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La posesión de Gabriel Boric como presidente de la República de Chile se constituyó en un acto que visibilizó a sus nuevos aliados. A la posesión asistieron diversas autoridades e invitados especiales, entre los que se encontraba el ex vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, quien en su momento se autodenominó el último jacobino del proceso revolucionario en Bolivia.
Para el novel presidente chileno, que desplazó del poder a la centro – izquierda y centro – derecha tradicional de su país, García Linera es uno de sus referentes ideológicos más cercanos a pesar de la diferencia de edades. Alusión que García Linera interpretó como un “reconocimiento a la fuerza creativa del proceso revolucionario, popular e indígena de Bolivia”.
Esta cercanía no parece ser casual y tan protocolar como se pretendió mostrar, pues el camino de ascenso al poder de Boric se asemeja a la trayectoria impulsada por el “proceso de cambio” boliviano. El camino recorrido por Linera junto a Evo Morales pasó por una estrategia agresiva de toma del poder, un proceso de reingeniería institucional y un conjunto de ideas fuerza que le permitieran gran capacidad de movilización social.
En ambos países el quiebre de las élites políticas tradicionales fue precipitado por revoluciones moleculares de alta intensidad. La movilización de masas, la generación de caos y la articulación de diferentes movimientos antisistema fueron armas en la lucha de toma del poder, cuyo detonante mayor fue la fabricación de un sentimiento de “indignación” generalizada que desmoronó violentamente las bases de legitimación del orden neoliberal.
Una vez que dicha estrategia derrumbara la moral del antiguo orden se pasó en Bolivia a capitalizar esa acumulación popular mediante la institucionalización de las nuevas relaciones de fuerzas. El mecanismo para consumar este quiebre y reingeniería institucional pasó por la realización de una Asamblea Constituyente que estableció las nuevas reglas de juego a favor de los victoriosos.
El momento actual de Boric, después de su elección como presidente, pasa por la realización de la Convención Constitucional, que es el órgano constituyente de Chile para redactar una nueva Constitución. Este mecanismo que fue pactado entre los actores políticos para encontrar una salida institucional a la crisis desatada desde 2019, se convierte en la herramienta mágica que le puede permitir al flamante mandatario impulsar la reorganización del Estado y canalizar las demandas de inclusión social y cultural.
Empero, como una copia discursiva de Bolivia, los debates en la Convención pasan por discutir la posibilidad de construir un Estado Plurinacional, tal cual se hizo en Bolivia con una población “mayoritariamente no indígena”, así como sobre la nueva forma de distribución horizontal y vertical del poder en beneficio de las organizaciones sociales y los pueblos indígenas, que en el país andino se convirtieron en el “núcleo de las olas populares”, las microrevoluciones violentas.
Más aún, la posibilidad de preservar un proceso revolucionario exitoso pasó para los bolivianos por la apropiación del excedente económico, que se materializó en un “fingido” proceso de “nacionalización de las empresas estratégicas del Estado”. Los debates sobre la nacionalización de las minas de cobre y de las empresas sanitarias en Chile muestran las intenciones de configurar un estado con fuertes niveles de intervención en la economía y en el sector privado.
Estas semejanzas son llamativas en tanto el proceso político chileno va siguiendo las huellas del “proceso de cambio” implementado en Bolivia. Si esa fuera la realidad, Bolivia habría pasado a exportar su “revolución democrática cultural”, tal como lo intentó con Castillo en el Perú, y Chile estaría transitando hacia un modelo estatocéntrico intervencionista. Idilio político ideológico que sólo se vería tensionado por los temas históricos irresueltos del Litoral boliviano y la disputa del Silala.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo