¿El Kremlin ha penetrado la Casa Blanca?
En menos de 100 días de la presidencia de Donald Trump, estamos presenciado como el presidente de Estados Unidos ha colocado en posiciones claves de Estado a figuras controversiales cuyas acciones y declaraciones recientes solo pueden identificarse como una respuesta totalmente alineados a los intereses de Moscú.
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La mujer conocida por promover intereses foráneos
En primer lugar, podemos mencionar a Tulsi Gabbard, recientemente posesionada como Directora de Inteligencia Nacional. Gabbard ha sido objeto de escrutinio y acusaciones por amplificar la propaganda rusa debido a sus declaraciones especialmente en relación con la guerra en Ucrania. Algunos puntos clave incluyen:
Gabbard ha expresado opiniones que se alinean con la narrativa rusa, como cuestionar el papel de la OTAN y Estados Unidos en el conflicto. Ella ha expuesto que la administración Biden y la OTAN podrían haber evitado la guerra si tan solo hubieran reconocido las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia. Una narrativa empleada por el Kremlin para justificar su invasión a Ucrania y que fue tema de análisis durante una buena parte del período de inicio de la guerra. Esta posición fue ampliamente refutada y en la actualidad son pocas voces las que reproducen o validan esta falsa narrativa.
Igualmente, Gabbard ha reproducido otra falsa narrativa de que el gobierno ucraniano es una “autocracia corrupta”, haciéndose eco de las críticas rusas al presidente Volodymyr Zelensky y que tienen como intención deslegitimar su gobierno y de promover el caos político en ese país con el fin de colocar a un presidente que se alinee con los intereses rusos.
En el pasado Gabbard fue duramente cuestionada durante su etapa como congresista, cunado impulsó un proyecto de ley que habría retirado los cargos contra Edward Snowden, quien filtró documentos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Esta propuesta demostró un serio distanciamiento hacia los intereses de seguridad nacional, más al contrario una acción que socava los intereses de los Estados Unidos y son al contrario propicios a intereses de sus enemigos.
De presentador de TV a dignatario de Estado
La reciente participación de Pete Hegseth, Secretario de Defensa Nacional, en el escándalo por el chat de Signal sobre los planes de ataque a objetivos Houthis en el Yemen y la posterior filtración de información han generado controversia y acusaciones de manejo inadecuado de información sensible. Demuestran de Hegseth un alto grado de incompetencia sino de una falta de entendimiento de temas de seguridad nacional. A esto se sema anteriores declaraciones a los medios en relación al conflicto de Rusia en Ucrania.
Hegseth expresó escepticismo sobre la posibilidad de que Ucrania recupere los territorios ocupados por Rusia en 2014, una posición que no debió expresarse dado que va en contra de los principios de la integralidad territorial de un país. También declaró que el ingreso de Ucrania a la OTAN no es una opción realista, ambas declaraciones muy en línea con los postulados del Kremlin.
Otro argumento que Hegseth manifestó es que Estados Unidos ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia de Europa en la seguridad estadounidense. Esta acción ha provocado un sisma político en Europa que junto a otras declaraciones similares ven no solo un distanciamiento de su aliado transatlántico sino responder el interés ruso de socavar una alianza que ha sido forjada por más de un siglo.
Un duro crítico de los aliados de EEUU y favorable a intereses oscuros
El actual Vicepresidente de EEUU J.D. Vance ha sido un duro crítico del soporte militar que Estados Unidos debería proporcionar a Ucrania, podríamos precisar que esta postura le resultó indudablemente favorable para ocupar su actual posición. Es otra figura que reproduce narrativas que son particularmente de interés de Moscú. En su primera visita como Vicepresidente a Europa Vance cuestionó la relevancia y utilidad de la OTAN sugiriendo que Estados Unidos debería reducir su compromiso con la alianza. Estas declaraciones han sido vistas por algunos como un eco de la narrativa del Kremlin que busca socavar la unidad occidental y debilitar la OTAN.
En las conversaciones filtradas del chat de Signal se le oye decir a J.D. Vance: “simplemente odio tener que rescatar a Europa otra vez”, declaraciones que denotan su desprecio hacia los aliados europeos y que ha generado otro revuelo mediático por la falta de sentido de la importancia histórica que tiene la alianza de Europa con EEUU.
En su reciente visita a Groenlandia, no solo se ha visto a un hombre torpe, sin empatía y pretendiendo mostrar una imagen de interés en una situación que de ninguna manera debería estarse produciendo. Vance da rienda suelta a la narrativa de Trump de querer incorporar a Groenlandia como territorio norteamericano. Esta posición también se vislumbra como un mecanismo para dar argumentos que permiten a Rusia justificar la invasión a Ucrania. Es decir, más allá de las intenciones reales de Trump por adquirir Groenlandia, se encuentra el cuestionamiento de ocupar o interferir en otros territorios en función a los intereses nacionales. En términos de las relaciones internacionales se trata de una fragante violación del principio de integridad territorial consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, la que establece que las fronteras y territorio de un país no deben ser violados por otros Estados (Artículo 2, párrafo 4 de la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe el uso de la fuerza o la amenaza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado). Por ello, las declaraciones y acciones del Vicepresidente de Estados Unidos no solo pueden calificar como torpes, sino fuera del rol fundamental que debe corresponder a un dignatario en función de Estado.
De inversor inmobiliario a negociado de paz
De mayor alcance y trascendencia política es el enviado de Donald Trump para buscar acuerdos entre los gobiernos de EEUU y Rusia. Steve Witkoff no es miembro del gabinete sino hombre de confianza de Trump vinculado con los negocios inmobiliarios. La intermediación de Witkoff no debería darse, dado que no es un funcionario del Departamento de Estado, no tiene cargo ni posición oficial, lo que lleva a generar sospechas hacia como se llevan adelante estas negociaciones. Es de particular controversia porque como no se tratan de visitas oficiales, no cumplen con los protocolos de Estado para resguardar los intereses a tratar, así como tampoco existen registros oficiales de las negociaciones y de los acuerdos que se pretenden alcanzar.
Existe una larga lista de incidencias en las negociaciones de paz entre EEUU directamente con Rusia que solamente se pueden interpretar como una alineación a los intereses de Moscú, que por su extensión lo dejo para otro apartado. La participación de Steve Witkoff como negociador, es una incidencia más, pero de gran relevancia, porque son negociaciones extra oficiales que carecen de transparencia y escrutinio público y demuestran una clara acción sostenida de minar los acuerdos de interés nacional promovidos por el anterior gobierno que se materializaron junto a sus aliados transatlánticos en apoyo a Ucrania.
Las falsas narrativas conducen a distracciones que favorecen al Kremlin
Las declaraciones de las tres cabezas de estado: J.D. Vance, Tulsi Gabbard y Pete Hegseth son claros indicios de promover y estimular la propaganda rusa en los medios, sostener un falso debate sobre las soberanías nacionales (otros casos como el de Canadá suman a este argumento) que no debería producirse simplemente desbocan los principios democráticos bajo los cuales se funda Estados Unidos, así como los acuerdos internacionales que se constituyen en la base de entendimiento de las naciones.
Aquí el conjunto de acciones en los primeros 100 días del gobierno de Trump develan una inequívoca acción sostenida de minar los intereses occidentales para dar consistentes pasos en función a los intereses del Kremlin. En el caso particular de Ucrania la posición del gobierno de Trump son totalmente contrarias a la víctima e indiscutiblemente favorables al agresor.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo