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Hubrys y elecciones

El oficialismo parece confiar en que una mejora de los indicadores macroeconómicos o en el armado de acuerdos políticos pueda revertir su mala performance electoral. Pero ni la baja de la inflación ni el respaldo de otros dirigentes garantizan votos: la sociedad mide la economía en la verdulería, no en la balanza de pagos. Milei, que ganó sin estructuras ni partidos, conquistó a través de las redes y del rechazo a la “vieja política”, hoy aparece atrapado en un círculo de confrontaciones y promesas incumplidas. Sus choques con sectores valorados –universidades, científicos, jubilados, artistas– erosionaron la esperanza inicial. Tampoco resolvió las crisis que golpean su gestión, como el caso de la criptomoneda ni las sospechas de corrupción.

Jaime Duran Barba

Consultor de imagen y asesor político.

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Parecería que quienes manejan la campaña de La Libertad Avanza Carajo siguen creyendo que se gana mejorando los indicadores macroeconómicos y haciendo acuerdos con políticos. Los resultados de los procesos electorales de todos lados dicen que ambas cosas son falsas.

Si en estas dos semanas el Gobierno logra bajar a cero la inflación, o que se reduzca a la mitad el riesgo país, no ganará por eso las elecciones legislativas. En el campo de la macroeconomía el Gobierno ha tenido éxito, pero en las encuestas, más del 60% de la gente dice que está inconforme con la forma en que maneja la economía. La balanza de pagos y otras similares están bien, pero no la balanza de la verdulería y la panadería, que son las únicas que importan a la gente. Es necesario comprender sus sentimientos que dependen de muchas cosas que no tienen que ver con la economía, se gana conmoviendo sus sentimientos.

Tampoco los acuerdos con otros políticos garantizan nada y, en muchos casos, son perjudiciales para quienes los logran. Las normas clásicas dicen que el apoyo de un personaje ayuda si tiene en su imagen el doble de opiniones positivas que negativas. En este momento, en la Argentina, como en la mayoría de los países de América Latina, nadie tiene siquiera un saldo positivo.

El apoyo de otros políticos por lo general hace daño a los candidatos. Hemos visto naufragar candidaturas que tenían gran posibilidad de llegar a la presidencia, porque consiguieron el apoyo de intendentes, gobernadores, punteros políticos. En contraste, han ganado candidatos que evitaron que se publicite el apoyo público, de nadie con buen cúrriculum en la función pública. Injustamente, en los países democráticos, la mayoría de la gente cree que una sólida hoja de vida en el servicio público es un prontuario.

La pelea de Milei con todos los sectores políticos y todas las personas que se cruzan en su camino trajo malas consecuencias. Durante el primer año de gobierno muchos se aguantan, cuando llega la mitad del período empiezan a agitarse y después se disponen para el linchamiento. Milei se dedicó a demoler violentamente a todos los sectores políticos. Después de todo lo que ha dicho acerca de los líderes de Juntos por el Cambio, del radicalismo, los periodistas, los artistas, los científicos, las universidades, los discapacitados, no tiene autoridad moral para pedirles el apoyo. Si se lo prestan, sin que se perciba un cambio importante en la política de Milei, quedarán en ridículo. Les destruyó tanto que tampoco pueden aportar mucho.

La reunión con Trump será bien vista por los mercados pero quitará votos. Trump es el presidente que peor imagen ha tenido en el país. ¿No sería bueno tratar de ganar las elecciones?

La idea de entrevistarse con Trump en vísperas de las elecciones es extraña. Desde hace décadas hemos estudiado las actitudes de los latinoamericanos frente a los Estados Unidos. Aunque en casi todos nuestros países la mayoría quisiera emigrar a Norteamérica, incluso arriesgando su vida contratando coyotes sanguinarios. Sin embargo, hay un fuerte sentimiento antinorteamericano generalizado, en el que ocupa el primer lugar la Argentina. En algunos casos ha habido candidatos que perdieron las elecciones por el apoyo del gobierno o la embajada norteamericana.

La reunión con Trump en octubre será bien vista por los mercados y quitará votos en Argentina. Por lo demás Trump es el presidente que peor imagen ha tenido en el país, cosa que hemos medido desde hace muchos años y podemos comparar con las cifras de otros presidentes norteamericanos. ¿No sería bueno tratar de ganar las elecciones y después preocuparse de la opinión de los mercados que de todas formas provocarán una crisis si Milei pierde los comicios?

Desde hace meses el Milei exitoso en las urnas perdió su estrategia. Fue un candidato sin estructuras, sin partidos que lo respalden, sin políticos prominentes que lo ayuden, que ni siquiera pisó provincias en las que ganó ampliamente. Su herramienta de comunicación privilegiada fueron las redes sociales. Llamó la atención con un lenguaje corporal heterodoxo, contagió la esperanza de cambio diciendo que la libertad avanzaba sobre la vieja política del negocio y la componenda. Fue un candidato de la nueva era, que ofreció acabar con los vicios de la vieja política.

Los buenos sentimientos que exhibía fueron cediendo para dar paso a un enfrentamiento permanente con discapacitados, enfermos, jubilados, universitarios, artistas, científicos y otros actores bien vistos por la sociedad. Es eso lo que tiene que remediar para ganar.

No supo enfrentar las crisis. Los casos más importantes no se han resuelto y se han ido acumulando debajo de la alfombra, para explotar cuando hagan más daño: el caso de la criptomoneda, las eventuales coimas en la agencia de discapacitados, el narcoescándalo al que vinculan a Espert no se han resuelto de manera clara.

Su ratificación a la cabeza de las listas en la provincia de Buenos Aires deja en mala situación a todos los candidatos de su partido. Patricia Bullrich, cuya bandera es su exitoso combate al narcotráfico, ¿podrá compartir la tarima con Espert? El escándalo aparece cuando la sociedad está sensibilizada con el tema del triple crimen.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Jaime Duran Barba

Consultor de imagen y asesor político.

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