OpiniónInternacional

La encrucijada venezolana significa: democracia o dictadura en Latinoamérica

Hugo Carvajal Donoso

Sociólogo. Vicepresidente de ACADEMIA

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Hay momentos que marcan la continuidad o finalizaciónde una época en la vida política y la organización del Estado de Derecho en nuestras sociedades. La ola democrática del último tercio del siglo XX tuvo un hitosignificativo en la revolución de los claveles de 1974 en Portugal, este y otros fenómenos sociales se manifiestanen las decisiones simultaneas, que en materia de Derechos Humanos y ciudadanía política adoptaron el congreso norteamericano y la Comunidad Europea en contra de las dictaduras militares.

     Los acontecimientos no se explican por una sola causa, son varios los aspectos que definen los momentos históricos y es indispensable añadir la inclaudicable lucha por la libertad que heroicamente libraron muchísimas organizaciones políticas y sociales en todas las naciones. La acertada visión del expresidente James Carter alreorientar la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica, contribuyó a superar las miradas restringidas sobre la “guerra fría” que predominaban en las esferas del poder estadounidense.

    Por el momento, la atención de los dos grandes operadores políticos de occidente está centrada en la transición y reordenamiento del Parlamento y la ComisiónEuropea. También en las próximas eleccionesnorteamericanas en noviembre. Ambos definieron redimensionar su presencia en nuestra región.

    Debemos lamentar una vez más, que los grandes factores de poder latinoamericanos estén encasillados en visiones facciosas de la realidad y cobijados enenvejecidas posturas ideológicas. El presidente Lula da Silva, perdió la oportunidad de reposicionar a Brasil como referente geopolítico internacional, prefirió achicarse políticamente y hacerse a un lado, no denunció claramenteel gran fraude electoral y la vergonzosa autoproclamación del tirano Nicolas Maduro. Privilegió la unidad del Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo, menospreciando ladefensa de los principios democráticos y las libertades ciudadanas. Hace de UNASUR un club de amiguetes,creando una barra libre donde encontrar las mejores argucias que permitan la reproducción en el poder de los autoritarismos con apariencia electoral.

    Resulta vergonzosa y desconcertante la actuación deGustavo Petro, López Obrador y las misteriosas gestionesdel expresidente español Zapatero, basculando en su diplomacia como mediador, asesor o leal socio del régimen.

     La Unión Europea como la administración de Biden, no reconocen a Nicolas Maduro como presidente, continúan exigiendo pruebas creíbles de su autoproclamado triunfo y rechazan que el Tribunal de Justicia —servil al oficialismo— haya verificado la autenticidad del proceso electoral.

      Los candidatos presidenciales Donald Trump y Kamala Harris, así como la presidencia europea, observanpreocupados la deriva autoritaria del régimen de Maduro,y el riesgo que significa la intromisión militar de Rusia e Irán. Asimismo, crece el temor de que la represión a los miembros de la oposición y el régimen de terror impuestoorigine otra migración masiva hacia países vecinos, EE. UU. y Europa. Recordemos que la diáspora venezolanallega a más de ocho millones de personas.

     ¿Estos y otros elementos harían que el caso venezolano sea considerado como un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos? Las continuas declaraciones de congresistas republicanos y demócratas expresan unacreciente preocupación al respecto. El Alto Comisionado de la unión Europea Josep Borrell señaló: “este país puede entrar en una grave crisis…Estamos todos intentando evitar que esto ocurra”. Por su parte el senador republicano Rick Scott advirtió: “Los matones de Maduro, deben pensarlo dos veces si intentan atacar o encarcelar a María Corina Machado o al presidente electo Edmundo Gonzales”.

     Significaría un gravísimo daño a la democracia que el régimen autoritario de Maduro prolongue su mandato. La impunidad del fraude electoral constituiría un retrocesobestial para la debilitada institucionalidad política de la región. La causa venezolana es de todos, debemos respaldar la valiente lucha de su pueblo y el ejemplar liderazgo de María Corina Machado y Edmundo Gonzales.

     La contundente victoria electoral de la Plataforma de Unidad tiene que ser defendida por todos los demócratas y la comunidad internacional, es preciso sepultar los espurios mecanismos de reelección ilegitima, para derrotara los autoritarismos electoreros que tanto daño están ocasionando.


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Hugo Carvajal Donoso

Sociólogo. Vicepresidente de ACADEMIA

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