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Nuestra Bolivia (43.4. puntos/100) acaba de lograr el tercer lugar en la región -contando desde abajo- en el Índice de Libertad Económica 2023, superando en la desgracia como no podía ser de otra manera, sólo a las dictaduras de Venezuela (25.8) y Cuba (24.3) y Corea del Norte (2.9), el peor de todos. Formamos parte entonces del vergonzoso grupo de naciones reprimidas, en sentido exactamente contrario a las naciones libres, que obviamente ocupan el podio (contando desde adelante). Logramos el puesto 22 entre 32 países de la región y el 167 entre 184 a nivel global, por lo que nuestro puntaje general está por debajo de los promedios regionales y mundiales.
A nivel global el 1er lugar ocupa Singapur (83.9), seguida de Suiza (83.8) a la que ya debíamos estar terminar de parecernos e Irlanda (82.00). En nuestra región, el mejor lugar lo ocupa Chile (71.1); Uruguay (70.2) y Barbados (69.8). Nuestro vecino Perú, está cerca de ellos, con 66.5.
Este prestigioso índice realizado anualmente por la Fundación Heritage https://www.heritage.org/index/ midió esta gestión un total de 184 países del orbe con base a estos parámetros que explican nuestra deplorable ubicación (100, es el puntaje máximo): En el rubro del IMPERIO DE LA LEY, obtuvimos en Derechos de propiedad 21.1; en Efectividad Judicial 28.4 y en Integridad del Gobierno 27.7. En TAMAÑO DEL GOBIERNO: Carga fiscal 87.1; Gastos gubernamentales 60.8 y Salud Fiscal 7.0. En EFICIENCIA REGULATORIA: Libertad comercial 55.1; Libertad Laboral 44,9 y Libertad Monetaria 74.0. Finalmente, en MERCADOS ABIERTOS: Libertad comercial 60.0; Libertad de inversión15.0 y Libertad financiera 40,0.
Con esos resultados, el Informe concluye sobre el caso concreto de Bolivia, que: “Los cimientos de la libertad económica en Bolivia siguen gravemente obstaculizados por problemas estructurales e institucionales. El sistema judicial es vulnerable a la interferencia política, prevalece la corrupción y el estado de derecho es débil. La creciente presencia del estado en la actividad económica ha alejado aún más a la economía de la apertura del libre mercado. (…) A pesar de una de las reservas de litio más ricas del mundo y de las altas exportaciones de gas natural, Bolivia sigue caracterizándose por una pobreza profundamente arraigada, actividades ilegales de drogas y tendencias autoritarias populistas…”. (Sic).
Aunque lo transcrito líneas arriba seguramente bastará al amable lector para darse cuenta de la magnitud del desastre en que nos encontramos y nuestro aun más preocupante futuro que no solamente gravita en lo estrictamente económico, sino en la situación del estado sujeto al imperio del Derecho y, por supuesto, el respeto de nuestros derechos y garantías; revela sin duda alguna una inocultable estrecha relación con nuestra pertenencia al club de las dictaduras americanas (Cuba, Nicaragua y Venezuela) y/o a quienes impúdicamente brindamos nuestro apoyo en el escenario universal, tales como Rusia (puesto 125), Irán (169) o China (154).
Pues bien, ese deshonroso puesto implica y explica -sin ánimo de exhaustividad- cómo nuestro país se ha convertido populismo de por medio y con falsos discursos antimperialistas (para con unos y de burdos sirvientes para con otros), en un país ahuyenta o espanta capitales. Fundamentalmente en ese rubro, por la inseguridad jurídica que campea en el sistema de administración de justicia, que en vez de asegurar los derechos y garantías de todas las personas (sin importar si son oficialistas, de la oposición o de donde les venga en gana; kharas, tharas o lo que sean y/o cualquier otra situación posible), los tritura sistemáticamente; salvo para los cercanos al poder político partidario, siempre que no hayan caído en desgracia convirtiéndose en fusibles (están pues, para quemarse), inmolándose para encubrir y salvar a sus jefazos de turno.
Dolorosamente, ese nuestro tremendo estado de arte que es inocultable en el mundo globalizado precisamente por este tipo de índices u otros como el del World Justicie Proyect; nos exhibe en el mundo como una suerte de jungla, en la que manda y abusa el más poderoso, años luz del estado sujeto al imperio del Derecho. Por ello, entre otros, no producimos riqueza, impuestos para el estado y empleos para el ciudadano, perpetuando la pobreza y marginalidad: ¿Seguiremos baleándonos a los pies, siendo adictos al populacherismo? Es que: “EL POPULISMO AMA TANTO A LOS POBRES, QUE LOS MULTIPLICA”. Gloria ALVAREZ