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En junio de la presente gestión se llevará a cabo los comicios universitarios de una de las universidades públicas más grandes del país, la cual según los datos indagados, alberga a más del 40% de jóvenes en provincias y que vienen de otras ciudades, llegando a más de 100 K de estudiantes y hasta la fecha graduando a 2.933 profesionales solo en la gestión 2025.
A pocos días del cierre de la campaña electoral, pertenecientes y no pertenecientes a esta casa de estudios son testigos de algunas situaciones que preocupan como ciudadanía, sobretodo a quienes están alineados con la idea de que una casa de estudios superiores debe ser para estudiar y no así para obstacular el estudio.
Pareciera que el binomio que nunca se baja de las urnas es la joda y despilfarro. Por un lado, está esa mala praxis de hacer campañas a través de fiestas o música con alto volumen, donde lo más penoso es hacerlo en inmediaciones cercanas a la misma universidad, obstaculizando la normalidad de las clases, no solo de esa universidad sino de las cercanas a ella. Por otro lado el despilfarro, el cual se entiende que puede no haber presupuesto ni voluntad para hacer pintar las instalaciones, fachadas, etc. pero sí tener una gran movida de los mismos jóvenes para empapelar las paredes, postes, llenarlos de plásticos y banderas, dejando un ruido visual que no solo afecta a los estudiantes que van a “estudiar” a las aulas, sino a todo ciudadano que transita por allí o es vecino.
Se entiende en que las campañas electorales “todo vale” para ganar votos, pero cada vez que estoy cerca de la universidad pública me pregunto: ¿Por qué no hacer campaña con buenas acciones y ser ejemplo para los comicios presidenciales del país? ¿Acaso no es la Universidad un ente de importancia y forjador del futuro del país? Y no. La respuesta que veo es que el mal ejemplo se contagia generándose un enorme pisoteo al bienestar ciudadano y normas de convivencia: ferias en la universidad que se disfrazan de apoyar a los estudiantes emprendedores donde solo se ve a gente mayor vendiendo productos e invadiendo aceras, propiedad privada y al libre tránsito de los mismos estudiantes que ¡llegan a estudiar!, es decir, un reflejo de las ferias ilegales asentadas en muchos lugares de la ciudad; por otro lado, se normaliza regalar puntos o eximirse de examenes si hacés campaña, donde se supone que en la universidad debés forjar conocimientos sólidos en tu carrera, y no a fomentar la ignorancia teórica, es decir, un reflejo de la corrupción en algunos funcionarios públicos donde “te hago esto a cambio de plata” o “pagame esto y te doy un trabajo” dejando al buen profesional fuera de una oportunidad laboral honesta y merecida. Podría seguir citando más ejemplos, sin embargo, la lista es larga y el diario vivir de muchos estudiantes.
Ojalá, en algún momento el binomio perpetuo en los comisios universitarios sea el respeto a las normas y el amor a la educación:
- Donde exista el silencio oportuno para pensar, estudiar y crear mejores caminos para cualquier obstáculo dentro y fuera del aula.
- Donde la fiesta sea para celebrar a grandes talentos que traspasaron fronteras representando al país en olimpiadas, torneos o congregaciones de Google, Microsoft, entre otros, a escala mundial.
- Donde la infraestructura sea la adecuada para estudiar, no solo con Wifi abierto, sino con cámaras de vigilancia para resguardar la seguridad, ambientes confortables y en buen estado que permitan crear y hacer proyectos.
- Donde la limpieza no solo implique tener basureros accesibles, sino de tener inspiración visual desde tu primer pisada a la universidad, ya que se habla tanto de reciclar o el amor hacia los animales, pero se descuidan a las plantas y animalitos de la zona.
- Y por último, donde la ley de atraer votos sea competitiva a nivel académico, con hechos, con prácticas, con soluciones y con beneficios reales para los estudiantes, dejando atrás promesas, frases o discursos vacíos que solo la politiquería usaría como presentación.
Suena a utopía, pero al conocer talentos IT que la están rompiendo a nivel internacional me confirma que si tuviéramos ello, en nuestra formación profesional, sería un enorme plus al éxito y progreso del país. No obstante, felicito a todos quienes aún sin ese plus y apoyo institucional, logramos vencer los obstáculos de estudiar en una universidad pública manteniéndonos firmes a nuestros valores enseñados en casa y a la confianza en nuestro talento, por sobre todas las cosas.