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Durante el año 2022 Bolivia alcanzó un récord de exportaciones, USD. 13.586 millones, con un crecimiento importante de las exportaciones no tradicionales, las cuales alcanzaron USD 3.872 millones. Las importaciones por su parte también fueron muy elevadas y llegaron a USD. 13.049 millones, logrando un superávit comercial de USD. 603 millones. Frente a las preocupaciones de los últimos días sobre la disponibilidad de divisas para los importadores y el público, debemos preguntarnos cuales son los espacios que tiene la economía nacional para generar mayores divisas y preservar la confianza en la moneda y la economía nacional. El balance del comercio exterior es fundamental para este análisis, pero no es el único espacio donde buscar las respuestas para generar las divisas que necesita la economía nacional.
En la economía formal ingresan divisas por exportaciones, remesas de los bolivianos que migraron a otros países y créditos externos. También, podrían ingresar divisas por inversión extranjera pero la misma ha disminuido considerablemente en los últimos años. Al mismo tiempo, salen divisas por importaciones, pago de deuda externa, pago por servicios externos y transferencias al exterior por remisión de utilidades o la búsqueda de plazas externas para el ahorro generado en el país.
En el campo de las exportaciones, se combinan noticias positivas como el crecimiento en el valor y el volumen de las exportaciones no tradicionales, las cuales pasaron de USD. 2.717 millones en el 2021 a los USD. 3.872 millones el 2022, con otras noticias negativas como la disminución de ingresos por exportaciones de hidrocarburos, las cuales, si bien se incrementaron con relación al 2021, sólo llegaron a USD 3.000 millones, la mitad de lo que se vendía en los mejores años de la década pasada. El volumen de hidrocarburos exportados fue prácticamente similar el 2020 y el 2021, por lo que los mayores ingresos se debieron a los precios internacionales.
En las importaciones, subimos de USD. 9.618 millones, el 2021, a USD. 13.049 millones, el 2022, destacándose el diésel y la gasolina que sumados ascienden a USD. 4.231 millones. En combustibles y lubricantes, el monto de importación subió de USD. 2.250, el 2021, a USD. 4.365 el 2022, lo que significa USD. 2.115 millones de incremento entre un año y otro. Sólo para tener idea de lo que este monto de importaciones significa, la importación más alta de los 20 años anteriores fue la del año 2014 con USD. 10.674 millones. El 2021 se combinaron mayores importaciones derivadas de la recuperación económica post pandemia, el incremento de precios internacionales y el aumento de la importación de energía por la caída de la producción nacional.
Por otra parte, en la economía informal ingresan divisas por la comercialización de productos vinculados a actividades ilícitas los cuales generalmente son canalizados hacía el contrabando, por lo que generalmente estos dólares terminan en los países vecinos de los cuales el comercio informal adquiere diversos productos de consumo masivo.
Adicionalmente, tenemos el factor estatal que genera presión sobre las reservas internacionales de divisas con la importación destinada a empresas publicas que han construido plantas industriales costosas que no están generando divisas ni logran una relación costo/beneficio positiva.
Qué hacer frente a esta situación. Primero, procurar preservar la confianza a la población con mensajes claros y políticas coherentes con la actual situación económica del país. No se debe olvidar que la economía no obedece sólo a cálculos racionales, sino que, como lo han demostrado numerosos estudios, las expectativas de los actores económicos son trascendentales para la toma de sus decisiones y cuando se las frustra se multiplican los problemas.
Lo segundo, es priorizar los sectores con capacidad de reacción en el corto plazo para la generación de nuevas divisas por exportaciones no tradicionales y darles la libertad y las condiciones necesarias para que se desarrollen. Finalmente, desarrollar estrategias claras para disminuir la salida de divisas por el déficit y el endeudamiento público, así como atraer inversiones para sectores tradicionales como hidrocarburos y minería, con marcos jurídicos y tributarios competitivos con las condiciones que ofrecen otros países.