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El último acto de hipocresía del régimen: ¡No hay presos políticos!

Hugo Carvajal Donoso

Sociólogo. Vicepresidente de ACADEMIA

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El país parece no condolerse de la cantidad de líderes de oposición encarcelados injustamente por el régimen. Están en las cárceles, la expresidenta Jeanine Añez, el gobernador Luis Fernando Camacho; líderes: cívicos, sindicales, ex autoridades y funcionarios del gobierno de transición. Otros, son acosados por la servil justicia masista, con el propósito de amedrentarlos, silenciarlos, obligarlos al ostracismo político o al autoexilio. Toda persona que sea identificada como potencial amenaza, es perseguida y hostigada.

Varias organizaciones y activistas sociales, denunciaron que desde el mes de enero del 2023 se incrementó la persecución, el número de aprehendidos y  detenidos, llegando a superar los 240 hasta el momento.

Del número de exiliados políticos ya no se habla. Todo indica que se produjo un corte entre las injustas persecuciones durante el régimen del cacique cocalero (2006-2019) y el continuismo autoritario actual. ¿Decidieron saltar página?

El gobierno no se conmueve, no reconoce la persecución y violación de los Derechos Humanos, ignora olímpicamente los informes de organismos internacionales al respecto. Ufanamente la ministra de la presidencia declara que en Bolivia no hay “presos políticos”. Por lo tanto, no puede haber un “perdonazo” o amnistía, complementa el impasible vocero presidencial.

Que el masismo desprecie el Estado de Derecho, maltrate a las autoridades electas y desbarate las instituciones democráticas, no es ninguna novedad. Resulta incomprensible que la continua agresión en contra las libertades ciudadanas, sea asumida con preocupante pasividad por las organizaciones políticas y activistas sociales. Se impuso la inmediatez en la disputa del poder. La denominada sociedad liquida, ha degradado la política y debilitado profundamente los vínculos humanos.

La sociedad aguanta, mientras disfruta del bienestar coyuntural. Es así, la pobreza solo conoce de urgencias y no le presta atención a las visiones catastrofistas. Les parece más útil las pequeñas prestaciones: bonos, exenciones impositivas, canastas familiares, mantener el tipo de cambio, y la subvención a los carburantes y la harina. Esto es lo tangible y el autócrata Arce lo sabe. Se mantiene en el empecinamiento de vivir en una apariencia: ¡la pregonada estabilidad económica!

Cuando una sociedad se siente satisfecha, no presta la menor atención a las advertencias o pronósticos de una inminente debacle económica y energética. La natural reacción es: mientras se pueda, “métale nomas”. ¡A disfrutar del bienestar! La experiencia ha demostrado que es efímero.

Expresiones de: cómo duele el país; el sentimiento de impotencia se acrecienta; Bolivia se nos muere; no hay racionalidad en la economía; el déficit fiscal pone en riesgo la estabilidad; y se farrearon nuestras reservas internacionales; son reflexiones que se localizan en los análisis de intelectuales y economistas interesados en los destinos de la nación. Estas realidades, son abstracciones incomprensibles —por ahora— para el pueblo. Insistir en este tipo de mensajes, es como denunciar en medio de una fiesta, que el alcohol está adulterado y la amplificación de la música solo está pagada para media hora más.

De mantener esta fábula, se encargan la cadena de radios azules, los espacios pagados en medios de comunicación y las redes sociales,  los guerreros digitales y sus cuentas falsas;  eficazmente apuntalados por una tropa masista de empleados públicos, sindicatos cooptados mediante la prebenda, y las incontables concentraciones públicas financiadas con dinero estatal.

¿Cómo enfrentar esta cultura antidemocrática del despilfarro, y el menosprecio a las libertades ciudadanas? ¿Cómo impedir esta agresión autoritaria del masismo? Solo trabajando eficaz y virtuosamente la UNIDAD de las organizaciones democráticas, podremos exigir una verdadera amnistía que obtenga la libertad de los presos políticos, frenaremos el hostigamiento y la persecución judicial. Actuando en bloque, conseguiremos detener la agresión del autoritarismo masista.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Hugo Carvajal Donoso

Sociólogo. Vicepresidente de ACADEMIA

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