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En las últimas semanas se debaten categorías excluidas del próximo Censo: la asunción como mestizo y la adscripción -o no- a una religiosidad. Vayamos con pausa y explicación.
El debate actual sobre la pertinencia de incorporar la categoría de “mestizo” tuvo antecedente ya para el Censo de 2012 (desconozco si para los de 1950 al 2001).
La boleta censal de 2012 daba 39 posibilidades (pregunta 29) para asumirse volitivamente o no a “alguna nación o pueblo indígena originario campesino o afro boliviano” [sic], aunque para el resumen del discurso político sólo eran tres opciones globales censadas (“pertenecía”, “no pertenecía”, “no era boliviano”) y podía asumirse de otra “nación o pueblo indígena originario campesino”. En conclusión: de las 39 opciones de “nación o pueblo indígena originario campesino” incluidas, cuatro no tuvieron adscripción (Moré, Sirionó, Urus y Yaminagua) mientras los censados incluyeron de motu proprio otras 44 “naciones”. En resumen de cifras, el Censo de 2012 arrojó que, para una población censada de 10.356.978 habitantes -12.006.031 proyectados por el INE a 2022-, 4.199.977 (41,7%, no “más del 90%” como afirmó una vez el vicepresidente Choquehuanca) se reconocían como indígenas originarios campesinos, de los cuales 3.435.912 (81,8% de toda la población autoidentificada como “indígena originaria campesina” y 33,2% de la censada ese año) eran quechuas (1.837.105: 18,3% de los autorreconocidos) y aymaras (1.598.807: 15,9%).
Posiblemente los porcentajes pudieron ser diferentes si los censados hubieran podido autorreconocerse como “mestizos”. En el VI Censo de 1900, de una población de 1.633.610 bolivianos (1.555.818 censada más un cálculo de omisiones), el 52,4% (855.758) sumaba indígenas y afrobolivianos y el 31,9% (520.742) eran mestizos -el 15,2% (248.189) eran “blancos” (en la denominación de la época) y, posiblemente, asiáticos u otros. El VII Censo de 1950 no incluyó el autorreconocimiento como “mestizo”, y se volvió a excluir en el VIII (1976), IX (1992), X (2001) y XI (2012).
¿Por qué es importante la inclusión o exclusión del autorreconocimiento como mestizo en los datos resultantes del Censo? A diferencia del preciso conteo de habitantes y sus desgloses territoriales y de recursos e ingresos, la contabilización de personas autorreconocidas como “indígenas” (incluyendo afroamericanos, aunque tengan diferentes problemáticas), “mestizos” y “no indígenas” sería fundamental para entender la problemática social boliviana y sus intereses. Si asumimos que la población boliviana ha migrado masivamente de las áreas rurales a las urbanas -2012: 32,7% de población rural y 67,3% urbana (XI Censo); 2020: 29,9% y 70,1% (BM)- y así participa de un acendrado mestizaje mucho más cultural que étnico -sobre todo en los percentiles de jóvenes y menores y más en los nacidos urbanos-, podremos comprender la importancia del mestizaje para la conformación del pensamiento y del imaginario social boliviano, impelido más por la movilidad social que empezó la Revolución Nacional y reimpulsó el Proceso de Cambio. Por el contrario, negar el derecho al autorreconocimiento como mestizo es una decisión ideológica -racista también- que encubre oportunismo y manipulación políticos tras el denominado “voto étnico” descrito por Guzmán Prudencio y Rodríguez-López en Voto étnico en Bolivia. Cohesión, disgregación y clivajes étnicos (U. de Salamanca, 2016-2017).
En Mestizo o indígena y los avatares de las lenguas (Nueva Crónica y Buen Gobierno, 20/8/2012) mencioné que «antes de 1952 [“mestizo” era incluido] con un efecto discriminador negativo, y después de 1952 [excluido] por una discriminación positiva» sin coincidir con Albó que el término “mestizo” era “racial” (El Censo 2012 y la autoidentificación IOC, CIPCA Notas, 9/1/2012) y sí con Schkolink y Del Popolo en Los censos y los pueblos indígenas en América Latina: Una metodología Regional (CEPAL, 2005) de su común inclusión censal en Latinoamérica.
Sobre la pregunta de religión: sólo aparece en el Censo de 1992 -no pude acceder a anteriores al de 1900-, año que surgió el primer partido evangélico (ARBOL: Alianza Renovadora Boliviana) y logró representación congresal. Conocer las adscripciones en Bolivia a las diferentes denominaciones y corrientes de religiosidad y el laicismo será fundamental en los discursos ideológicos y las correlaciones de Poder: Basta recordar el laicismo impuesto masivamente en la desaparecida Unión Soviética y el amplio boom posterior de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Bastante para discutir y no manipular: “La verdad [nos] hará libres” (Jn. 8, 31-42).
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo