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Capitalismo de stakeholder vs. la maximización de utilidades: un falso dilema

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Quienes crean una empresa, lo hacen con la expectativa de ganar dinero. Cuando los dueños de una empresa contratan a gerentes para manejar la empresa, en lugar de ellos mismos, encomiendan a dichos gerentes que ganen dinero, dentro de ciertos marcos éticos, legales y estratégicos. Los gerentes tienen una responsabilidad hacia los propietarios de la empresa; actúan como agentes fiduciarios, buscando el beneficio de los dueños y como tales, deben procurar hacer el mejor uso de los activos que se les ha encomendado para maximizar la utilidad. 

En las últimas décadas ha surgido una corriente llamada capitalismo stakeholder (stakeholder capitalism) que rechaza esta visión de la empresa a la que acusa de miope y dice que los gerentes deben mirar a todos los stakeholders, es decir a empleados, proveedores, clientes, comunidades, etc. Quienes promueven esta idea, a menudo utilizan al premio Nobel de economía Milton Friedman como el villano. Friedman defendía la noción de que la responsabilidad social de una empresa es usar sus recursos de manera eficiente y ganar dinero cumpliendo las leyes, compitiendo en el mercado y no cometiendo fraude. ¿Cómo gana dinero una empresa en un mercado libre? Dando un producto o servicio que la gente valore más que el precio del producto. En una economía libre los consumidores pueden elegir en qué gastan su dinero y ninguna empresa puede obligarlos a gastar su dinero a través de la coerción (como sí sucede con el Estado y las economías planificadas). La única forma en que una empresa puede lograr que un consumidor les compre un producto o servicio, es convenciéndolo de que dicho producto vale más para ese consumidor, del precio que debe pagar. Si a un mismo precio, una empresa baja la calidad de sus productos, pierde clientes; si a igual calidad, una empresa sube el precio de sus productos, pierde clientes. Entonces la forma de maximizar la utilidad de la empresa a largo plazo, es siendo eficiente y dando más valor a los clientes. Por ello, una empresa que quiere maximizar sus ganancias, debe estar centrada en los clientes, buscando cómo atenderlos mejor, darles un mejor producto y una mejor experiencia. Para tener productos, servicios de calidad y atención de calidad una empresa debe tener trabajadores y proveedores de calidad. Para ello debe pagar sueldos competitivos, promover un buen ambiente de trabajo, capacitar y mejorar los conocimientos y habilidades de los trabajadores entre muchas cosas más y debe hacer esto en un entorno competitivo, donde cada empleado (y proveedor) tiene la opción de ir a trabajar a otro lugar donde sienta que tendrá mejores condiciones u oportunidades. Es decir, para maximizar las utilidades de una empresa, es fundamental tener en mente el bienestar de los trabajadores. Podríamos plagiar a Adam Smith y decir que no es por la benevolencia del dueño de una empresa que los clientes y empleados reciben un beneficio, sino de su preocupación por su propio interés. O mejor aún, podemos citar su obra cumbre, La Riqueza de las Naciones, donde dice:

“En la medida en que todo individuo procura en lo posible invertir su capital en la actividad nacional y orientar esa actividad para que su producción alcance el máximo valor, todo individuo necesariamente trabaja para hacer que el ingreso anual de la sociedad sea el máximo posible. Es verdad que por regla general él no intenta promover el interés general ni sabe en qué medida lo está promoviendo. Al preferir dedicarse a la actividad nacional más que a la extranjera él solo persigue su propia seguridad; y al orientar esa actividad para producir el máximo valor, él busca su propio beneficio; pero en este caso como en otros muchos, una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos. El que sea así no es necesariamente malo para la sociedad. Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si deliberadamente intentase fomentarlo.”

La noción que defiende Milton Friedman de que la empresa debe ganar dinero, no es antagonista de la visión de que debe buscar el beneficio de clientes, trabajadores y proveedores. Creo que quienes ven este antagonismo sufren la miopía keynesiana de solo mirar el corto plazo. En el corto plazo hay una aparente pugna de intereses contrapuestos: mayor remuneración a los trabajadores significa un mayor precio a clientes o menor ganancia para los dueños; reducir la calidad de un producto y mantener el precio redunda en mayores ganancias para los dueños o mejor remuneración para los trabajadores. Este aparente antagonismo es más bien es un área de negociación entre los interesados (stakeholders) en lo que preeminentemente es un acuerdo de cooperación altamente beneficioso para todos. Los dueños de empresas, los clientes y empleados no compiten entre sí, sino que colaboran entre sí para beneficio de todos. Si no fuera así, no existirían empresas, ni trabajadores que vendan su tiempo y talento por un sueldo, ni clientes que compren productos de otros. Por supuesto hay y seguirán existiendo empresas que tratan mal a sus empleados, que mienten a sus clientes o intentan capturar todo el valor de sus productos con precios altos y que en el corto plazo pueden ganar dinero, pero en general, esas empresas no retienen el mejor talento, no crecen en clientes y se mantienen pequeñas o desaparecen. En el largo plazo, las grandes empresas, las que más han crecido, ganado dinero y lo han hecho de manera sostenida en el tiempo son aquellas que valoran a sus empleados y buscan generar valor para sus clientes. Para ser un buen trabajo y generar valor de largo plazo, es irrelevante que un gerente se crea un fridmanita que debe tratar de generar las mayores utilidades posibles, o se crea un capitalista de stakeholder que busca el beneficio de todos, porque en ambos casos debe hacer las mismas cosas y debe crear valor para todos. Incluso si incluimos el medio ambiente, maximizar la utilidad significa ser lo más eficiente con el uso de recursos, es decir tratar de producir con menos agua, con menos energía, lo cual es bueno para el medio ambiente. Tratar de maximizar la utilidad, implica poner un precio tal que la gente que no valora tanto dicho producto, no lo compre, reduciendo el consumismo y el impacto sobre los recursos naturales. El dilema entre la maximización de la utilidad y el capitalismo de stakeholders es un falso dilema y la mano invisible de Adam Smith funciona mejor que las buenas intenciones.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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