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Cuando escuchamos blockchain, inmediatamente lo asociamos con Bitcoin o el dinero digital (Criptomonedas) y es que blockchain nació junto con el Bitcoin como la tecnología detrás, que garantiza la confiabilidad del sistema de transacciones con esta moneda digital.
Pero rápidamente se fueron ampliando sus usos a otras áreas, hasta llegar a campos minados como es el voto electrónico/digital a través del blockchain.
Si se dan cuenta, el principal problema al cual nos estamos enfrentando en el mundo es la falta de confianza en las instituciones en general y los tomadores de decisiones en particular; ya sean públicos o privados.
Entonces ¿Porque se vuelca la mirada a una tecnología como blockchain para un evento tan sensible como es el voto? ¿Cuál es la mayor fortaleza de la tecnología blockchain?
Justamente la confianza en que el registro de la “transacción” es inmutable, rastreable y transparente. El blockchain registra todas las “transacciones” de manera público y no se puede borrar, modificar ni falsificar.
El blockchain emplea mecanismos criptográficos de seguridad para acceder, firmar y cifrar las transacciones, los bloques y la cadena de bloques. Las claves privadas pueden estar vinculadas a la identidad de los usuarios o a seudónimos; por ejemplo, las carteras digitales con las que la plataforma ofrece el anonimato de las operaciones.
¿Como puede estas características ayudar en un proceso electoral? Primero hagamos un recuento de la evolución de las elecciones. Al principio la cantidad de votantes era pequeña y por lo tanto podía realizarse a mano alzada. A medida que crecieron las poblaciones y se ampliaron los derechos, se paso a imprimir papeletas y se incorporo el anonimato en el voto, realizando el recuento de los votos lo más rápido y transparente posible. Aquí es donde entra la tecnología para garantizar que estas dos premisas se cumplan.
Entonces, ¿podemos sustituir la metodología y tecnología actual por el blockchain? Sí, por supuesto que sí. Pero ¿cuáles serían las condiciones mínimas?
Lo primero es que todo el proceso, desde la identidad digital hasta el conteo de votos este registrado. Estonia fue el primer país en tener elecciones municipales el 2005 a través de internet, permitiendo votar en recintos digitales o a distancia. Esto lo pudo realizar gracias a que casi la totalidad de los habitantes de Estonia cuentan con la identificación digital. Si bien para ese entonces no existía el blockchain, los funcionarios electorales de Estonia han sostenido que utilizan una tecnología similar al blockchain.
Posiblemente uno de los aspectos más importantes; en especial para los bolivianos que estamos saliendo de una experiencia tortuosa, es que el registro de todas ´transacciones´ es descentralizada por lo que la información no se concentra en un único espacio o un solo servidor; por lo que la posibilidad de ataques cibernéticos que alteren el resultado sería casi imposible de ejecutar y que la “cadena de custodia” no se puede romper.
Para garantizar que millones de personas puedan votar en un mismo día sobre una plataforma basada en blockchain se necesitaría garantizar la existencia de una gran cantidad de nodos, que realicen el trabajo de validación (proof of work) de cada bloque, lo cual puede aumentar el costo.
Se necesitarán recursos para la programación de la cadena en la etapa inicial y el minado de transacciones una vez esté en funcionamiento. De acuerdo a los datos de mempool.space el costo del minado por transacción hoy sería $us0,49 (es variable por hora y por día) por lo que si consideramos 7 millones de electores habilitados, costaría aproximadamente $us3.5 millones de dólares; cerca a Bs 25 millones.
Ya se han realizado votaciones con blockchain en países como Suiza, Japón, Tailandia, Estados Unidos y Corea del Sur, como también elecciones estudiantiles en Bogota.
Lo increíble es que también ya se han realizado elecciones en Bolivia utilizando blockchain. La Cámara Nacional de Industria realizo la elección de su Directiva el 2020 con el acompañamiento del órgano electoral plurinacional. Cuatro valores fueron sus premisas: voto único, seguro, anónimo y auditable.
Lorenzo Catalá; Gerente de Estrategias y Finanzas de la Cámara Nacional de Comercio, no dijo que el desafió tecnológico no fue el más complejo, sino el andamiaje legal necesario que les permita moverse con seguridad paso a paso, desde sus Estatutos hasta el Reglamento Electoral.
Otro desafío fue el cultural; de hecho, desde este espacio venimos insistiendo que la Transformación Digital es una transformación cultural con base en la tecnología. Por eso fue fundamental educar a la gente en todo este nuevo proceso y guiarlos para que se empapen con el funcionamiento de esta nueva tecnología.
¿Eso significa que estamos listos para implementar el blockchain en las futuras elecciones en Bolivia?
El país está altamente polarizado, y los unos desconfiamos de los otros, y viceversa. Para resolver estas desconfianzas, es necesario establecer los protocolos de consenso que permiten tener un registro distribuido en la que las distintas partes, sin necesidad de confiar unas en otras, y puedan estar seguras de que la información que comparten y aceptan es veraz.
Solo faltaría la voluntad política para cambiar el andamiaje legal que permita la realización de elecciones con blockchain.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo