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Estrategias, escenarios y posibilidades

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Lo dijimos el mismo día de la pantomima de golpe de Estado protagonizada por un puñado de militares, circunscrito al perímetro de la plaza Murillo de La Paz. Lo hicimos recordando lo que habíamos visto e informado de los cruentos golpes perpetrados en las décadas del 70 y 80. Lo dijeron los grandes del periodismo boliviano Amalia Pando y Carlos Valverde, además de este servidor, en una transmisión especial del streaming Último Momento.

Ese miércoles 26 de junio de 2024 analizamos la melodramática puesta en escena y al día siguiente, tras la detención de Juan José Zúñiga en puertas del Estado Mayor, coincidimos en que dos ejes discursivos empezaban a pugnar por instalarse en la sociedad: un golpe militar desarticulado nada menos que por el presidente y capitán general de las Fuerzas Armadas, Luis Arce; y un autogolpe promovido por el Gobierno para intentar cambiar la agenda pública y mediática del país.

La base de ambos ejes discursivos en disputa era la casi nula credibilidad del régimen que ya había ensayado otras narrativas para eludir su responsabilidad en la crisis multidimensional, desde echarle la culpa al imperialismo estadounidense hasta denunciar una confabulación entre la derecha tradicional boliviana y la “nueva derecha” o el evismo, pasando por varios acuerdos que firmó con empresarios y productores, todos ellos sobre papel mojado.

Lo que el país entero no sabía, al menos no por boca del excomandante del Ejército, quien se hacía llamar “general del pueblo”, era que el autogolpe fue planificado meses antes por el Gobierno con reuniones secretas, instrucciones del propio mandatario, pedidos de armas al Ejército, negociaciones para comprar armamento a un extranjero, actuación de dos poderosos asesores no oficiales de la presidencia —Hugo Moldiz y Fernando Rodríguez— y otros entretelones.

Si la retórica gubernamental no tuvo éxito en 2024 —una minoría creyó lo del golpe militar fallido— ¿por qué sacaron nuevamente a flote el tema con un audiovisual que solo sirve para acusar a intelectuales reconocidos y más militares? ¿Otro intento por distraer la atención de la opinión pública sobre el descalabro económico y comprar tiempo hasta que se cumplan los plazos clave del proceso electoral?

La presentación y la difusión del audiovisual de una hora y 24 minutos de duración, catalogado por el Gobierno como documental, tenían la intencionalidad de aprovechar al máximo el colapso del bloque opositor y la probabilidad de una nueva dispersión del voto entre aquellos que repudian al MAS, en cualquiera de sus versiones. Se usó el “dronazo” de Tuto Quiroga para contratacar etiquetando a analistas críticos, debidamente seleccionados, como golpistas para provocar caos y temor en el conjunto de la sociedad.

Las aprehensiones y citaciones fiscales fueron parte de la contraofensiva, mientras se estaría desplegando una estrategia para retener el poder con un nuevo triunfo electoral, incluidos fraudes y manipulaciones, según Zúñiga; dejar que los “opositores funcionales” hagan lo suyo; alimentar las fracturas entre quienes anunciaron unidad y terminaron inscribiendo alianzas por separado; e inhabilitar a los que realmente pueden poner en peligro el continuismo.

Un probable escenario sería sellar la candidatura presidencial de Lucho, cerrándole a Andrónico Rodríguez todas las posibilidades de armar un frente de izquierda con rostro indígena, algo que se produjo al cumplirse el plazo de inscripción de alianzas —se registraron por separado el MAS, Morena y MTS que conformó una alianza—, o tener al menos una sigla a disposición en caso de que Andrónico decida destetarse de Evo Morales y comience a buscar su propio destino político.

Alianza Popular, una las cinco inscritas ante el TSE, encabezada por Félix Patzi, le abrió nuevamente las puertas y ahora espera una decisión del presidente del Senado, corriendo el riesgo de quedar inhabilitada solo por haber reiterado la invitación.

Si esta vía tiende a concretarse en el curso de las próximas semanas, tomando en cuenta que el ampliado nacional del MAS volvería a ser postergado y ya no se realizaría el 3 de mayo, la proclamación oficial de Lucho y su acompañante de fórmula tendría que ser verdaderamente multitudinaria en El Alto para generar la sensación de una victoria cantada, a días de que se cumpla el plazo para la inscripción de candidaturas, 14 al 19 de mayo, y a tres meses de los comicios, 17 de agosto.

¿Qué pasa si ese escenario no funciona principalmente porque los bajísimos porcentajes que presenta Lucho en todas las encuestas son irremontables? Podría surgir otro en el que el arcismo tendría que tragarse sapos y culebras, algo bastante normal en política, y negociar con Andrónico la candidatura presidencial por el MAS y cuanto apoyo social y político pueda reunirse para que el vicepresidente de las federaciones cocaleras del trópico asuma el control, tanto del Gobierno como de la campaña.

El único camino que se abriría ante esa posibilidad sería activar la sucesión constitucional con la renuncia del presidente y vicepresidente para que el tercer hombre del país asuma la condición de presidente-candidato a poco de las elecciones generales. Parece descabellado, pero te recuerdo que en política ningún escenario es descartable del todo, mientras garantice el resultado deseado.

En ninguna de esas hipótesis aparece Morales, quien sí puede desbaratar los planes gubernamentales si llega a ser inscrito en el TSE y es confirmado como candidato a la presidencia por alguna fuerza política aún no develada. Morales ha decidido esperar hasta último momento para dar a conocer el nombre del partido y cambiar de colores por segunda vez en este tiempo electoral, además de marchar hacia La Paz faltando días para el vencimiento del plazo, en un abierto desafío al Gobierno para que ejecute las órdenes de aprehensión.

Zúñiga, experto en inteligencia militar, pateó el tablero organizado por el Ejecutivo a partir del audiovisual y pasó a la contraofensiva con contactos, videos y cartas enviadas a medios de comunicación, sobre todo extranjeros, para dejar sentado que lo ocurrido el 26 de junio de 2024 fue un autogolpe planificado por el Gobierno, al que Amalia bautizó irónicamente como el “zuñigazo”.

Andrónico también podría patear el tablero si rechaza la eventual oferta político-electoral que echa por los suelos su lealtad al evismo y deja nomas que Lucho sea presidente-candidato con escasas opciones reales de triunfo. ¿Resurgirá entonces la posición antidemocrática de dinamitarlo todo y desvirtuar el proceso eleccionario con sentencias constitucionales, caos social y acciones de terrorismo de Estado? No olives que en política ningún escenario es descartable del todo, más aún si los prorrogados del TCP ya tienen en sus manos los recursos presentados por Huaytari, Cusi y organizaciones indígenas. En las próximas semanas puede pasar de todo.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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