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Por Andre Pérez1
Una crisis económica crea períodos complejos, es decir, eventos que repercuten de manera significativa y negativa a una economía, por ejemplo: impactos en el mercado laboral, rezagos en el crecimiento económico y el encarecimiento de los diversos productos y/o servicios. Estos efectos han provocado que se despierte un interés en los economistas por comprender el origen y comportamiento de las crisis económicas, con el fin de proponer soluciones que permitan apaciguar y mejorar dicha situación.
Frente a los incalculables retrocesos que provocan las crisis económicas a la estabilidad del crecimiento, los economistas de las diferentes escuelas desarrollaron fundamentos teóricos, ofreciendo una perspectiva diferente sobre las posibles causas y efectos que pueda presentar este fenómeno en la economía.
Estos postulados se encuentran en el artículo Crisis Económicas: Causas y Consecuencias, escrito por el Dr. Juan Carlos Cachanosky (1953 – 2015). La finalidad del mismo fue la elaboración de una crítica sistemática a los argumentos que presentan las diferentes escuelas sobre los orígenes de las crisis económicas, colocando en evidencia los errores conceptuales de interpretación y confusión en las causas y efectos; concluyendo con la explicación de la Escuela Austriaca, distinguiéndola de las demás teorías por su más fecundo análisis.
Al principio, Cachanosky se centra en la explicación marxista, la cual sostiene que las crisis económicas son causadas por los desequilibrios entre la oferta y la demanda. Los mercados producían más de lo que se consumía, logrando que se acumulen los inventarios y se reduzca el precio de los bienes, provocando la salida de la competencia y dejando que los medios de producción se concentren cada vez en menos capitalistas. Sin embargo, esta teoría de sobreproducción fue desmentida por el economista francés Jean-Baptiste Say y su ley denominada “ley de los mercados”, más conocida como “ley de Say”. Aunque esta contribución haya surgido con una finalidad distinta, la ley de Say logra refutar la interpretación de los marxistas, explicando que es prácticamente imposible que “todos” los precios de bienes caigan sin que este implique un aumento en el precio de otros bienes, demostrando la inconsistencia de los postulados económicos marxistas.
Seguidamente, el autor procede a refutar los argumentos de John M. Keynes. Este autor afirma que la fluctuación en la eficiencia marginal del capital (rentabilidad del capital) es la principal responsable del comportamiento de los ciclos económicos, puesto que si esta disminuye, se desalientan las inversiones, y como consecuencia, la demanda global tiende a la baja. Keynes no duda en señalar que la solución se encuentra en la prestación de políticas económicas por parte del gobierno, de esta forma, se lograría desencadenar un aumento en la demanda global. Desde el punto de vista de Cachanosky, Keynes confunde el concepto de demanda agregada con rentabilidad esperada porque las empresas no aumentan su producción en función de la “demanda” sino que lo realizan en función de la rentabilidad esperada.
Keynes también malinterpreta el concepto de la tasa de interés real formulada por el economista estadounidense Irving Fisher, quien sostiene que si las personas esperan un incremento en las expectativas de inflación, la tasa de interés real aumentará, consiguiendo una compensación del poder adquisitivo frente al aumento de los precios. Ante este razonamiento, Keynes manifiesta que la pérdida del poder adquisitivo no puede afectar a la tasa nominal de interés, sino, al contrario, que la inflación puede incrementar la rentabilidad de las inversiones, logrando que se estimule la producción. Según Cachanosky, Keynes pretende refutar a Irving Fisher sin haberlo leído, o por lo menos, sin haberlo leído con atención.
Posteriormente, Cachanosky se centra en objetar la explicación que ofrece Milton Friedman. El padre de la escuela monetarista manifiesta que las crisis se originan ante una escasez en la oferta monetaria que no logra satisfacer la demanda actual de dinero. Friedman avala el papel de los bancos centrales a la hora de proporcionar liquidez a los mercados y mantener la oferta monetaria en equilibrio. Sin embargo, Cachanosky considera que la insuficiencia monetaria es una consecuencia de las crisis económicas, dando a entender la diferencia entre la contracción monetaria y la falta de liquidez en las empresas debido a la ejecución de las inversiones, logrando el traslado de los recursos en dirección a las instituciones financieras.
En último lugar, nuestro autor pone el foco sobre la hipótesis principal de la escuela austriaca de economía; para ello, se basa en las premisas de Ludwig von Mises, Friedrich A. von Hayek y Hans F. Sennholz. Estos economistas consideran que la causa de las crisis económicas es la inadecuada asignación de los recursos productivos, dando como resultado malas inversiones. Asimismo, muestran cómo las políticas fiscales, monetarias y crediticias distorsionan las señales del mercado, provocando que los recursos se asignen de manera ineficiente. Finalmente, los economistas de la escuela austriaca concluyen que la disminución de la demanda agregada y la oferta monetaria son una consecuencia de las pésimas inversiones y no el origen de las crisis económicas.
Sin duda alguna, el artículo de Juan Carlos Cachanosky expone de manera brillante los problemas que las escuelas socialista, keynesiana y monetarista enfrentan a la hora de: a) evaluar la verdadera causa de las crisis y; b) su propuesta para solucionarlo mediante las políticas de estímulo económico. Además, defiende su posición de apaciguar las crisis económicas a través de la libre interacción del mercado. Esto es, permitiendo que los consumidores y productores asignen los recursos en las inversiones que proporcionen mayores niveles de productividad y rentabilidad, en contraposición a las políticas económicas que terminan extendiendo y agravando el daño causado de las malas inversiones.
1es actualmente Pasante en la Fundación Internacional Bases.
*Este artículo fue publicado originalmente en panampost.com el 25 de agosto de 2022