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“El País” despidió este lunes a uno de sus más famosos columnistas, el filósofo vasco Fernando Savater, después de 47 años de publicar su columna de opinión y de ser el más antiguo del equipo fundador. La noticia causó revuelo en los principales periódicos latinoamericanos porque su figura es muy reconocida en la región hispanoparlante.
Savater, de 76 años, es un intelectual singular porque ha priorizado la enseñanza de la filosofía al alcance de un público amplio, incluyendo a la juventud. Con un lenguaje pulcro y a la vez accesible presentó textos de difusión de sus ideas inspiradas en diferentes pensadores de distintas épocas; sus libros fueron traducidos a muchos idiomas. El último se anuncia como una crítica durísima al matutino madrileño.
El académico se daba tiempo para escribir regularmente notas de opinión. Los periodistas, con un mínimo de cultura, lo leían casi en forma obligatoria. Las posturas de este vasco fueron transitando desde una rebeldía juvenil hasta una visión conservadora. En 1973 fue prohibido de enseñar por la dictadura de Francisco Franco; medio siglo más tarde lo despiden por criticar a los nuevos socialismos. Sobre todo, él es muy duro contra la prensa que se convierte en vocera de un gobierno y pierde su pluralidad.
Fernando Savater es de esas personas que dice lo que piensa, aunque su visión de cada asunto pueda o no ser del gusto de las masas o de las modas. Defiende el derecho al aborto, pero censura el feminismo fundamentalista que ha invadido tantos espacios de comunicación, entre ellos a “El País”. Es drástico contra los nacionalismos que tanto conflicto crean; ello le valió amenazas de sus propios compatriotas vascos. Al mismo tiempo, se alejó de los “ismos” en auge.
En su evolución hacia una postura liberal militante, es un defensor de las libertades democráticas, de la libertad de pensamiento, de la libertad de expresión y de la libertad de prensa. Es intransigente en ese espacio. De ahí la relación tan fuerte con aquella prensa de América Latina que busca ser independiente del poder.
En sus columnas y entrevistas, el filósofo contradijo la línea editorial de “El País”, periódico que para muchos ha perdido su pluralidad Hace poco, un colega cruceño suspendió su suscripción con una carta pública por los adjetivos con los cuales el corresponsal en Argentina califica permanentemente al presidente Javier Milei. Apelativos que nunca se usaron contra los presidentes del llamado “socialismo del Siglo XXI”.
En el caso boliviano, la postura de “El País” es una muestra de esa decadencia que describe Savater. Se parcializó con Evo Morales durante todo su gobierno; cualquier oposición era calificada como acción de la “ultraderecha” (cruceña) contra el indefenso indígena; palabras más, palabras menos.
Su corresponsal en La Paz es un claro ejemplo del periodismo irresponsable y desprolijo, como muestran sus notas sobre los sucesos de octubre y noviembre de 2019. El mismo individuo que inventó una historia para justificar el cierre de “Página Siete”; artículo aparecido en “El País” que mereció la protesta colectiva de periodistas bolivianos.
Fernando Savater expresa su desprecio por este tipo de periodismo servil. Es consciente de su propio valor y lo que su pluma representa para la historia del periodismo español. Enseña la importancia de mantener el pensamiento propio, la visión personal de los acontecimientos, la importancia de no ser oveja. Aunque por ello se pierda un empleo.