OpiniónInternacional

Guatemala: claves de una elección colmada de hartazgo

El voto nulo superó al candidato más votado en primera vuelta presidencial en medio de un clima de decepción con la clase política. La campaña sigue entre viejas y nuevas promesas. Analizamos los detalles más importantes.

Escucha la noticia

Por Álvaro Bermúdez-Valle1

Seis de cada diez ciudadanos de Guatemala habilitados para votar participaron en la primera vuelta presidencial el 25 de junio. En números, votaron 5.490.240 de las 9.356.796 habilitadas. Si bien hubo un considerable porcentaje de electores (60%), los votos se diluyeron en una amplia oferta de 22 candidatos.

El balotaje se realizará el 20 de agosto entre dos candidatos que apenas sumaron un 27% del apoyo electoral. Por un lado, la ex primera dama, Sandra Torres, que, en este, su tercer intento como candidata, obtuvo 15% de los votos. Con ello, obtuvo un desempeño menor al 18% que logró en 2014 y al 25% de 2019. Por el otro, el diplomático y diputado Bernardo Arévalo, quien se estrenó como candidato y alcanzó el 12%. ¿Qué nos dice este resultado del momento político que vive Guatemala? ¿Cuáles son los escenarios previsibles? Analizaremos las claves que nos ayudan a comprender la elección del país más poblado de Centroamérica.

Abstención y voto nulo

Los votos nulos fueron los que más contaron al final del día. El 17% de los guatemaltecos protestaron a través de la papeleta. Y aunque el número esté lejos del 50% que exige la ley para declarar nulo el proceso electoral, ha sido un fuerte llamado de atención a la dirigencia política.

Los dos candidatos que enfrentan la recta final hacia el balotaje tienen el desafío de conectarse con un electorado descontento y que desconfía de las capacidades e intenciones de su clase gobernante.

Por primera vez en la historia reciente del país, el voto nulo fue superior al rendimiento electoral del candidato más votado en primera vuelta presidencial.

Votos nulos y votos a candidato más votado en primera vuelta Guatemala 1995-2023

Es posible explicar el voto nulo a partir de la decepción generalizada hacia el sistema democrático. Para muchos ciudadanos ha sido frustrante que después del movimiento cívico de protesta que llevó a la renuncia del presidente Otto Pérez Molina en 2015, el resultado de los siguientes procesos electorales (2015 y 2019) diera paso a gobiernos continuistas con posiciones políticas e ideológicas similares a las del derrocado presidente. Igualmente, ha influido el que no se haya disipado la percepción incesante de corrupción, y la persecución a periodistas, fiscales y jueces que participaron en el proceso de derrocamiento a Pérez Molina.

Por otro lado, también jugó un papel importante el llamado a anular el voto de diversos líderes políticos que fueron inhabilitados participar en las elecciones. Esto alimentó el hartazgo. Candidatos presidenciales de izquierda como Thelma Cabrera y Jordán Rodas, y de derecha como Roberto Arzú y Carlos Pineda, éste último líder en los sondeos de opinión antes de su exclusión del proceso electoral, fueron inhabilitados por el Tribunal Supremo Electoral. Las razones esgrimidas por la justicia fueron de índole administrativa. Estas figuras pedían a los electores anular el voto por tratarse de un proceso que consideraban viciado y que pretendía favorecer al oficialismo.

El tercer intento de Torres

Desde el regreso a la democracia en 1985, las ideologías pesan poco en Guatemala. Partidos caudillistas sin bases ni programas políticos han gobernado sucediendo sus características, aunque cambien sus nombres. Pero nunca en un balotaje se encontraron dos partidos de izquierda.

El partido de Sandra Torres, Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), ya ha estado el gobierno nacional (2008-2012). Su candidata se autorreconoce como socialdemócrata y centrista, aunque sus propuestas y discurso ha sido más inclinados hacia la centroderecha con un componente conservador en lo social.

Cuando Torres se desempeñaba como primera dama asumió un liderazgo inusitado, erigiéndose como coordinadora del «Consejo de Cohesión Social», un gabinete paralelo en el que se tomaban decisiones discrecionales sobre los programas sociales. Tal papel granjeó a Torres un apoyo electoral que reside entre la población rural y pobre que se benefició de esos programas sociales. Y, por otro lado, de la antipatía entre la población principalmente urbana que resiente de la discrecionalidad, falta de transparencia con la que se manejó la ex primera dama. En los dos intentos previos a la presidencia, Torres fue derrotada en la segunda vuelta.

La ¿nueva? izquierda

Luego está Bernardo Arévalo, quien lidera el partido Movimiento Semilla, que nació del movimiento de protesta que derrocó a Pérez Molina. Desde sus inicios, la organización se ubicó en una posición de centroizquierda. En el pasado proceso electoral de 2019, Semilla obtuvo el 5% de los votos, lo que le permitió una bancada con 7 de las 160 diputaciones a la Cámara. Su electorado está conformado principalmente por población urbana y de mayor escolaridad.

La bancada de Semilla ha sido señalada de ser poco pragmática en cuanto a tejer alianzas con otros partidos de oposición e incluso afines ideológicamente. Han luchado por ser reconocidos como un movimiento anticorrupción con propuestas técnicamente sólidas, aunque no han resultado políticamente viables.

En 2015 y 2019 los balotajes fueron definidos en contra de Sandra Torres. ¿Es este un elemento que le da cierta ventaja al Movimiento Semilla? Es posible. Ambos perfiles son muy diferentes entre sí y esto habilita al contraste entre las dos opciones.

El TSE rescata la institucionalidad

La jornada electoral ha dejado una sorpresa esperanzadora para la democracia guatemalteca. De momento, el Tribunal Supremo Electoral ha salido librado del proceso.

Previo a las elecciones, la institución electoral había sido percibida como corrupta por gran parte de la población. Recientes reportes de prensa nacionales e internacionales dieron cuenta de supuestos sobornos para favorecer a candidatos del oficialismo o afines a este. Pero la ciudadanía ha dado credibilidad al resultado de las elecciones, en las que el candidato del oficialismo quedó fuera de la carrera presidencial. El temido fraude no sucedió y un TSE que se percibía cooptado por el oficialismo, ha ganado credibilidad.

Para el próximo gobierno serán cruciales las decisiones que permitan o no regresar a jueces, periodistas y funcionarios que se han exiliado durante los dos últimos gobiernos alegando persecución estatal, definirá al nuevo gobierno de Guatemala.

Retos de gobernar Guatemala

A partir del próximo enero, los partidos de Torres (UNE) y Arévalo (Semilla) se convertirán en la segunda y tercera fuerza en el Congreso, con 28 y 23 diputaciones, respectivamente. Compartirán el liderazgo con el oficialista Vamos, que conserva 41 curules. De momento es una incógnita si estas organizaciones serán capaces de pactar en el futuro para lograr acuerdos de país o si prevalecerán los intereses políticos con miras a minar la gobernabilidad del próximo Ejecutivo.

El partido vencedor tendrá que enfrentarse en el Legislativo a partidos políticos que han conformado lo que en el país se denomina el «pacto de corruptos», un bloque político que ha legislado para garantizar impunidad a funcionarios y exfuncionarios del país.


1Politólogo. Docente e investigador de la Maestría en Política Educativa de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Fue responsable del Programa de Personas Desaparecidas del CICR en El Salvador.

*Este artículo fue publicado en dialogopolítico.org el 29 de junio de 2023

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.b


Cuentanos si te gustó la nota

50% LikesVS
50% Dislikes

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp