Capacitar para aprender
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Los diferentes niveles de Estado del país realizan cada año miles de talleres de “capacitación” sobre diversas temáticas como legislación, derechos, desarrollo económico local, género, entre otros. Ante ello, debemos analizar si existen mecanismos de seguimiento para saber si esas horas invertidas por los funcionarios públicos y los beneficiarios, se traducen en acciones que propicien cambios de conducta en la gente.
Porque no hay que confundir información con capacitación. Capacitar no es una vía unidireccional, sino un proceso de retroalimentación y de aprendizaje mutuo, porque nadie lo sabe todo, sino que todos sabemos algo y juntos sabemos mucho. La finalidad de toda capacitación es que las personas aprendan algo.
Aprender significa adquirir información, comprenderla, memorizarla y llevarla a la práctica. En nuestra memoria tenemos la información agrupada en imágenes y asociaciones que nos sirven de referencia para relacionarnos con el mundo. Cuando percibimos nueva información, la comparamos con la ya existente en nuestra memoria y la agrupamos o clasificamos junto con otras ya adquiridas; así vamos construyendo y enriqueciendo nuestra experiencia personal. Cada vez que debemos tomar una decisión nos acogemos a esa experiencia, lo que nos permite reaccionar rápidamente y desempeñarnos en diferentes actividades. Esto nos permite aprender, reaccionar rápidamente y mejorar el desempeño de nuestras habilidades.
A diferencia de los niños, los adultos tenemos mucha información y experiencias anteriores, que en un proceso de aprendizaje completamos o reemplazamos por nueva información. El aprendizaje es, en definitiva, este proceso de completar o romper con las imágenes ya memorizadas y reemplazarlas por las nuevas mediante un proceso que tiene sus dificultades. El nivel de resistencia depende de la distancia entre la información existente y la nueva.
Cuando percibimos información nueva la acumulamos primero durante pocos minutos en nuestra memoria de fijación, de ahí pasa a través de una selección muy subjetiva por un filtro a la memoria corta. Con ésta somos capaces de retener y acumular información por más o menos 45 minutos. Los datos pasan de la memoria corta a la memoria de largo plazo, a través de otro filtro que transforma la información. No se sabe exactamente por qué cierta información consigue pasar de la memoria corta a la de largo plazo y otras no. Sin embargo, se ha llegado a la conclusión de que la información que logra pasar a la memoria de largo plazo es en general información de interés personal o emocional, relacionada con los propios conocimientos y experiencia o con un significado particular, que se ha recibido en una situación especial o que ha sido repetida varias veces.
Aprender es un proceso que provoca cambios, que causa cierto grado de resistencia. La resistencia de la persona adulta ante el cambio se supera cuando el aprendizaje está relacionado con las necesidades actuales personales u organizacionales. Es importante que la persona que se capacita sienta la necesidad, manifieste un interés personal y vea su beneficio. Las personas superamos nuestra resistencia al estatus quo cuando sentimos la posibilidad de usar lo aprendido de inmediato en nuestra vida cotidiana o en nuestra ocupación profesional.
Esto significa cambiar el enfoque de los talleres, de procesos de información a procesos de capacitación, donde los servidores públicos realicen capacitaciones fundamentadas en las necesidades actuales de la población para asegurar mayores niveles de éxito. Esto supone invertir en la formación de los funcionarios para que adquieran destrezas y habilidades para que puedan capacitar y no solamente informar. El desafío es llegar con los talleres, a la memoria de largo plazo de la gente, para que genere acciones positivas en la sociedad.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo