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El peligro de la gratificación inmediata

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En las últimas semanas se ha estado comentando mucho acerca de nuevas tecnologías (IA) que permiten hacer un sinfín de cosas en un par de segundos, con mucha facilidad y poco esfuerzo y aunque en muchos casos, especialmente para empresas que se dedican a la creatividad y creación de contenido, son herramientas muy ventajosas y de gran ayuda, en otras como el ámbito académico, tal vez, no tanto. Este artículo no tiene como objetivo principal hablar acerca de estas nuevas tecnologías y mucho menos criticarlas, ya que al final del día es un paso más dentro del progreso del mundo digital y por lo tanto, de nuestro nuevo mundo.

Ahora bien, me pareció interesante hacer uso de este ejemplo en auge en este momento para reflexionar o mejor aún, hacernos conscientes, de algo que está presente en todos nuestros entornos y actividades; el peligro de la gratificación inmediata.

Con esto me refiero, a esa gratificación instantánea que recibimos al saciar nuestros deseos directamente de aplicaciones y páginas webs. Por ejemplo, los “likes” que recibimos en una publicación o historia, el poder salir con alguien cuando quiera (datings apps), el poder comprar el set de tazas minis para café que aunque no necesito (porque tengo suficientes) se ven bonitas en la cocina y además, la puedo recibir al día siguiente, el permitirme no salir de casa para comer cualquier tipo de comida que desee, etc. Podríamos seguir así con la lista, la verdad es que todos somos o hemos sido “beneficiarios” de esta gratificación instantánea porque Amazon nos ha salvado de alguna emergencia, o muchas, a todos ¿o no?, pero aunque estos ejemplos tal vez no sean extremos o no se vean a simple vista, hay algunos otros que están igual de presentes y están generando un impacto muy negativo en nuestra sociedad.

Un claro ejemplo de la satisfacción inmediata es el uso problemático de la pornografía. Tal vez no sabías esto, pero la media hoy de inicio en el mundo de la pornografía está entre los 9-11 años para niños y 15 años en las niñas (tienen un impacto aún más negativo debido a la inmadurez cerebral). El 37.7% de los chicos y un 19.3% de las chicas tienen una alta probabilidad de desarrollar un uso problemático de ella y todo esto se debe a las 3 “As” que refiere el mundo de la pornografía: accesibilidad, asequibilidad y anonimato. Todo esto hace que una página de pornografía reciba 83.116.800 búsquedas diarias, en cifras más cortas, tomaría 130 años para poder ver todo el material pornográfico que se ofrece hoy. El verdadero problema es que la mayoría de las personas piensa que es una actividad íntima que no afecta a nadie, pero esto no es así; a nivel personal, el 84% de los consumidores de pornografía entre 18 y 24 años ha sufrido alguna disfunción sexual y un 13.3% de la población general cumple con dichos criterios, pero esto no queda aquí, ya que el 88% de los contenidos de las escenas de pornografía implican violencia física, el 94.4% están dirigidas contra las mujeres y el 70.3% son realizados por hombres, claro está, que algunos de los efectos producidos hacia los demás consisten en normalizar conductas que antes eran consideradas como inadecuadas, preferir la fantasía a la realidad, tener una distorsión acerca de los cuerpos reales de las mujeres y la objetivización de éstos, y más grave aún, favorece a que persista la violencia de género y ya ni hablar de todo el mundo que existe detrás de las películas pornográfcas. Para acabar con este ejemplo, cabe aclarar que hay una diferencia entre el uso excesivo de la pornografía y el uso problemático, es decir, no todo aquel que ve pornografía termina siendo un adicto a ella, pero no hay que engañarse, se puede dejar de consumir pornografía y bloquear todas las páginas, pero las imagénes quedan en la cabeza, por lo que, lo que empieza para muchos como una forma de “aprender” luego se convierte en un trabajo para “desaprender”.

Antes mencionaba, la gratificación inmediata que recibimos a través de los “likes”, esto que parece una forma inofensiva de reconocimiento y un falso aprecio, para muchas personas se vuelve una forma de buscar validación, aunque finalmente no sube el autoestima, al contrario, es un medio de comparación constante. De hecho hace poco un estudio reveló un aumento de demanda de cirugías estéticas con la petición específica de retoques basados en los filtros de Tik Tok. Por otro lado, lo que nosotros vemos como una aplicación cuyo objetivo es conectarnos con los demás y estar al pendiente de lo que está pasando en sus vidas, en realidad para ellos (la empresa) es una fuente de información, nuestra información. Así se refleja en un documental de Netflix, el cual recomiendo mucho, llamado “El dilema de las redes sociales”, en este documental se señala la clara correlación positiva entre el uso empleado en la app y la extracción de información personal, es decir, a mayor tiempo en la aplicación, más información pueden extraer de nosotros (qué nos gusta, con quién interactuamos, qué lugares visitamos, etc).

Siguiendo una recomendación dada en el documental, lo que podemos hacer en este caso es desactivar las notificaciones, ya que el principal objetivo de estas es llamar nuestra atención y tentarnos con entrar en ese momento a la app, ¿por qué? Para engancharnos, porque nunca entramos solamente a ver un minuto el reel que nos mando nuestra amiga/o y ya ¿o sí?

Nuestro cerebro se está acostumbrando a limitar nuestra atención a recibir información en 60 segundos a través de un Tik Tok o máximo tres-diez minutos (¡por suerte ya lo ampliaron!), nuestra memoria a no esforzarse porque recibimos recordatorios y alertas todo el tiempo, nuestra orientación espacial está perdiendo un poco su habilidad de explorar porque ahora se limita a seguir las instrucciones de google maps, etc, etc.

Para concluir, hemos de decir que no debemos demonizar estas herramientas digitales, la mayoría nos sirven de gran de ayuda en nuestro día a día, nos ahorran tiempo y facilitan los medios para conseguir algo, sin embargo, debemos poder desarrollar cierto control sobre ellas, es decir “yo controlo a la app y la app no a mi”. La gratificación inmediata expresada en diversas formas puede ser muy placentera, pero como ya hemos visto, a la larga puede generar problemas, empezando por no tener una buena tolerancia a la frustración y demás cuestiones que hoy en día son objeto de estudio de las llamadas adicciones comportamentales.

La solución para la mayoría de nosotros, mortales, no es librarse 100% de estos instrumentos, pero siempre será recomendable ejercitar la mente de forma natural y no dejarse ayudar por completo por la facilidad de estas herramientas digitales. Si no, te recomiendo ver el video del test marshmallow desarrollado por el Dr. Walter Mischel, aplicado a niños, y los resultados de éste.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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