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Justicia “plurinashonal”: más despute total

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A la vista de los últimos acontecimientos vinculados con la administración de justicia, no queda más remedio que -con el perdón de los sensibleros- ratificar mi sentencia ciudadana del despute total en el que se revuelca el sistema de administración de justicia del plurinashonal. No es que sostenga que todos los operadores tienen ese estilacho pues hay muy buenas excepciones a esa temible regla, pero… cuando se trata de casos de alto voltaje político, sensiblemente puede predecirse que habrá “justicia a la carta” en favor del más poderoso (en sus distintas facciones que tienen parcelada esa administración); del más pendejo o finalmente del más bruto, pero con plata, poder o “llegada”.

Lo peor de todo es que -como me lo temía en este mismo espacio de ejercicio de opinión- las recientes elecciones judiciales (parciales, por obra de los mismos interesados auto prorrogados) pasada la luna de miel de aproximadamente 100 días que se estila otorgarse a los flamantes posesionados, no parece estar dando los fabulosos resultados que en sus ilegales campañas nos phajpakearon y que ahora, en sus recurrentes comparecencias, RRSS y propaganda juran que estarían cumpliendo. GOETHE ya dijo qué aunque la ley sea dura o prometa serlo, más dura y caprichosa es la realidad. Mutatis mutandi.

Ejemplos abundan y en cantidades industriales; pero probablemente el más tristemente célebre de la temporada están siendo las idas y vueltas del proceso penal contra el cocalero chapareño: tiene un mandamiento de aprehensión desde el año pasado que ninguna institución ni autoridad obligada -para eso les pagamos su sueldo- pudo o quiso hacerlo cumplir; se auto refugia en su territorio que parece una republiqueta independiente del poderoso estado que jura ser soberano (por si acaso, esa característica significa entre otras la capacidad de hacer cumplir leyes y órdenes legítimas en todo su territorio) protegido por hordas armadas que amenazan con eliminar a todo el que ose ingresar a “su territorio”; una jueza de Santa Cruz mediante un procedimiento medio raro (para ser educadito ya que además no tengo todos los detalles) resuelve prácticamente dejar en “fojas cero” todo lo tramitado incluyendo anular aquel mandamiento y hasta enviar el caso hacia la republiqueta independiente cocalera del Chapare (cuando los hechos juzgados fueron en Yacuiba y no es entonces el Juez natural) e inmediatamente desaparece al mejor estilo del fugado; quienes deberían apelar de esa resolución pues les agravia (entiendo sería la comisión de Fiscales y el Juez de la causa de Tarija, como accionados) hacen mutis por el foro y encima, por si los anteriores dislates no fueran ya suficientes, aparece otra acción presentada ahora en La Paz por alguna persona en nombre de la Jueza (ella indica que ni le conoce) y…tatatatan, el Juez ordena dejar sin efecto como medidas cautelar lo que la Jueza de Santa Cruz resolvió.

Varios periodistas me llaman para que les intente explicar lo sucedido, pero me tuvo que declarar desde la razón o siquiera sentido común el menos común de los sentidos y peor desde el Derecho Constitucional, la doctrina o la jurisprudencia completamente incapaz para explicar tamaño despute total, pues toda esa realidad de la administración de justicia plurinashonal supera cualquier ficción -el Gran Jhon Grisham se quedaría corto-.

Demuestra pues y más allá de toda duda razonable que de nada sirve tener la razón jurídica con base a los hechos, bellamente respaldada con doctrina, jurisprudencia, control de convencionalidad, etc., sino lo que impera es la justicia a la carta. Si te consigues un juez, hará lo que le conviene al poder -sea el que sea- así se caiga en manifiesta irrazonabilidad. Puedes explotar ciertas lagunas o facilidades que la ley te franquea (Ej: Las acciones de libertad pueden presentarse en cualquier lugar y por cualquier persona, incluso sin consentimiento del interesado) y lograr hacer y deshacer cualquier cosa, siempre y cuando tengas el suficiente poder político partidario, cobro de facturas por nombramiento, ausencia de lo que ponen las gallinas o en algún caso billetera. De justicia, ni pensar pues, faltaba más.

Así el estado del arte y conste en obrados que sólo tomé un ejemplo; no queda el menor vestigio de seguridad jurídica y peor de uno de sus principales atributos consistente en que el sistema debe ser mínimamente predecible. Para ello, existen normas jurídicas prefijadas, líneas jurisprudenciales establecidas y doctrina escrita; qué con base a similares bases fácticas, debieran producir resultados similares. Aquí, lo único predecible del sistema es que dependiendo de la cara del pecador y su lejanía o cercanía con esos poderes fácticos, podrá resolverse cualquier cosa. Ingo MULLER autor del celebre libro “Los Juristas del horror”, escribió: “Alemania sufrió horrores con “juristas” politizados, fanáticos convencidos y mentes primitivas, de qué en un proceso revolucionario, como lo fue el nacionalsocialista alemán, la justicia se sometía a la voluntad del Führer, quien estaba por encima del bien y del mal”. Al que le chante el guante…


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