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La memoria contra el olvido y la mentira (2)

“Como el régimen es cautivo de sus propias mentiras, debe falsificar todo. Falsifica el pasado. Falsifica el presente y falsifica el futuro” Václav Havel

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Falsificando todo, cree el régimen que puede borrar la memoria social contra el olvido. Cree que puede cerrar las heridas que sangran por los muertos, desaparecidos, por hombres y mujeres represaliados por un poder judicial vengativo, venal e impune, atrincherado en el poder Ejecutivo. Cree que puede ‘normalizar’ todo, hasta el dolor y la vergüenza, pero no puede.

Vía la mentira y la propaganda, el régimen pretende ‘normalizar’ su ineptitud en el manejo de la ‘cosa pública’. El aparato estatal a su servicio, ‘normaliza’ la represión contra la ciudadanía indefensa y manda a la cárcel a gil y a mil. ‘Normaliza’ la corrupción, el robo, el contrabando, el ’narco’ y su larga cadena de producción capitalista. Normaliza los feminicidios y la violencia contra las mujeres, y encamina a las masas a un ‘acostumbramiento’ frente al delito, a la decadencia ética, a la ruptura del tejido social, la indefensión jurídica, al odio a la diversidad y la frivolidad económica, sabiendo, como sabemos que vamos para atrás, y que aquí no hubo milagro alguno, sino buenos precios de materias primas.

El régimen miente y falsifica para que olvidemos que sí puede existir un Estado Social Democrático de Derecho probo que proteja a la sociedad sin exclusiones, ni descartes; sin muertos, presos, perseguidos; sin exilios políticos, algunos de vieja data, otros recientes, ni exilio económico.

La invaluable memoria-herencia contra el olvido dignifica a las personas fallecidas por la violencia política del Movimiento al Socialismo, MAS. Y honramos la memoria de Cristhian Urresti; de los 3 asesinados en la Calancha; 13 en Porvenir; 3 en Hotel las Américas; 12 en Huanuni, a los de Caranavi; al maestro de La Guardia, a los de Cofadena en Montero, entre otros tantos, en los más de tres lustros que llevan ejerciendo el poder, desde el ex Morales, hasta Arce Catacora y sus concomitantes.

Merced a esa memoria individual y colectiva, no olvidamos a Marco Antonio Aramayo (+), mártir de un poder judicial que lo torturó durante 8 años, con más de 230 juicios, desparramados en todo el país, por haber denunciado malos manejos en el Fondo Indígena, fondo que fue un vicioso modelo gestión pública para beneficio de muy afines al ex Morales.

La memoria contra el olvido recuerda a los presos del régimen con infames detenciones preventivas producto de la politización de la justicia o judicialización de la política, que violan el Estado de Derecho Democrático por el que luchamos antes, y por el que aún seguimos luchando.

Contra la mentira, acudimos a la memoria de la expresidenta constitucional Jeanine Añez, ya condenada en un juicio infame que le negó todos sus derechos humanos y constitucionales. Y traemos a la memoria a Luis Fernando Camacho, gobernador electo de Santa Cruz, artífice de los 21 días de huelga pacífica en 2019, que condujeron a la renuncia y posterior huida del ex Morales. Camacho es un preso político hace 6 meses, acusado de un inexistente Golpe de Estado. Y a Marcos Pumari exdirigente cívico de Potosí y ex candidato a vicepresidente, detenido por el mismo y falso delito que Camacho. Tampoco olvidamos a Cesar Apaza, dirigente cocalero del Mercado de Coca de Los Yungas, uno de los dos autorizados para la comercialización de la hoja de coca legal para consumo humano. Apaza está preso y enfermo hace casi un año, sin debida atención médica, en lucha contra el mercado ilegal de la materia prima de la cocaína.

Y recordamos a María Eidy Roca, médica, 64 años, ex ministra de salud del gobierno de Añez, hoy diagnosticada con una sombría enfermedad, y detención domiciliaria hace más de dos años. Y a Elvira Parra también del Fondo Indígena, 7 años presa, hoy detenida en su domicilio.

Frente al olvido, traemos la memoria a todo el Alto Mando Militar y Policial del gobierno de Añez, presos preventivamente, porque en aquellos insurrectos y pacíficos 21 días de 2019, se negaron a reprimir a la sociedad boliviana apostada en calles, avenidas, y rotondas exigiendo al ex Morales justicia y libertad al grito “Nadie se rinde”.

Contra el olvido, recordamos a Amparo Carvajal, titánica defensora de los Derechos Humanos en Bolivia, en vigilia hace 10 días, en plena calle, a sus 84 años, con un cáncer reactivado, enfrentada a peones masistas que pretenden apoderarse de la sede de la Asamblea Permanente de DDHH. Esa asamblea es su hogar, desde el que veló y vela por el respeto a la dignidad humana.

Y contra la mentira, el deber de la memoria nos trae a Rómulo Calvo, digno ex presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, víctima de una mentira infame que lo ha condenado a dos años de prisión. Como en todos los anteriores casos aquí mencionados, sin haber cometido ninguno de los delitos en los 25 juicios que tiene abiertos en su contra. Como él, hay otras personas en similar indefensión jurídica.

Las impúdicas vocerías del MAS pretende eliminar a quienes desean ser, hacer y producir a su modo, es decir, a los que piensan diferente. Se enfrenta a la sociedad, sobre todo a la cruceña, que, siendo cruceña, es boliviana porque le da la gana, bien dice el historiador. El poder del régimen, en cualquiera de sus expresiones, pretende desterrar la memoria-herencia que busca los orígenes: de dónde venimos, dónde estamos, cómo llegamos hasta aquí, y hacia dónde vamos. Continuará.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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