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Las firmas de Venture Capital desempeñan un papel crucial en el desarrollo y crecimiento de las startups en América Latina. Según datos preliminares divulgados por la asociación latinoamericana de capital privado y de riesgo, LAVCA, la inversión de capital de riesgo en América Latina llegó a US$7.505 millones en 951 acuerdos en 2022. Aunque no es definitivo, el monto constituiría una fuerte caída con respecto a los US$15.873 millones registrados por LAVCA en 2021. Ese año, la región contabilizó 893 transacciones, según el grupo. A pesar de los resultados de las inversiones en 2022, el capital de riesgo desplegó unos US$3.300 millones más que en 2020 y cerca de US$2.600 millones más que en 2019 (Bnaméricas, 13 feb 2023).
Sin embargo, se ha encontrado que algunos fondos de VC exhiben sesgos y discriminación en sus decisiones de inversión, lo que puede tener un impacto significativo en el éxito o fracaso de una startup.
Uno de los principales sesgos que los fondos de capital de riesgo en América Latina exhiben es el sesgo de “like me” o traducido “como yo”. Este sesgo ocurre cuando los VCs tienden a invertir en startups fundadas por personas que son similares a ellos en términos de antecedentes, educación y cultura. Esto puede resultar en una falta de diversidad en las startups que reciben financiamiento, y puede limitar las oportunidades para grupos subrepresentados, como mujeres y minorías.
Otro sesgo común exhibido por los VCs es el sesgo de “correspondencia de patrones”. Este sesgo ocurre cuando los inversores se basan en inversiones exitosas pasadas y buscan startups que se ajusten a patrones o características similares. Si bien este enfoque puede ser efectivo, también puede resultar en oportunidades perdidas para startups innovadoras que no se ajustan al molde establecido.
Además de los sesgos, se ha encontrado que los fondos de capital de riesgo en América Latina discriminan a las startups según su ubicación. Por ejemplo, las empresas tienden a centrar sus inversiones en grandes ciudades, como la Ciudad de México y São Paulo, mientras descuidan las startups en áreas más pequeñas y menos desarrolladas. Esto puede limitar las oportunidades para los emprendedores en áreas rurales o remotas y perpetuar la desigualdad.
El impacto de estos sesgos puede ser significativo. Las startups que no pueden obtener financiamiento pueden tener dificultades para sobrevivir. Además, la falta de diversidad en el ecosistema de startups puede limitar la innovación y el crecimiento económico en América Latina.
Para abordar estos problemas, es importante que los fondos de capital de riesgo (VCs) reconozcan y aborden sus sesgos. Esto se puede hacer mediante la implementación de iniciativas de diversidad e inclusión, como buscar y invertir activamente en startups fundadas por grupos subrepresentados y ampliar las inversiones a áreas menos desarrolladas.
Además, las empresas de capital de riesgo pueden beneficiarse al adoptar un enfoque más integral para evaluar startups, uno que vaya más allá de las métricas tradicionales como ingresos y potencial de crecimiento. Al considerar factores como el impacto social de una startup y su potencial para abordar desafíos sociales, los Venture Capital pueden contribuir a un ecosistema de startups más equitativo y sostenible en América Latina.
En conclusión, si bien los fondos de inversión de riesgo desempeñan un papel vital en el apoyo al crecimiento de startups en América Latina, deben reconocer y abordar los sesgos y discriminaciones que existen en sus decisiones de inversión. Al tomar medidas proactivas para aumentar la diversidad e inclusión y adoptar un enfoque más integral para evaluar startups, las empresas de capital de riesgo pueden ayudar a crear un ecosistema de startups más equitativo e innovador.