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O en términos más “educaditos” (con el perdón de los ojitos “castos”), anomia institucional total. Es lo que sostengo que dolorosamente le está pasando a nuestra Bolivia y nada muestra que vaya siquiera a rebajar, sino todo lo contrario: se le mete no más.
Como Abogado, a las pruebas me remito. Aunque hay abundantes, por espacio, me limito a las más evidentes y/o recientes. Por ejemplo, el torcidísimo proceso de elección popular de altos cargos del Órgano Judicial (que más parece ya “jodicial” a esta altura del desmadre) para reparar solamente en los últimos eventos, acaba de ser enviado a “fojas 0” como decimos los Abogados, por … un tribunal “de garantías” integrado por una Jueza que fue candidata a 1era Asambleísta del partido de gobierno (hacía política partidaria, entonces) y, mis colegas cobijeños me chismean, por otro que fue puesto por un ex Magistrado (aunque jura que sigue siendo) que percutió entre gallos y media noche aquella consulta que resultó en la vergonzosa auto prórroga por la que los propios interesados fallaron en su propio interés inventando su “derecho humano” a empernarse en su trono, cuando por orden constitucional ya les había vencido. Así las cosas, ¿esos Vocales podrían ser independientes en un caso de tan alto voltaje político partidario?
En la sede, otro tribunal “de garantías” que ya es caserito del partido de gobierno (que “casualidad” que siempre le toque a esa sala y especialmente Vocal que además es candidato a tribuno y como la prensa lo ha puesto de relevancia tiene toda una “carrera” para el gobierno) le ha ordenado al Órgano Electoral supervise el Congreso de la facción tilinesca para quedarse con la sigla, dejando al cocalero al borde del ataque de nervios con los crespos hechos (que alguien le explique pues, que la CORTE IDH ya le bajó su “derecho humano” a ser candidato sine díe, lo que es vinculante para los agentes estatales internos).
En el legislativo (juran que son el 1er poder cuando la CPE establece que todos son iguales y coordinan entre ellos) hace varias semanas -con algún intento frustrado- no existen sesiones en los Diputados con tal de mantener a cómo de lugar a los Ex Magistrados ahora truchos en su obscena auto prórroga, mientras duren sus “buenos servicios” al gobierno de turno, incluyendo especialmente las batallas que se den entre las facciones de lo que fue el MAS. No les importa los enormes daños que le están causando al estado que tanto idolatran, pues además de las sistemáticas nulidades (art. 122 de la CPE; 8.1 de la CADH y 14.1 del PIDCYP) que serán al final del día ajusticiadas en los sistemas internacionales de justicia (Masacre de las Américas, mutatis mutandis), el remedio les quedó peor que la enfermedad, pues el kuku del vacío judicial ya existe, pues los pocos fallos que emiten esos auto prorrogados (en algunos casos, sospechosamente seleccionados) u otros actos como nombrar a su vez Vocales también truchos; terminarán siendo nulos más tarde que temprano pero, con enormes daños al sistema y al estado, peor a la seguridad jurídica que atrae inversiones y dólares (que no hay), genera riqueza, fuentes laborales y hasta impuestos. ¿No se darán cuenta o su angurria les nubla el entendimiento?
Mientras, se le entrega en bandeja -con pretextos de mejor servicio u otras estrategias envolventes) los registros de propiedad en DDRR de todos los bolivianos, al ejecutivo; es decir ponen el ratón cuidando al queso y se alerta que se quiere también poner el tráfico de internet incluyendo las temibles redes sociales (para los poderosos) bajo el control directo del gobierno de turno.
Siéndome imposible ser exhaustivo con las múltiples y sistemáticas deposiciones que el poder hace sistemáticamente con nuestros derechos ciudadanos a través de “instituciones” que si bien existen en términos de edificios, “burrocracia” y especialmente sueldos y gastos; todo ese dantesco panorama descrito en modo telegrama o para estar en los tiempos, en modo twit; nos demuestra que Bolivia padece el flagelo de la anomía total (despute completo) ya que ninguna de las “instituciones” y peor sus operadores (excepciones aplican) cumplen siquiera mínimamente sus pomposas funciones descritas en la Constitución y sus leyes de desarrollo, sin el menor asomo siquiera de vergüenza alguna.
Los que saben, enseñan que el peor cáncer que destruye a cualquier estado y sociedad por dentro es precisamente esa anomía institucional pues convierte a un estado en una jungla en la que reina el más poderoso (frecuente además extremadamente ignaro y abusivo) por encima de las leyes que quedan completamente vaciadas de contenido por intereses personales, grupales y frecuente dolosos. No somos un estado sujeto al imperio del Derecho, sino exactamente todo lo contrario y, así nos va…“Han terminado construyendo algo parecido al mundo anómico de Mad Max, que es la versión contemporánea de la ley de la jungla. Se acabó el sueño cosmopolita de la sociedad fraternal de individuos iguales”. José Javier ESPARZA