El reino de la improvisación
Escucha la noticia
Suele decirse que las segundas partes nunca son buenas. La sentencia popular le cae esta vez como anillo al dedo a Johnny Fernández, a quien no le sale ni una sola en su actual gestión edilicia en Santa Cruz de la Sierra. Está yeta, dirán sus coterráneos, pero el tema es más profundo que la falta de suerte en la ejecución de políticas públicas en la ciudad más grande del país.
Es notorio que el alcalde de las camisas y chalecos estridentes no planifica y no cuenta con equipos de trabajo a la altura de las circunstancias, ni en el Ejecutivo ni en el Concejo municipal. Es extraño porque Fernández no es novato en las lides municipales. Fue dos veces alcalde de Santa Cruz, en 1995 y 2000, además de concejal, antes de esta gestión iniciada el 3 de mayo de 2021.
En un par de ocasiones anunció cambios integrales en su gabinete y los resultados se asemejan al parto de los montes. Salvo contadas excepciones, la falta de compromiso con el servicio público es evidente en una entidad tan cercana a la gente. Ninguno de los concejales de UCS, el partido fundado por su padre Max Fernández, fue convocado al Ejecutivo municipal porque carecen de cualidades para hacer gestión, haciendo, no discursando.
En estos casi dos años, surgieron varias muestras de que la administración de Fernández está invadida por la improvisación. La última puso al desnudo al conjunto de su administración en esa faceta y está dejando la impresión de que lo único que ha cambiado en el Alcalde es su indumentaria y su inclinación por los videos para Tik Tok. Su estilo de gobernar al municipio cruceño sigue anclado en el siglo pasado.
¿Qué puso al descubierto la improvisación del conjunto de la gestión de Johnny Fernández? Un servicio esencial para los más chicos de la comunidad: el desayuno escolar para 377.000 niños y jóvenes que ahora es llamado “atora coto” o “tranca pecho” porque hasta marzo, si las circunstancias son benevolentes, los alumnos de las unidades educativas fiscales de Santa Cruz recibirán solamente raciones sólidas.
La falta de planificación, mejor dicho la improvisación a todo nivel, hizo que el proceso de contratación para el desayuno escolar 2023 se haya iniciado en noviembre del año pasado, sin tomar en cuenta que una licitación nacional o internacional conlleva el riesgo de ser declarada desierta y que el sitio web del Sicoes queda inhabilitado a principios de cada año de manera temporal.
Parece que quienes trabajan en la Dirección Municipal de Educación, en la Secretaría Municipal de la que depende esa unidad, y en las otras instancias municipales no poseen calendarios en sus escritorios o en sus teléfonos celulares.
No se entiende de otra manera que no hayan tomado todas las previsiones, en términos administrativos, para la contratación del desayuno escolar con la debida anticipación, a fin de que llegue a las manos de los alumnos desde el inicio de clases, es decir el 1 de febrero.
En un debate televisivo, el Director Municipal de Educación dijo que el proceso de contratación para raciones sólidas y líquidas, por separado, se inició el 8 de noviembre de 2022, cuando pudo haber comenzado antes, más aún porque decidieron que a partir de 2023 la alimentación complementaria se entregará también a los estudiantes del nivel de secundaria.
En Bolivia, el desayuno escolar tiene una antigüedad de por lo menos 20 años, lo que quiere decir que es una actividad municipal recurrente. ¿Qué pasó en la municipalidad cruceña? ¿Quisieron salir de lo normal y cayeron en lo ridículo? ¿Otros intereses complicaron los procesos de contratación?
La alimentación complementaria escolar comenzó a ser distribuido en las unidades educativas cruceñas 13 días después del inicio de clases y sorpresivamente solo con raciones sólidas, pese a que las autoridades municipales habían anunciado que se daría completo. La nueva promesa es que el 10 de marzo habrá jugos y leches saborizadas para acompañar queques, empanadas y barras nutritivas.
Y ¿por qué este tema desnuda la improvisación del conjunto de la administración de Fernández? En lugar de pedir informes al Ejecutivo para que explique las razones de la demora, el concejal ucesista Maikol Negrete la justificó afirmando que el desayuno escolar no era distribuido porque los niños están “llenos de bichos” y que la prioridad sería la desparasitación de los alumnos. Un verdadero insulto a la comunidad.
Más allá del exabrupto, las palabras de Negrete ponen al descubierto lo que representa el desayuno escolar para Fernández y su gente. ¿No saben acaso que para muchos niños y niñas es el único alimento del día por los niveles de pobreza aún presentes en Santa Cruz? ¿No están enterados que se ha convertido en el mecanismo para frenar los índices de deserción escolar?
En la Alcaldía cruceña manda la improvisación, acciones institucionales sin estudios ni planificación. Ya ocurrió con la contratación del servicio de recojo de basura o aseo urbano, el cambio de losetas en el casco histórico de la capital, la entrega de un bono de 100 bolivianos, la poda de maleza en plazas, parques y jardineras que aumenta el riesgo del dengue, y la minga del domingo 12 de febrero que no llegó a todos los barrios y sirvió más para el show gubernamental que para la contención de la epidemia.
La improvisación termina transformándose en la antesala de actos de corrupción, niveles de ineficiencia y abusos de poder. Hacer las cosas a toda carrera conlleva el riesgo de que se comentan irregularidades por obtener resultados instantáneos, ajenos a cualquier esquema de planificación. Fernández convive con la improvisación y nada hace pensar que entre sus planes esté desterrarla, pese a que le quedan tres años más como máxima autoridad municipal.