, a diferencia de años anteriores cuando el saber sólo correspondía a quienes podían acceder a esas instancias de capacitación.
La paradoja es que ahora escasean macroeconomistas en la región que tengan esa mirada integral de los principales sectores que integran la economía: la producción, las transacciones externas, el sistema monetario y el sector público, además de la consistencia necesaria entre ellos.
Eso sí, se requieren especialistas con las habilidades políticas y operativas que implica sugerir o proponer políticas de estabilización en un contexto diferente, distinto al del siglo pasado. Deben ser conscientes de que los ajustes tienen repercusiones sociales y se requiere proteger a la población vulnerable.
Necesitan estar al tanto de que un ajuste puede implicar una caída de la actividad y más inflación, para lo cual se debe ver cómo reactivar rápidamente la producción y sustentar a quienes salgan perjudicados.
En retrospectiva, uno de los errores de las políticas de ajuste y estabilización pasadas es que no se hizo énfasis en esta parte y el descuido fue la semilla para la reversión posterior.
Afortunadamente, hoy existe una rama que se denomina economía política y que trata de cómo implementar medidas compensando a los perdedores y promoviendo medidas sostenibles.
Los problemas económicos asociados a ajustes recientes, como el “estallido social” en Chile en 2019, son una lección de humildad para los economistas de que sólo el tecnicismo no basta.
Pareciera que necesitamos de vuelta a los macroeconomistas, aunque renovados y con un enfoque social y de sensibilidad política.
