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Bolivia llegará a la conmemoración del Bicentenario de la fundación de la Republica sumida en una profunda crisis institucional, económica y social. La conmemoración no tendrá en estas circunstancias ningún realce, victima del desprecio que los actuales gobernantes sienten hacía todo lo republicano, sinónimo del poder limitado y sujeción al Estado de Derecho. Sin embargo, esta crisis que la nación experimenta debe convertirse en una oportunidad para aprovechar la desilusión ciudadana con este nuevo experimento estatista y populista para ir más allá del cambio de un modelo económico hacía la verdadera construcción de un estado moderno e institucionalizado orientado al servicio al ciudadano y basado en el respeto de las libertades y derechos fundamentales de las personas.
Generalmente las naciones aprovechan este tipo de aniversarios para promover el debate publico con miras a la discusión de los grandes problemas nacionales, el análisis de el estado del desarrollo del país y los principales desafíos que se deben afrontar para proyectar la construcción de un mejor futuro con mayor prosperidad y bienestar para su población. Nada de esto ha sucedido con la excepción de algunas entidades que por iniciativa privada han procurado desarrollar estudios y propuestas valiosas para el desarrolla nacional.
Entre estos, recientemente la Fundación Milenio ha presentado una propuesta muy interesante y valiosa para que sea aprovechada por la próxima gestión de gobierno, el “Plan Bicentenario para vencer la crisis y construir el futuro”, en cuya elaboración han participado conocidos economistas y profesionales con experiencia en la gestión pública, tanto en Bolivia como en otros países.
En el mismo se plantean algunos ejes prioritarios para afrontar y superar la crisis, iniciando con un Programa de Estabilización Económica, que debe ser complementado con un Programa de Transformación Productiva, Oportunidades y Potencialidades, un Programa de Desarrollo Humano, un Programa de Desarrollo Sostenible y un componente fundamental orientado a la Gobernabilidad Democrática.
No pretendo entrar en el detalle de la propuesta puesto que lo valioso sería que este y otros documentos similares sean leídos por los lideres de opinión, debatidos en las universidades y aprovechados por los equipos técnicos de quienes aspiran a gobernar Bolivia en el próximo periodo constitucional. Para ello esta investigación es accesible gratuitamente al publico desde la pagina web de la Fundación Milenio.
Sin embargo, quisiera destacar dos ideas que me parecen centrales, el impulsar una Revolución Exportadora y el de consolidar la Gobernabilidad Democrática. El primero, es fundamental para encontrar un camino hacía la superación de la actual crisis económica y la búsqueda de la sostenibilidad en el crecimiento y el desarrollo a largo plazo de la economía nacional. Después de ochenta años de hegemonía del discurso estatista y rentista no será una tarea fácil, pues los bolivianos hemos sido educados en la idea que somos pobres sentados sobre una gran riqueza natural, que además nos expolian los extranjeros, en lugar de inculcarnos que somos gente trabajadora y capaz con un gran país para que desarrollemos nuestra iniciativa y emprendimientos y así nos proyectemos e integremos competitivamente a la economía internacional, abandonando la engañosa y falsa idea de que con el mercado interno podemos superar la pobreza y progresar.
La otra idea fundamental es la de que se debe reconstruir la institucionalidad democrática para garantizar la gobernabilidad. Quizás una de las principales lecciones del proceso de aprobación y aplicación del D.S. 21060 que permitió estabilizar la economía y superar la hiperinflación en el año 1985 es que no solo se necesita un equipo de técnicos y especialista en economía que, sí son imprescindibles, sino que también es fundamental el liderazgo político para construir los acuerdos necesarios que permitan consolidar una mayoría ciudadana y parlamentaria que sostenga las reformas que se deben encarar. En este punto generalmente se destaca el rol que tuvo en su último mandato el expresidente Paz Estenssoro, aunque en mi opinión también se debe resaltar al aporte del expresidente Hugo Banzer que apoyó la implementación de las medidas garantizando su sostenibilidad en el tiempo frente a quienes pretendían desestabilizar la gestión que procuraba ordenar la economía boliviana.
Los desafíos para la próxima gestión son gigantescos y se necesitará mucha visión y capacidad de los gobernantes para comunicar adecuadamente a los ciudadanos los cambios que se deben realizar y así mantener el apoyo mayoritario de la gente para que esta crisis se convierta en una oportunidad de desarrollo a largo plazo.