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Meditaciones petroleras pertubadoras

José Kreidler Guillaux

Ingeniero Petroquímico

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Al ver y escuchar las noticias de la actual producción de petróleo líquido y condensado, al igual que la de gas natural, nuestra estrella hidrocarburífera, que están declinando inexorablemente y que el consumo de derivados líquidos continúa subiendo, también inexorablemente, me provoca meditar profundamente sobre el futuro de corto y mediano plazo en ese rubro para nuestro país. Y no quiero pensar en el largo plazo, ya que no alcanza para tanto la imaginación.

En un unos años más, probablemente 2, seremos considerados un importador neto de hidrocarburos lo cual significa que la balanza comercial específica entre lo que exportamos y lo que importamos será negativa y, por lo tanto, las divisas que requerimos deberán ser suministradas por otros rubros de nuestra canasta exportadora.

A esto se suma el hecho de que las redes de flujo de hidrocarburos de nuestro país están diseñados para la exportación y no así para la importación. En algún momento se tendrán que hacer las modificaciones o adaptaciones necesarias, significando esto, tiempo y dinero. Esto me induce a más meditaciones.

También he leído declaraciones del Ministro de Hidrocarburos y Energías de que se estaría preparando una nueva ley de hidrocarburos que reemplace a la Ley 3058. No me queda claro los aspectos principales que se persiguen o que se pretenden con la nueva ley, pero me imagino que estaría orientada a atraer inversiones extranjeras destinadas principalmente a la exploración (hallazgo de hidrocarburos). Pero, ¿cómo atraer estas inversiones de compañías petroleras de países tradicionalmente “capitalistas”? Nuestra política internacional no es proclive a simpatizar con esos países. Las inversiones podrían provenir de otros países que procuran incursionar en nuevas áreas geográficas, por ejemplo, China o Rusia;, pero dada la actual coyuntura, en esos países sus preocupaciones estarán focalizadas en una dirección más geopolítica y menos a incrementar la disponibilidad de reservas de hidrocarburos que, lamentablemente para nosotros, no son de relevancia mundial.

Y para hablar de una nueva y renovada ley de hidrocarburos hay que construir consensos, socializarla, explicar que se quiere y pretende, ya que es una ley solo para bolivianos, sino que la leerán, analizarán y desmenuzarán grandes bufetes de abogados de empresas multinacionales. Las inversiones en exploración, perforación y desarrollo son cuantiosas, riesgosas, técnica y políticamente y de largo plazo. Si fracasan, asunto terminado y alguien explicará técnicamente en los directorios transnacionales lo que sucedió con esos proyectos, y si tienen éxito, es probable que pasen muchas gestiones hasta que se recupere todo el capital invertido y la respectiva utilidad sobre el capital. Por lo tanto, es nomás menester leer bien la ley antes de decidir invertir.

Y en este punto, se me viene a la mente la figura del dios Jano en la mitología romana, es el dios de los 2 rostros, el de las puertas, los comienzos y los finales, el del pasado y el futuro. A estas alturas de nuestra historia, podemos utilizar la primera cara de Jano para analizar lo que ha sucedido con la Ley de Hidrocarburos No. 3058, El Decreto de Nacionalización No. 2871 y la adecuación de los contratos con las empresas petroleras no siempre plasmando los mismos con la letra muerta de las ya citadas disposiciones legales. Y los resultados están a la vista: las reservas de gas están en un punto extremadamente bajos y, de no descubrirse nuevas reservas en un futuro cercano, éstas de acabarán en un máximo de 8 años, sin pasar por alto las reservas de líquidos que declinan a un ritmo preocupante y es insuficiente para suplir medianamente los requerimientos de las refinerías que se ven obligadas a trabajar a una capacidad reducida. La actual estructura de YPFB Corporación no es la óptima en vista de los resultados obtenidos; tiene duplicidad de trabajos operativos, como ser en exploración, producción y transporte. En resumen: las citadas normas legales no han incentivado las inversiones en exploración de empresas transnacionales, ni las del propio YPFB. No se han logrado reponer las reservas y ni cumplir con el mandato constitucional de abastecer prioritariamente el consumo interno.

Más motivos de preocupación es la probable necesidad de modificación de la Constitución Política del 2009, especialmente en lo referido al régimen de contratos de prestación de servicios y arbitrajes y al monopolio de comercialización de hidrocarburos de parte de YPFB, ya que, de no ser posible por motivos políticos esta posibilidad, hay que analizar la modificación de la Ley de Hidrocarburos 3058, refundar YPFB y dotarla de todos los medios para que cumpla exitosamente su propósito para lo cual fue creada, evitando la duplicidad de actividades y dotándola de un Directorio profesional y de consenso.

El tiempo que pasa inexorablemente nos dirá lo que el dios Jano está atisbando para nuestro futuro, pero debemos focalizarnos en soluciones sencillas y rápidas, sin pensar en inversiones multimillonarias fuera de nuestra frontera para no malgastar el poco dinero que tenemos y nuestra falta de experiencia en ese tipo de actividad.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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José Kreidler Guillaux

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