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Bolivia, nuevo ciclo: entre la crisis y el cambio de rumbo

Silvia Mercado A.

Dr. en Historia del Pensamiento

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Después de ocho semanas de la primera vuelta de las elecciones nacionales, este domingo 19 de octubre Bolivia llevó a cabo un histórico balotaje. Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), obtuvo el 54,57 % de los votos, frente al 45,43 % alcanzado por Jorge “Tuto” Quiroga, de la alianza Libertad y Democracia (Libre), según los datos del SIREPRE (Sistema de Resultados Preliminares), que es la plataforma web oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

De acuerdo con el órgano electoral, la tendencia es irreversible y, de ser así, Rodrigo Paz asumirá la Presidencia el próximo 8 de noviembre, poniendo fin a dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS). Sin embargo, antes de abordar las implicaciones económicas y políticas de lo que podría ser este nuevo ciclo, vale la pena revisar el mapa electoral que dejó esta segunda vuelta.

Según los resultados provisionales, Rodrigo Paz Pereira ganó en seis departamentos: La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba, Chuquisaca y Pando, mientras que Jorge “Tuto” Quiroga sacó ventaja en Santa Cruz y Beni; en Tarija, por el momento, se mantiene un empate técnico. Esta distribución territorial del voto plantea dos elementos relevantes. En primer lugar, una división geográfica persistente, ya observada en comicios anteriores, que refleja dos visiones distintas de país: una, la del occidente, con mayor presencia del Estado; y otra, la del oriente, más orientada al mercado y con mayor dinamismo empresarial. En segundo lugar, los resultados ratifican que Paz Pereira logró atraer a una parte significativa del electorado que anteriormente respaldó al MAS, especialmente en el altiplano, un patrón que ya se había evidenciado en la primera vuelta.

Otro elemento adicional para analizar fueron las proyecciones de voto, en la primera vuelta del 17 de agosto, Rodrigo Paz Pereira obtuvo el 32,1 % de los votos, pese a haber figurado en quinto lugar en la mayoría de encuestas, mientras que Jorge Quiroga alcanzó el 26,7 %. En la segunda vuelta, las mediciones volvieron a errar: los sondeos anticipaban ventaja para Quiroga, pero un voto oculto favorable a Paz terminó inclinando el resultado.

Desafíos inmediatos

Rodrigo Paz comenzará su gestión en uno de los momentos económicos más críticos de las últimas décadas, lo que anticipa una gobernabilidad compleja y llena de desafíos. Según el Banco Mundial, Bolivia ya atraviesa un proceso de estanflación, con crecimiento negativo (–0,5 %) e inflación cercana al 20 %, un fenómeno que combina estancamiento con pérdida del poder adquisitivo. Las estimaciones locales elevan la inflación al 25 %, en un contexto de escasez de divisas, reservas internacionales en mínimos históricos y déficit fiscal persistente.

A esta fragilidad económica se suma un escenario político también difícil: el Partido Demócrata Cristiano (PDC) no cuenta con mayoría en el Legislativo, lo que obligará a Paz a construir consensos en un Congreso fragmentado. En el corto plazo, deberá aplicar medidas de emergencia —un verdadero “maletín de primeros auxilios” económico— para contener la crisis y estabilizar variables básicas. En una segunda etapa, tendrá que impulsar reformas estructurales orientadas a la reactivación productiva y la sostenibilidad fiscal, con el objetivo de avanzar hacia el “capitalismo para todos” que propuso durante su campaña.

Perspectivas del nuevo ciclo y proyección internacional

En paralelo a la crisis económica interna, el nuevo gobierno deberá también definir con claridad el rumbo internacional de Bolivia, hasta hoy alineada con los regímenes de Venezuela y Cuba. Una pregunta también abierta es si Rodrigo Paz optará por mantener esa orientación política de agenda populista o si, por el contrario, buscará reposicionar a Bolivia dentro del eje democrático y reformista de la región, acercándose a países como Argentina y Uruguay que destacan por estabilidad macroeconómica, la inserción comercial y la cooperación institucional.

Sobre este mismo tema, será clave observar si Bolivia decide atender el mensaje de Washington, considerando que el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, felicitó a Rodrigo Paz por su victoria y destacó que, tras “dos décadas de mala gestión”, la elección del nuevo mandatario representa “una oportunidad transformadora para ambas naciones”. En ese marco, la definición de la política exterior boliviana debería ser una de las primeras señales del nuevo gobierno, tanto hacia dentro como hacia fuera.

Queda abierta la expectativa de si Bolivia buscará reinsertarse en el concierto internacional, dejando atrás el aislamiento diplomático del pasado, y si el presidente Paz Pereira asumirá efectivamente un giro hacia la apertura, el diálogo y la cooperación con las democracias de la región.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo

 


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Silvia Mercado A.

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