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Por Roderick Navarro1
Desde que el chavismo llegó al poder, no hay cifras oficiales creíbles que midan los niveles de pobreza en Venezuela. La revolución ha intentado borrar los rastros de su paso por nuestra historia al no recoger datos sobre la situación del país. Esto, entre muchísimas otras cosas, da para generar ilusiones que pueden ser creíbles para la comunidad internacional y todos aquellos alejados de la realidad criolla. En este caso, la ilusión de las «zonas productivas».
Única y exclusivamente basados en la frase «experiencia china», el chavismo intenta justificar la idea de que su totalitarismo es viable económicamente. En un país donde más de 15 % de su población ha huido por las consecuencias del comunismo, donde no hay respeto por la propiedad privada, donde no hay seguridad jurídica de ningún tipo, y donde no hay una política monetaria respetable, es realmente inaudito pensar que Venezuela será arreglada por los mismos que la tienen al borde.
Según Cáritas Venezuela, a partir de los hallazgos en su Monitoreo Centinela de la Desnutrición Infantil de 2021, 7 de cada 10 niños menores de 5 años están desnutridos en nuestro país. ¿Será que en un año esta cifra ha desaparecido y ha sido esto gracias a quienes están impulsando las zonas productivas? Gracias a la revolución, una generación ha perdido peso y talla, trayendo como consecuencia que no desarrollen sus capacidades cognitivas al 100 %. Tengamos en cuenta que a nuestros niños venezolanos se les ha desgraciado la vida, a muchos de manera irreparable, por culpa del mismo chavismo que hoy vende ilusiones a los gobiernos del mundo.
Los extranjeros pueden comerse ese cuento, pero no los venezolanos. No es posible que nuestros productores agrícolas crean estas ilusiones, cuando por culpa del chavismo se han perdido toneladas de alimentos gracias a que destruyeron PDVSA. No es posible creerle al chavismo cuando cientos de miles de trabajadores de la salud y la educación pública viven con los salarios más miserables del continente. No es posible creerle al chavismo cuando gracias a ellos tenemos los peores servicios públicos de la región. Los venezolanos no tenemos razones para confiar en quienes sólo benefician a su burbuja revolucionaria y mantienen en la miseria al resto de la población.
Recordemos que esto ocurre ante la reanudación de los diálogos en México y las agendas de campaña electoral que ya han comenzado los partidos políticos que se oponen al régimen. Los mismos partidos políticos que ayudan al chavismo a vender su idea global de estabilidad política y económica. En 2024 participarán en elecciones que no son creíbles, nuevamente, y abrirán las puertas a una nueva década de revolución. Esta agenda si que es productiva para estos agentes políticos, basta con ver la cantidad de millones de dólares que le sacaron a la elección de la Asamblea Nacional en 2015 con todo lo ocurrido hasta el sol de hoy.
A pesar de todo esto, los venezolanos esperan con mucha ilusión una alternativa al chavismo y su eterna falsa oposición. Esa es la única idea por la que si vale la pena ilusionarse en este momento, pues es la que realmente nos brindará los medios para que podamos liberar nuestra economía y nuestra sociedad del yugo del chavismo.