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La decadencia y su candidato

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La seguidilla de proclamaciones, aprovechando el inicio y la entrega de obras públicas, además de reuniones y actos oficiales con alcaldes de municipios rurales, rematarán en los próximos días en el lanzamiento oficial de la postulación de Luis Arce Catacora a la reelección presidencial (2025-2030). Pese a los trucos mediáticos, la falta de entusiasmo en filas oficialistas es notoria. Hay un ambiente de desmoralización, distinto al que precedía el arranque de las poderosas y triunfantes campañas electorales del MAS, incluida la de 2020 con Lucho como candidato. El telón de fondo es la decadencia.

El MAS, expresión política del bloque nacional popular que llegó finalmente al poder en 2006, se encuentra hiperfragmentado, una de las señales de esa decadencia. Agárrate porque la fuerza política más importante y hegemónica en lo que va del siglo XXI tiene en este momento al menos cinco corrientes internas tras la implosión: evismo, arcismo, choquehuanquismo, androniquismo y Morena o lo que podría denominarse como evaismo. Son ramificaciones que se desprenden de un tronco partidario que con matices, visiones y liderazgos debió haber dado paso a un proceso natural de renovación. No ha sido así.

En disputa y con diferentes pesos políticos en lo interno están Evo Morales, Luis Arce, David Choquehuanca, Andrónico Rodríguez y Eva Copa. Los masistas optimistas dirán: Qué movimiento político puede darse el lujo de tener hasta cinco opciones de cara a las elecciones nacionales (2025) y regionales (2026). Así como están ahora, ¿se sienten felices o satisfechos?, podría ser la respuesta.

De esas cinco corrientes, dos cumplen el requisito de forma partido: el arcismo que consiguió quedarse con la sigla MAS-IPSP y el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), que obtuvo personalidad jurídica en tiempo récord y sin mayores observaciones.

El evismo está negociando con grandes dificultades que le presten una sigla. El choquehuanquismo se acerca estratégicamente a Morena y espera la candidatura oficial de Arce para tomar decisiones en torno al actual vicepresidente. El androniquismo recibe ofertas dentro y fuera del populismo autoritario, aunque se reclama orgánico. Sin desesperarse aguarda que todos los caminos se cierren para Morales.

La fragmentación, tal como se la ve ahora, tiene escasas posibilidades de una reunificación plena. Se han hecho mucho daño en estos años y el rencor político es una de las características de los masistas, en cualquier nivel. Tal vez se produzcan acuerdos coyunturales, de mero interés electoral, entre algunas corrientes internas. Corren las apuestas.

Otro rasgo de la decadencia que rodea a la postulación de Lucho Arce, en el año del Bicentenario de Bolivia, es el pésimo manejo de la economía nacional, así el presidente repita que su administración hace cosas en beneficio de la población con poca plata. La estrategia electoral del presidente-candidato pasa, según los estrategas nacionales y extranjeros, por la reaparición de dólares mediante créditos —un banco europeo era una opción—, bonos de carbono e hidrógeno verde, pero la última calificación de Fitch Ratings de CCC- causó pánico en el Gobierno y el equipo de campaña.

En términos político-electorales, el retorno de los dólares a la economía boliviana podría mostrar al presidente como un “gran economista”, capaz de solucionar la base de la crisis multidimensional. En ciertos niveles del Gobierno se habla de hasta 5.000 millones de dólares, pero no llegan ni llegarán en el corto plazo por la imagen de desconfianza que proyecta la administración de Arce. La preocupación radica en que, si los dólares reaparecieran en cantidades importantes, éstos provocarían una nueva ola de despilfarro gubernamental con fines proselitistas.

Quedan seis meses para las elecciones generales del 17 agosto y lo previsible es que no habrá solución a la raíz de todos los males, que mantiene a Lucho como un candidato inviable, inclusive para el electorado masista. Si a ello le sumamos el dilema presidencial entre ordenar la captura de Morales o dejarlo en calidad de rehén en el trópico cochabambino, argumentando que eso ya constituye una derrota para el caudillo, es difícil que abandone el sótano de todas las encuestas y otros estudios de percepción electoral como grupos focales encargados por el equipo de estrategia electoral del arcismo.

En este punto aparece otra muestra de la decadencia. Se calcula que cerca del 20% del electorado nacional está compuesto por las denominadas “clases medias emergentes”, surgidas en casi dos décadas de regímenes del MAS, la carta brava del masismo en los últimos eventos electorales. Son personas que perciben jugosos salarios en los tres niveles del Estado, tienen a sus hijos en colegios y universidades privadas, realizan viajes de vacación por lo menos una vez al año, y han adquirido los hábitos de vida de las familias capitalistas.

Esas clases sociales emergentes están espantadas por lo que está sucediendo en el MAS-IPSP. No ocultan su temor —reflejado en los grupos focales— de perder sus ingresos y los privilegios a los que se han acostumbrado. Creen que todo puede acabar y ven al Gobierno como uno de los responsables. Es otra tarea descomunal para el equipo de campaña porque los decepcionados pueden abrazar candidaturas conservadoras, a fin de preservar su nuevo estilo de vida.

Y si hablamos del equipo electoral, buena parte de sus integrantes son autoridades en los principales niveles del Ejecutivo, es decir que hacen gestión y campaña al mismo tiempo, arrastrando al terreno de la conquista de votos las dubitaciones, debilidades, demoras e inconsistencias de la administración gubernamental. Ese equipo nació al amanecer de 2025 y no se ha vuelto a reunir en su totalidad, a pesar del inminente lanzamiento de la candidatura de Lucho Arce.

La crisis partidaria del otrora MAS hegemónico parece que tendrá en el presidente-candidato a uno de sus exponentes. Morales, Rodríguez, Choquehuanca, Copa y otros personajes tampoco pueden zafarse de ese panorama. La decadencia tiene un candidato y pueden ser más.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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