La caída del régimen y el futuro de Siria
¿Cómo se desplomó de la noche a la mañana una férrea dictadura? Tras más de cincuenta años de la dinastía al-Ásad y trece años de guerra, la ofensiva rebelde consiguió acabar con el gobierno sirio. ¿Ahora qué sigue?
Escucha la noticia
Por:
La caída fulminante del régimen en Siria ha sorprendido a la comunidad internacional. En los últimos años y ante la situación de estancamiento de la guerra, se comenzaba a aceptar la consolidación de Bashar al-Ásad al frente del país. Un claro ejemplo de ello fue la readmisión de Siria como Estado miembro de la Liga Árabe en mayo de 2023. Sin embargo, todo cambió el pasado 8 de diciembre, cuando al-Ásad abandonó Siria en un avión privado rumbo al exilio en Moscú.
La familia al Asad
La que fue conocida como la “República hereditaria de Siria” parecía resistir a cualquier tipo de embestida interna o externa. El inicio de la dinastía de la familia al-Ásad encuentra sus orígenes en 1970. En esa época, tras un golpe de Estado, Hafez al-Ásad se hizo con el poder y estableció un régimen autoritario personalista como líder del partido Baaz, que defendía una ideología socialista secular.
La familia al-Ásad pertenecía a la minoría alauí, que representa al 10% de la población. El gobierno de Hafez al-Ásad se identificó con la confesión musulmana chií. Encontró una fuerte oposición entre la mayoría suní del país y entre la mayor parte de las minorías que habitan Siria entre las que cabe destacar a las comunidades cristianas, drusas, yazidíes, armenias, turcomanas y kurdas.
Uno de los episodios más dramáticos que mostraron la dureza del régimen fue la conocida como la “matanza de Hama” en las que las fuerzas de al-Ásad, lideradas por su hermano Rashid acabaron con la vida de más de 20.000 personas. Muchos de ellos vinculados con los movimientos islamistas y, en concreto, con los Hermanos Musulmanes, quienes encontraban un importante apoyo entre la población suní.
El presidente Hafez al-Ásad diseñó las estructuras institucionales para perpetuarse en el poder, y garantizó la continuidad de su legado, preparando a sus hijos para la sucesión, primero a su hijo Bassel, fallecido en 1994, y tras su muerte a Bashar, quien accedió al poder en el año 2000.
La guerra civil
Siguiendo la oleada de protesta populares de los países vecinos en Siria miles de personas se lanzaron a las calles exigiendo cambios políticos. La dura respuesta del régimen provocó una escalada de violencia que dio origen a una cruenta guerra civil que se extendió durante más de trece años.
La distancia ideológica entre los grupos opositores impidió una acción directa contra el régimen y dio paso a un conflicto mucho más amplio en el que cada grupo luchaba por sus propios intereses. Aquellos que desertaron del ejército sirio conformaron el Ejército Libre Sirio, que, con el paso del tiempo, fue ganando apoyos que se concretaron con la creación del Ejército Nacional Sirio en 2017.
Por su parte las facciones yihadistas vinculadas a Al Qaeda se agruparon en el Frente al Nusra. Las luchas de poder entre Abu Muhammad al-Golani y Abu Bakr al Baghdadi llevaron a la división interna de los islamistas radicales y al surgimiento del Daesh (Estado Islámico o Isis) como nuevo actor en Siria.
Por otro lado, las milicias kurdas también se convirtieron en actores destacados del conflicto. Estas, con el apoyo de Estados Unidos, fueron decisivas para acabar con la presencia del Daesh que había llegado a dominar la ciudad de Raqqa e importantes extensiones de terreno sirio cercano a la frontera de Turquía.
Internalización del conflicto
Los intereses internacionales llevaron a una rápida internacionalización del conflicto. Las potencias occidentalesofrecieron su apoyo a los grupos opositores, dando lugar a una situación confusa que llevó a que parte del armamento acabara en manos de los grupos islamistas radicales. En el año 2015, Rusia decidió entrar de forma directa en la guerra en apoyo de Bashar al-Ásad. El apoyo ruso, sumado al de Irán y al de Hezbollah fue determinante para que el régimen recuperara el control sobre las ciudades del norte del país y se llegara a una situación de aparente calma. Por su parte, los países de la OTAN centraron sus esfuerzos en acabar con el Daesh y, ante la presencia rusa, toleraron el gobierno de al-Ásad.
Durante los últimos años, los grupos opositores continuaron reorganizándose. En este proceso, en 2017, el líder del Frente al Nusra, Abu Mohamad al-Golani, decidió alejarse de Al Qaeda y enarbolar un discurso pragmático que impulsó la creación de Hayat Tahrir al-Sham (Organización para la Liberación del Levante o HTS).
¿Por qué cayó al-Ásad?
Los años de guerra dejaron una Siria devastada con un gobierno incapaz de ofrecer un mínimo de esperanza a sus ciudadanos. La aparente robustez del régimen no era más que una fachada que se mantenía en pie gracias al respaldo de Rusia e Irán. La implicación de estos dos Estados en otros conflictos, sumada a la delicada situación por la que atravesaba Hezbollah, dejaron a al-Ásad sin apoyos y sin posibilidad de respuesta ante una ofensiva de los grupos opositores. Como consecuencia de ello, el ejército sirio se mostró incapaz de contrarrestar la acción militar liderada por HTS que motivó la caída del régimen en tan solo once días.
HTS ha perfeccionado sus capacidades militares y ha recabado los apoyos suficientes para presentarse como una alternativa de poder. Además, la nueva narrativa de al-Golani llama a la unidad de los sirios, y a integrar a todas las minorías bajo una misma bandera. De este modo, el líder de HTS se aleja del discurso fundamentalista que aboga por el establecimiento de un califato.
Lo anterior no debe llevar a pensar que HTS haya renunciado a sus aspiraciones islamistas, cuyos principios se encuentran muy lejos de los valores democráticos. No obstante, el pragmatismo de al-Golani ha conseguido conectar con millones de sirios que ven en HTS una esperanza y el liderato hacia una nueva Siria, más identificada con los valores tradicionales y en la que la comunidad suní está llamada a liderar el cambio.