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Tratando de siquiera anotar aunque sea un golcito, ante el vapuleo sistemático que la justicia boliviana ha estado recibiendo de parte del GIEI; WJP; NNUU y cualquier otro organismo serio que en los últimos tiempos analizó el estado del arte de ese sistema y anotó lo que vio que no son precisamente cosas bien no más sino lo peor; estuvo de visita en Bolivia el ex secretario de la CIDH el brasilero Paulo Abrao, que se mandó una de Ripley: sin ruborizarse siquiera, elogió a la justicia boliviana, se declaró defensor del sistema pues tiene muchas ventajas e incluso (aunque usted no lo crea), resaltó su capacidad de respuesta “célere” en materia de violaciones de DDHH.
Mientras tanto ya en la realidad (GOETHE decía que la ley puede ser muy dura, pero la realidad es peor), ocurre que precisamente durante su visita, la propia CIDH admitió al fondo la petición presentada por Zvonko Matkovic contra el estado boliviano y especialmente su sistema de justicia, entre otras vulneraciones a sus DDHH, por las previstas por integridad personal, libertad personal; honra y dignidad; igualdad ante la ley y recurso efectivo o tutela judicial.
Exactamente en ese mismo lapso de la anterior semana, la CIDH notificó al estado boliviano con la admisión a trámite de 6 nuevas peticiones, sólo durante esos días, de ex Jueces despedidos sin el Debido Proceso por el Consejo de la Magistratura so pretexto discriminatorio que eran transitorios y no gozaban de derechos; antes ya había admitido también otras varias y todo indica que vendrán otras más. En ambos casos, no fuera necesario acudir ante esas instancias internacionales, si el sistema hubiera tutelado internamente esas groseras vulneraciones de DDHH, no sólo en términos de celeridad, sino sobre todo de efectividad, huyendo de prostituirse al poder partidario.
Internamente, se supo precisamente en esos días del caso de una universitaria tarijeña de 18 años que, fue cautelada por 150 días, imputada por el inexistente asesinato de su novio, que luego apareció vivito y coleando; dice que los operadores “confundieron” trago Fernet con sangre.
En el Tribunal Supremo en su Sala Penal, “apareció” la anterior semana (agosto de 2022) un simple decreto con fecha del 9 de septiembre de 2020 (hace casi 2 años atrás), por el que ante la insistencia de los sobreseídos del caso FOCAS hace varios años atrás, se dispone el levantamiento de medidas cautelares. Temblando ante sus jefazos, sus Magistrados escondieron su decreto y, ante una queja ante la Defensoría del Pueblo (que también se tardó varias semanas en responder), por arte de magia plurinacional, hicieron aparecer su decreto y ahora, piden nuevos memoriales para efectivizar lo ya ordenado por ellos mismos… no quiero imaginarme siquiera cuanto más tardarán.
En el Tribunal Constitucional, precisamente en un caso de una ex Juez despedida sin el Debido Proceso cuya sentencia “apareció” luego de 2 años, no se resuelve aun su pedido de complementación del pasado 11 de julio (tenían 48 horas para hacerlo), es decir, más de un mes, pues los Magistrados (que por fin obraron en justicia) se “olvidaron” ordenar el pago de los daños y perjuicios por el abuso perpetrado. La Sra. Miriam Greminger, sigue esperando desde febrero del año pasado que el TCP resuelva su impugnación contra la indebida concesión de una queja por dos Vocales de Chuquisaca, pasándose por el forro, no sólo una sino dos Sentencias Constitucionales ejecutoriadas que ya resolvieron el tema y les era de su expreso conocimiento. Su proceso penal por el asesinato de su hijo, duró 20 años y hasta ahora no puede siquiera ejecutar una pírrica sentencia, pues todo el sistema encubre desde hace dos décadas a los autores directos.
Y así sucesivamente… no alcanzarían mis columnas de todo el año para describir las violaciones a los Derechos Humanos que el sistema de justicia perpetra a diario, que vacían de contenido garantías tales como la independencia, tutela efectiva y oportuna y, muchas otras que hacen al Debido Proceso e integran, por ejemplo la Convención Americana de DDHH.
¿Que habrá visto o le harán contado entonces al Sr. Abrao? Pareciera que como le ocurrió hace varios años con el cómico y célebre “Informe Mattarollo” que fue traído para “investigar” la masacre de Cobija y se le juntó la gula con las ganas de comer al extremo de hacer aparecer más muertos de los que hubo causando la hilaridad general; al nuevo enviado del socialismo del S. XXI le ocurrió algo peor por sus simpatías ideológicas que se anteponen a la cruda realidad del sistema de justicia boliviano (ya caserito de la CIDH), lo que en su caso, dada su amplia experiencia en el Sistema Interamericano precisamente de DDHH, recuerda aquello de BRECHT: “Que tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio”.