El jilata incordio
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David Choquehuanca Céspedes, jilata larama, Vicepresidente del Estado Plurinacional, no cuadra en la ecuación política que pretenden armar quienes creen que aún existe alguna posibilidad de impedir la fractura definitiva, la catástrofe en el masismo.
Choquehuanca es señalado como el causante de la división interna desde 2020, pugna que este año se ha expresado con acusaciones de traición, corrupción, protección al narcotráfico, mal manejo de la economía y otras que llegaron a tocar incluso aspectos familiares.
Sebastián Michel, acérrimo defensor del proceso de cambio hasta 2019 y estratega electoral y gubernamental desde 2020, afirmó que un eventual apaciguamiento entre Arce y Morales podría traducirse en el binomio oficialista para 2025.
El planteamiento parte de sumar los porcentajes promedio de intención de voto que poseen ambos personajes, creyendo que eso es suficiente para garantizar el triunfo en las próximas elecciones generales.
Pese a su optimismo, no dijo a cuál de los dos ve como candidato a la Presidencia y a quién como acompañante de fórmula. Dejó ese pequeño gran detalle a la votación de los militantes del masismo en las elecciones primarias previstas por ley hasta inicios de 2025.
¿En que queda Choquehuanca en ese probable escenario electoral?
Parece que el encargado de bloquearlo primero y sacarlo de carrera después será el evismo que disparó la acusación de traición al instrumento político desde 2020. Leonardo Loza, senador chapareño, presentó un audio sobre la supuesta conducta desleal del Vicepresidente, antes de que asuma tal condición.
Se trata de una estratagema de los radicales del masismo que buscarán que en todo encuentro, ampliado o congreso que se realice desde los últimos días de 2022 se aprueben resoluciones exigiendo la aplicación del estatuto orgánico del MAS y el jilata David sea castigado con la expulsión.
Quienes plantean la posibilidad de una reconciliación entre Morales y Arce por el bien del masismo y la revalidación del poder, y quienes, detrás de esa propuesta, pretenden eliminar políticamente al presunto responsable del distanciamiento, no toman en cuenta que la palabra final la tiene el Presidente.
Proyectan escenarios en los que Morales sale beneficiado, Choquehuanca apartado y Arce acorralado. ¿Estarán Arce y su entorno político más íntimo de acuerdo con un panorama casi suicida? Por supuesto que no, aunque en política juegan otras variables que no siempre se hacen públicas y pueden influir en las decisiones finales.
En estos dos años y un poco más de gestión gubernamental, Choquehuanca ha ido hilvanando con relativo perfil bajo y a través de las escuelas de formación política un bloque de renovación, liberado del capricho del caudillo, y puesto a disposición de Arce, aunque de ninguna manera debería entenderse como el obsequio de un cheque en blanco.
Dicho de otra manera, ante la carencia de base social de Arce, quien se ha encargado de construir el aparato indispensable en cualquier proyecto político ha sido el jilata larama, pero dejando en claro que la estructura es suya. Por tanto, puede apoyar la reelección del Presidente, pero también puede apuntalar la perspectiva de Choquehuanca como cabeza de una fórmula electoral.
El evismo lo intuye y, por ello, su objetivo a corto plazo es evitar que choquehuanquismo se haga incontrolable y cortar esa interdependencia para dejar a Arce a merced de las federaciones cocaleras y otros sectores leales a Morales que buscan retornar al gobierno con la nostalgia de la hegemonía política de hace años.
Arce tendrá la palabra final. Definirá si mantiene su vínculo político con Choquehuanca y el bloque que plantea una renovación a fondo del proceso de cambio o apuesta por el evismo que cuenta las horas para retomar el poder seis años después.
No necesita hacerlo en las siguientes semanas, presionado por las resoluciones de los encuentros, ampliados o congresos en contra de su vicepresidente. Es más, no le vendría mal que la pugna se focalice entre el evismo y el choquehuanquismo para enfocarse con cierta comodidad en la gestión gubernamental.
El incordio político, desde la perspectiva del evismo y de quienes piensa que hay una posibilidad de salvar al masismo, es David Choquehuanca y apartarlo del esquema de revalidación del poder aparece como el camino deseado. ¿Estará Arce dispuesto a recorrerlo? En 2023 las cosas se irán decantando hacia el desenlace final.