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Conspiración con Ómicron

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Hasta el 30 de octubre de 2021, fin de la tercera ola de la pandemia, el acumulado de contagiados de Covid-19 en Bolivia era de 513.584 personas, según datos oficiales. Entre el 1 de noviembre del año pasado y el miércoles 12 de enero de 2022, en plena cuarta ola del coronavirus, los casos confirmados llegaron a 711.299.

Eso quiere decir que en dos meses y medio se produjeron 197.715 nuevos contagios, cifra que representa el 28% de los casos confirmados a nivel nacional desde la aparición del Covid-19 en el país, hace 22 meses. Solo entre el 1 y el 12 de enero, los casos alcanzaron a 111.546, según los reportes diarios de Salud.

En enero se han batido tres récords de contagios en el país: 11.190 el viernes 7, 11.213 el martes 11 y 14.063 el miércoles 12 de este mes en una escalada que inicialmente se concentró en el departamento de Santa Cruz que llegó al pico más alto el miércoles 5 de enero con 6.286 casos confirmados en un solo día.

Después de esa fecha, los casos en Santa Cruz fueron descendiendo hasta los 1.745 registrados el domingo 9 de enero, pero en contrapartida los otros departamentos comenzaron a experimentar una explosión de contagios que duplicaron y triplicaron las cifras con relación a las reportadas en el inicio del nuevo año.

En cuanto a los fallecidos, hasta el 30 de octubre de 2021 se habían registrado 18.925 decesos por Covid-19 en todo el país y a partir del 1 de noviembre al miércoles 12 de enero, los fallecimientos alcanzaron a 20.193, es decir que en lo que va de la cuarta ola perdieron la vida 1.168 personas, aunque los niveles de letalidad son bajos en comparación con las anteriores olas pandémicas.

¿Qué hace la administración de Luis Arce ante este panorama alarmante? Entre nada y verdaderas estupideces. Curiosamente en los últimos días ni el polémico Ministro de Salud ni sus viceministras mediáticas dijeron una sola palabra sobre el incremento desmesurado de casos o las protestas y bloqueos callejeros en los puntos de toma de pruebas en las principales ciudades del país.

Desaparecieron de escena Jeyson Auza, María Renee Castro y Alejandra Hidalgo luego de que el Consejo Estratégico de Emergencia mandara por el retrete el éxito sanitario de aplicar diariamente más de 130.000 dosis con la exigencia de la presentación del carnet de vacunación anticovid en los primeros días de 2022.

Es más, en sus últimas palabras el Ministro de Salud pidió a los bolivianos que esperemos la oficialización de parte del Instituto Nacional de Laboratorios de Salud (Inlasa) sobre la presencia de la variante Ómicron en el país, cosa que no ocurrió hasta el momento.

Siendo la medida más aplaudida por propios y extraños en el inicio del segundo año de la administración de Arce, el Ejecutivo cometió la sandez de congelar la exigencia del carnet anticovid  ante las protestas y ultimátums de sectores antivacunas ligados al masismo. La consecuencia inmediata fue la caída de los registros de vacunación en todo el territorio nacional.

Luego vino el anuncio del Presidente de la Cámara de Diputados, mientras las principales autoridades nacionales de Salud permanecen silenciadas, de que el carnet de vacunación puede quedar totalmente anulado, aunque prefirió utilizar la palabra flexibilización una vez que se cumpla el plazo de la suspensión, el próximo 26 de enero.

Pero las necedades no parecen tener límites. Wilfredo Chávez, procurador General del Estado, se mandó una digna de campeonato. En un encuentro con sectores sociales afines al masismo sostuvo que el incremento desmesurado de casos de Covid-19 en Santa Cruz es parte de la conspiración de la derecha en contra del gobierno.

“La derecha está conspirando y ha conspirado de manera deliberada en Santa Cruz. Tenemos resultados, tenemos cifras. Cuántos enfermos hay allá y cuántos en las otras regiones. Por qué las otras regiones no tienen la misma explosión de infectados. Algo ha fallado en Santa Cruz, no ha sido el gobierno central porque el gobierno de Lucho y David han comprado las vacunas”, afirmó el Procurador.

Parece que Chávez no sabe o no quiere saber que cinco de los nueve departamentos registraron más de mil casos en un solo día y que la mayor escalada se concentra ahora en Cochabamba, Tarija, Chuquisaca y La Paz. No sabe o no quiere saber que el estallido de casos es en todas las regiones y que la causante es la variante Ómicron que no es oficializada hasta ahora por su gobierno.

Siguiendo la lógica de Chávez, si la explosión de casos de Covid-19 es un acto de conspiración, sabiendo que la causante de ese estallido es la variante Ómicron, ¿entonces Ómicron es la variante de la conspiración? Lo dicho. Parece que la estupidez no tiene límites en ciertos niveles gubernamentales, mientras el incremento de contagios sigue imparable en el país y la única medida sensata del gobierno, el carnet de vacunación, puede quedar en nada.


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