OpiniónEconomía

El rol histórico de Rodrigo Paz

Antonio Saravia

Economista

Escucha la noticia

Tengo la impresión de que Rodrigo Paz y su gobierno no han entendido aún su rol histórico. El mandato que les ha dado la ciudadanía ha sido muy claro: resolver la crisis y devolverle al país las bases institucionales republicanas que el MAS destrozó. Esa es su enorme responsabilidad después de 20 años de retroceso, abuso y desesperanza. Se trata, sin duda, de una reconstrucción muy complicada que implica enormes sacrificios. El rol del nuevo gobierno es cargar con el costo político de llevarla adelante.

Para resolver la crisis lo primordial es devolverle al país la salud fiscal. Dado que no hay un solo peso en las arcas fiscales es importante entender que no podemos seguir financiando déficits. La única forma de hacerlo sería pidiéndole al Banco Central que siga imprimiendo dinero y ya sabemos cómo acaba eso.

El gobierno no puede darse el lujo, por lo tanto, de avanzar de manera gradual; tiene que eliminar el déficit fiscal de entrada y de una sola vez. Para esto es esencial, entre otras medidas, eliminar la subvención a los combustibles, eliminar empresas públicas (todas ineficientes y corruptas), y despedir una cantidad importante de empleados públicos (no podemos seguir soportando un ejército estatal de más de un millón de personas). ¿Tiene todo esto un costo político? Por supuesto. Estos ajustes son recesivos en el corto plazo porque el gobierno deja de inyectar dinero en la economía. La eliminación de la subvención a los combustibles, además, incrementará los precios y tendrá un efecto real en el poder de compra de las familias.

Son efectos durísimos y equivalentes a lo que los alcohólicos llamarían los efectos de la abstinencia. Pero se deben hacer, no hay otra salida. Y al hacerlos, Rodrigo Paz y su gobierno no ganarán ningún concurso de popularidad. El nuevo gobierno debe aceptar que su rol histórico en beneficio del país puede obligarlos a cometer un suicidio político.

La siguiente tarea es igual de complicada. El gobierno debe sentar las reglas de juego necesarias para que el sector privado pueda reactivarse y así reactivar la economía y traer dólares de manera sostenida. Esto implica desregular y proteger la propiedad privada. Para eso se deben eliminar todos los controles de precios (sí, incluido el del pan), los cupos a la exportación, los aranceles y las múltiples regulaciones laborales que hacen carísimo contratar en el mercado formal.

Se debe, además, hacer una reforma impositiva profunda de tal forma de no tener más de 10 impuestos, todos con una tasa reducida y fáciles de pagar. En suma, el Estado debe asegurarse de hacer mutis por el foro y simplemente dedicarse a proteger la propiedad privada de los agentes económicos. Esto generará enormes incentivos individuales a crear riqueza.

Pero claro, cambiar las reglas de juego también traerá resistencia de aquellos sectores que se beneficiaron por muchos años de ellas. Sacar al Estado del medio implica sacarles la mamadera a los políticos.

Desregular el mercado laboral implica granjearse la enemistad de la COB y los sindicatos, eliminar controles de precios resultará en protestas de juntas vecinales. Eliminar aranceles puede generar la oposición férrea de empresas locales que ven desmantelada su protección. Y, otra vez, Rodrigo Paz y su gobierno no serán santos de devoción, pero su mandato histórico los obliga ser firmes en estas decisiones y llevar adelante estas reformas con autoridad.

Finalmente, el nuevo gobierno debe mover el país hacia la reforma completa de la Constitución. Poco habremos avanzado si no terminamos con el absurdo Estado Plurinacional y esa Constitución hecha a medida del Socialismo del Siglo XXI que solo impone trabas al desarrollo y promueve el trato desigual ante la ley.  Y claro, una vez más, esto puede significar una fuerte oposición de muchos sectores exmasistas (y del propio Vicepresidente) que el gobierno deberá campear con autoridad y firmeza a costa de popularidad.

El rol histórico de este gobierno es hacer lo correcto, no lo agradable. Y me temo, por lo visto en estas primeras semanas, que todavía no lo entienden así. Por ahora parecen moverse a paso lento, muy lento, como queriendo no enojar a nadie con sus decisiones.

Van por los márgenes y tanteando sin atacar los problemas centrales. Da la impresión de que siguen en campaña queriendo quedar bien con la gente cuando lo que se necesita es liderazgo de autoridad para cruzar el duro desierto de los ajustes. Las intervenciones del Presidente siempre contienen una queja o denuncia por la cloaca que dejó el MAS, pero hacen muy poco para mostrar el difícil camino que deberemos caminar. Por ahora solo tenemos anuncios de que llegarán más anuncios.

Rodrigo Paz debe entender que su rol es pasar a la historia como el presidente que hizo el trabajo sucio para que el país tenga un futuro. Punto, es eso y nada más. No cometa el error populista de querer quedar bien con Dios y con el diablo. No cometa el error de querer proyectarse a sí mismo y a su partido hacia el futuro. Hágalo sin miedo Presidente que Bolivia es sabia y en el largo plazo le reconocerá su valentía, como lo hizo con otro Paz, el Dr. Víctor Paz Estenssoro.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

50% LikesVS
50% Dislikes

Antonio Saravia

Economista

Publicaciones relacionadas