El balance delictivo que dejó la toma de posesión de Lula da Silva
En total, se reportaron 27 actos delictivos y tres alarmas de bomba este 1 de enero en las afueras de la Basílica de Brasilia y a lo largo de la avenida conocida como Explanada de los Ministerios, donde se concentraron los seguidores de Lula durante la toma de posesión
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Por Oriana Rivas1
Este 1 de enero no solo significó la llegada de un nuevo año. Para Brasil la fecha también trajo consigo la posesión de Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente. A partir de ahora, el izquierdista y amigo cercano de dictadores de la región comenzará a implementar políticas de corte socialista en la nación que se había venido destacando en los últimos años por su crecimiento económico, disminución de impuestos, control de la inflación y reducción de la violencia.
Los cambios que asoma el gobierno de Lula para el gigante sudamericano no son solo en el ámbito político y económico. Muchos esperan el cumplimiento de sus promesas de carácter social. Pero la experiencia ha demostrado que el compromiso de la izquierda con su base electoral termina dándole paso a la inseguridad y la impunidad. El balance delictivo que dejó este 1 de enero a las afueras de la Basílica de Brasilia y a lo largo de la avenida conocida como Explanada de los Ministerios, donde se concentraron los seguidores de Lula durante la toma de posesión, es solo un abrebocas. Durante las horas del evento se registraron varios delitos y alarmas de bomba. Según la Policía Civil del Distrito Federal (PCDF) se cometieron 27 actos delictivos solo entre las 11:00 de la mañana y 6:00 de la tarde.
Hubo robos de celulares y de otros objetos, además de un detenido por portar un cuchillo y petardos. Al hombre lo detectaron cuando revisaban personas en la Explanada, indicó el portal Metrópoles. En cuanto a las amenazas de bomba, se llamó a la Operación Petardo para revisar una bolsa de plástico sospechosa en la Estación 108 Sur. Más tarde encontraron una mochila en las inmediaciones de la Praça dos Três Poderes. Luego de eso, las autoridades hallaron otra sin identificación cerca del Ministerio de Aeronáutica. Al final, no se confirmó la presencia de explosivos, pero los incidentes marcaron la concentración en la que sí se corroboró la comisión de 27 delitos.
Emergencias médicas
Al conteo de incidentes criminales se sumaron las emergencias médicas durante la toma de posesión del líder izquierdista. En total, fue necesario que los bomberos aplicaron 163 cuidados prehospitalarios en Brasilia. Cinco casos fueron trasladados al hospital.
Las razones fueron varias: deshidratación, hipertensión y otros síntomas de calor a pesar de que las imágenes en vivo mostraron camiones de bomberos rociando a los seguidores de Lula da Silva, vestidos de rojo para simbolizar su apoyo al socialista Partido de los Trabajadores (PT). No se registraron fallecidos.
A Bolsonaro lo señalan de «actos criminales»
Los hechos delictivos ocurrían entre los asistentes a la juramentación mientras que el nuevo presidente estaba rodeado por un fuerte cordón de seguridad que lo acompañó a pie hasta el Congreso Nacional, donde pronunció su discurso. En su posesión, Lula da Silva abogaba por «rescatar» a 33 millones de personas del hambre y anunciaba la creación de nuevos ministerios orientados a objetivos sociales.
Habló de «democracia» mientras lanzaba críticas contra el anterior gobierno de Jair Bolsonaro. Lo que llegó después fue el inicio de la persecución emprendida por la bancada aliada del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que pidió la prisión preventiva del expresidente. Lo culpan de «acto criminales y terroristas». Usando el pretexto de que ahora el exmandatario conservador no posee un cargo público, afirman que debería rendir cuentas «sin amnistía».
Así, entre incidentes y pedidos de cárcel contra el anterior gobierno inicia la tercera presidencia de Lula da Silva.