Chile comienza a ver la luz al final del túnel
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Hace exactamente un año, Chile experimentó un hito significativo cuando la extrema izquierda sufrió una aplastante derrota con la abrumadora negación (62%) del proyecto de nueva Constitución en el plebiscito de salida. Este acontecimiento, que merece celebrarse, marcó un punto de inflexión en el optimismo en torno al futuro del país. A diferencia del modelo de la Bolivia Plurinacional, que algunos intentaron emular en la región y particularmente Boric y sus socios en Chile, el modelo más cercano al ideal liberal en la región y probablemente el mundo, no fue completamente destruido, lo que brinda ciertas garantías para la reanudación de proyectos de inversión a largo plazo.
Afortunadamente, Gabriel Boric parece haber entendido que persistir con el proyecto del Chile Plurinacional, al menos por el momento, no es la mejor opción. Desde la derrota en el plebiscito el 4 de septiembre de 2022, Boric ha modificado su discurso incluso condenando las dictaduras en Venezuela y Nicaragua y exhortando a los gobiernos de izquierda que se hacen llamar democráticos a condenar las violaciones de los derechos humanos en esos países. Aunque ha guardado silencio sobre Cuba, ha mantenido distancia con sus socios en el Partido Comunista de Chile. Entonces, Boric se ha dado cuenta de que no podrá lograr su objetivo de refundar el modelo económico chileno.
Mientras la ciudadanía chilena aún no había rechazado el nuevo proyecto de Constitución, el país ya había perdido una década de crecimiento económico. Durante los últimos diez años, la economía creció a un ritmo del 2%, en comparación con más del 4% en la década anterior. La inversión privada también se estancó en los últimos diez años, aumentando solo un 1%, en contraste con el 10% anual de la década anterior.
En la actualidad, Chile lleva seis meses de un nuevo proceso constitucional que poco interés ha generado en la ciudadanía probablemente por la instensidad y saturación con el proceso anterior, y porque en esta oportunidad trabaja no una Convención Constituyente, sino un Consejo Constitucional cuyo trabajo comenzará a ser conocido recién a partir de este mes y votada en diciembre, donde el principal desafío de la izquierda será revertir el contundente Rechazo de hace un año.
Respecto de la economía, de acuerdo con Gonzalo Sanhueza, destacado economista chileno y socio de Econsult, Chile está saliendo de la recesión que comenzó en el primer trimestre de 2022. Sanhueza señala que si se observa la economía no minera, que representa el 90% de la economía, que es menos volátil, se destaca el hecho de que el país ha experimentado seis trimestres consecutivos de contracción económica.
Sin embargo, los datos del segundo trimestre sugieren que el terreno está listo para un crecimiento económico nuevamente, especialmente dado que el Banco Central parece haber controlado la inflación y que ha iniciado un proceso de reducción de tasas de interés. Sanhueza estima que Chile crecerá alrededor del 1.5% del PIB en 2024. En el tntretanto, las tasas de interés de referencia fueron recortadas hace un mes del 11,25% al 10,25%, mientras el IPC interanual alcanzó un 7,6% en junio, siguiendo con la tendencia de moderación desde el IPC del 14,1% de agosto de 2022.
A pesar de este todavía incipiente optimismo inicial, se ha causado un daño estructural significativo recientemente debido a los retiros anticipados de los fondos de pensiones (AFP), que comenzaron durante el segundo mandato de Sebastián Piñera durante la pandemia. Esto ha resultado en la descapitalización del mercado de capitales y, por ende, ha afectado negativamente al modelo económico impulsado por los “Chicago Boys”, lo que requerirá un esfuerzo considerable para reconstruir esa piedra angular del modelo.
Además, la reforma tributaria presentada por Boric hace un mes, con la intención de recaudar alrededor de $8.000 millones, principalmente a través de aumentos de impuestos a los más ricos, también ha generado preocupación sobre mayores fugas de capitales, por si los problemas en el gabinete de ministros, sobre todo con los más cercanos y fuertes a la figura del presidente, y la permanente inseguridad ciudadana no fueran asunto suficiente de preocupación y tarea pendiente.
En definitiva, aunque todavía resta mucho por hacer, tras el rotundo fracaso de la extrema izquierda y la victoria de la cordura de la ciudadanía y la fortaleza de sus instituciones, Chile comienza a ver la luz al final del túnel.