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Cuando publique mi artículo anterior sobre como la reciente apertura del mercado de criptoactivos en Bolivia ofrece una oportunidad única para que los inversores consideren esta alternativa como una forma de diversificar sus inversiones y proteger su patrimonio, un amigo me pregunto cómo se protegía ante los posibles fraudes ya que no existía ningún gobierno que estuviera de “garante” de este tipo de instrumento financiero.
La principal motivación detrás del nacimiento de los criptoactivos fue la creación de un sistema financiero que no dependiera de autoridades centrales, como bancos o gobiernos. En realidad, los criptoactivos nacen como una respuesta a la necesidad de un sistema financiero más descentralizado, accesible y seguro.
La crisis financiera que estalló en 2008 expuso las vulnerabilidades del sistema bancario y financiero global. La quiebra de instituciones financieras importantes y la posterior recesión llevaron a una pérdida de confianza en los bancos y en las políticas monetarias de los gobiernos. Este contexto de inestabilidad económica generó un deseo de alternativas que no dependieran de entidades centralizadas.
Así nació Bitcoin 2008. Satoshi Nakamoto propuso la creación de un sistema de dinero digital que operara de manera independiente y sin intermediarios, resolviendo el dilema del “doble gasto” a través de la poderosa tecnología como el blockchain, que permite registrar transacciones de manera inmutable y transparente. Esta tecnología reduce el riesgo de fraude y manipulación, lo que proporciona un nivel de seguridad superior en comparación con los sistemas financieros tradicionales.
La capacidad de realizar transacciones instantáneas y sin fronteras es otro factor clave, lo que puede transformar la forma en que las personas y las empresas realizan negocios sin tener que utilizar intermediarios financieros, realizando transferencias de dinero casi instantáneas y con comisiones mínimas, lo que es especialmente beneficioso para las remesas o comercio exterior. Esto puede aliviar la dependencia del dólar, del sistema financiero tradicional y mejorar la eficiencia de las transacciones financieras en el país.
Muchos criptoactivos están diseñados para funcionar como un medio de intercambio, permitiendo a los usuarios comprar bienes y servicios de manera digital. Los criptoactivos permiten participar en mercados internacionales sin las restricciones que a menudo imponen los sistemas financieros tradicionales. Esto facilita el comercio y la inversión en un contexto global, abriendo nuevas oportunidades para las empresas y los emprendedores locales. Este uso se ha expandido a medida que más comerciantes y plataformas aceptan criptomonedas como forma de pago, como es el caso de PagoFacil en Bolivia que permite el pago con criptomonedas en su aplicación.
En contextos económicos inestables, como el que enfrenta Bolivia, los criptoactivos, especialmente aquellos vinculados a monedas estables (stablecoins) como el dólar (por ejemplo, USD Tether), pueden servir como un refugio de valor. Esto es crucial en un entorno donde la devaluación y la depreciación del boliviano puede erosionar tanto el valor patrimonial, como el poder adquisitivo de los ahorros en moneda local. Esto ha llevado a un aumento en su adopción como una alternativa a las monedas fiduciarias.
Muchos inversores ven los criptoactivos como una oportunidad para obtener rendimientos significativos. Sin embargo, su carácter especulativo y la alta volatilidad de los precios también presentan riesgos considerables, lo que requiere que los inversores estén bien informados y preparados para las fluctuaciones del mercado.
Los criptoactivos han impulsado la creación de nuevos modelos de negocio y servicios financieros, como las finanzas descentralizadas (DeFi), que permiten a los usuarios prestar, pedir prestado y comerciar sin intermediarios tradicionales. Esto está cambiando la forma en que se conciben y se utilizan los servicios financieros.
Los criptoactivos nacen de la necesidad de un sistema financiero más inclusivo, seguro y eficiente. A medida que la tecnología y la aceptación de estos activos continúan evolucionando, su papel en la economía global y local seguirá expandiéndose, ofreciendo tanto oportunidades como desafíos a los inversores y reguladores.
Aunque es cierto que los criptoactivos son conocidos por su volatilidad, debido a que su valor depende 100% del mercado y su comportamiento, la falta de educación financiera representa más riesgos que su propia volatilidad.