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Mientras estudié dos años de secundaria en Salta, me tocó aprender el himno argentino. Una parte nombra al país vecino como “las provincias unidas del Sur”, algo que contrasta con la realidad actual.
Nuestros vecinos están polarizados y divididos pues, según dicen los politólogos, es la elección más dividida desde 1983. Desafortunadamente, la elección del próximo domingo no solucionará esta situación porque las preferencias están concentradas en dos polos antagónicos.
La discusión ha degenerado y ya no se arguye sobre las propuestas para que Argentina no se hunda aún más en la crisis. El debate del pasado domingo sólo expuso dotes retóricas y uso intenso de chicanas, pero no los planes que tendrían los candidatos que pujan por la presidencia.
No cabe duda de que Argentina está en una crisis aguda. Allá el largo plazo comprende sólo semanas. Incluso, la probabilidad de que la nación del sur entre en hiperinflación es alta, porque la cifra más reciente fue 8,3% (y 143% en 12 meses). El descontrol fiscal, monetario y cambiario es alto; y el país rioplatense está a punto de colapsar por las múltiples regulaciones que existen.
Una importante dificultad es que no se ven perspectivas claras de salida. Uno de los candidatos, Milei, plantea una alternativa efectiva para bajar la inflación como la dolarización, pero que es técnica y operativamente inviable porque no hay suficientes dólares para hacer la transformación. Massa, el otro candidato, además ministro de economía, no ha perfilado cuál será su programa para estabilizar la economía y está más centrado en propuestas desarrollistas del pasado.
Un problema grave es que las dos opciones que lidian por la presidencia no tienen equipos técnicos para implementar programas de ajuste, según se deduce de un mapeo político de la consultora Llorente y Cuenca de inicios de año. El único equipo armado y técnicamente apto apoyaba a la candidata que no pudo llegar al balotaje, Bullrich.
Esa carencia hace que sea altamente probable que parte del equipo del Bullrich integre el equipo económico del ganador. Si gana Milei se comenta que Federico Sturzenegger será clave en la estabilización, mientras que, si gana el ministro Massa, los nombres de Martin Redrado e incluso Carlos Melconian, también son factibles.
Quienquiera que sea elegido, tendrá un margen reducido de tiempo para concebir e implementar el ajuste. La contracción en 2024 es casi inminente principalmente por el desbalance macroeconómico y, en menor medida, por los fenómenos climáticos. Es decir, el presidente entrante no tendrá “la luna de miel” o los “primeros 100 días” que suelen tener otros.
El gran problema no es necesariamente técnico. Argentina experimenta una crisis similar a la de otros países y, en líneas generales, se sabe qué hacer con recetas de libro de texto: bajar el déficit fiscal, unificar el mercado de cambios, limitar la emisión monetaria, etc.
Un programa de ajuste rápido y contundente puede resolver la aceleración de la inflación. Pero el ajuste fiscal implicará menores ingresos para un grupo de la población que obviamente se opondrá tenazmente. Una de las claves será diseñar un conjunto de paliativos que puedan mitigar temporalmente esas pérdidas.
Cuando se estudia política económica, usualmente se dedica un apartado a estudiar la “economía política de las reformas”, que estudia cómo hacer que la oposición al ajuste sea baja y que no existan posibilidades de reversión por presión social. Por eso, debe existir un trabajo coordinado entre operadores políticos y técnicos económicos para que el ajuste pueda ser exitoso y aceptable, además de creíble.
Sea como fuere, el resultado del domingo es relevante para Latinoamérica. La versión completa del himno argentino incluye: “¿No los veis sobre Méjico y Quito arrojarse con saña tenaz? ¿Y cual (sic) lloran bañados en sangre Potosí, Cochabamba y la Paz? ¿No los veis sobre el triste Caracas Luto y llanto y muerte esparcir?”
Esperemos lo menos peor y “al gran pueblo argentino salud”.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo