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Bolivia ha estado perdiendo divisas en estos años, lo cual se reflejó en una caída aguda de las reservas internacionales. Nuestro país atraviesa por una situación desafiante que ilustro con una analogía: es como un paciente que ha estado perdiendo sangre gradualmente.
Desde 2019 las reservas del país han estado por debajo de los criterios aconsejables del Fondo Monetario Internacional (FMI). Es decir, las señales de alerta comenzaron a activarse por la caída ese año.
Durante el último año y medio había una paradoja: las reservas caían y caían, pero la crisis no aparecía, pese a los indicadores de alerta temprana así lo mostraban.
Volviendo a la analogía: el paciente tenía un litro de sangre en su cuerpo de los cuatro que son prudentes. Entonces la pregunta no era cuándo el enfermo iba a entrar en una crisis, sino por qué seguía vivo.
Nos confiamos porque el enfermo (nuestro país) seguía sobreviviendo, pese a la sangría de divisas. Tal vez pensábamos que había algo sobrenatural, pese a que el análisis más cuidadoso reveló posteriormente que el paciente recibía nutrientes por otras fuentes no legales (actividades ilícitas de contrabando de oro y narcotráfico).
Hasta que la realidad nos pegó en febrero pasado, cuando nos percatamos de que la liquidez externa había llegado a niveles insostenibles y comenzó la crisis de balanza de pagos.
Más allá de las dos visiones antagónicas sobre el estado del paciente (“no está en crisis” según unos; y “está en sus últimos instantes” de acuerdo con otros), estamos conscientes de que necesita reponer la sangre (los dólares perdidos).
La discusión ideológica es legítima, pero innecesaria en este momento. Volviendo a la analogía: tenemos que hacer una urgente transfusión de sangre para que el paciente pueda salir del cuadro actual (vale decir, requerimos con urgencia dólares para que el país se mantenga operando sin inconvenientes).
Una vez que se recupere y se encuentre en un estado razonable de mejoría, recién corresponderá discutir sobre la ideología adecuada para el paciente. Hablaremos de si es mejor que sea católico, protestante, musulmán, agnóstico o ateo. Es decir, pondremos la discusión sobre la visión ideológica del Estado mediante los procesos de decisión colectiva del caso.
La prioridad: que el paciente salga de la Unidad de Cuidados Intensivos.
Por eso, este jueves 29 de junio se llevó a cabo el Foro Económico CAINCO 2023 “La Bolivia que queremos”, ocasión en la cual el presidente de la Cámara, Jean Pierre Antelo, presentó el documento “De la Bolivia que tenemos a la Bolivia que queremos: Una propuesta para prevenir la crisis y promover el desarrollo.”
Como parte del Centro Boliviano de Economía (CEBEC) de CAINCO, colaboré con las tareas técnicas de su preparación, fruto de discusiones y análisis realizados por empresarios y las apreciaciones de expertos sectoriales.
Tal como lo dijo el presidente de CAINCO en la presentación, no es “la” propuesta, sino una propuesta. Es decir, una base de discusión sobre temas transversales que, de ser implementados, pueden hacer que la crisis ceda y retomemos el camino de desarrollo.
El documento compila y condensa las propuestas e idea de empresarios, el criterio técnico de expertos y provee una cuantificación de cómo determinados sectores podrían aportar a traer más divisas al país, aquellos que pueden dar las “victorias tempranas”.
Los sectores de agricultura, pecuaria, forestal, turismo y servicios digitales podrían alimentar las divisas en un plazo razonablemente corto.
Apoyando estos sectores, se puede promover una mayor entrada de dólares al país. Y para estar tranquilos en el largo plazo, plantea explotar racional y sosteniblemente los recursos naturales no renovables: hidrocarburos, minería y litio.
El documento se encuentra en la página de CAINCO y espero en lo personal que pueda servir para que esos sectores identificados provean dólares y forjar la Bolivia que queremos. Es una buena noticia porque nos da una esperanza de días mejores.