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Entre los distintos desafíos que tenemos en el país, existen varios grupos que distan mucho de ser considerados como incluidos o parte de las oportunidades que el resto de ciudadanos bolivianos gozamos.
Hace 6 meses, Chicas Waskiris, iniciativa mediante la cual ejecutamos distintos proyectos en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática por las siglas en inglés), inició un viaje que me permitió conocer mejor y entender el universo de un grupo con discapacidad. Pensamos generalmente que los sordos en este país son una minoría insignificante y quizás por eso no intentamos entender su mundo.
El primer planteamiento de nuestro proyecto STEM en tus manos, fue imprudente. Realmente supusimos muchas cosas que no se ajustan a la realidad. Teníamos claro que debíamos empezar a aprender la lengua de señas y tomamos nuestro primer curso. A los pocos días de iniciar, entendimos que muchos planteamientos estaban errados en nuestra propuesta y hubo que reformular.
No una, hasta 3 veces. La primera vez que ajustamos el proyecto, hubo que descartar la torpe idea de pensar que todo sordo puede leer sin problemas. Con ello y con el primer piloto ya planteado y listo para ejecutarse, buscamos al Centro de Apoyo para la Inclusión Effetá, que trabaja desde hace más de 10 años para incluir a la población sorda en la educación regular en la ciudad de La Paz.
Allí pudimos poner a prueba nuestra primera adaptación para maestros de estudiantes sordos, de 4 experimentos en ciencia y tecnología, donde los estudiantes pueden ir más allá de un pizarrón y una explicación con base a una lámina. Tuvimos la fortuna de trabajar con los adolescentes que cursan 5to y 6to de secundaria. Para la segunda sesión, se nos unieron dos pequeños que no podían perderse el taller de microscopía.
Si bien no todas nosotras hablamos lengua de señas, varias han iniciado su aprendizaje, pues esto se vuelve contagioso, una vez que empiezas a entender la relevancia de aprender su lengua. Durante los talleres, nuestras voluntarias pudieron descubrir la complejidad de adaptar estos contenidos, sobre todo cuando la Lengua de Señas Boliviana, aún no ha estandarizado vocabulario STEM, lo cual limita y frena el ampliar las capacidades de varios de estos jóvenes.
A pesar de nuestra limitación para comunicarnos personalmente, los jóvenes en Effetá reconocieron nuestro interés y valoraron el esfuerzo, al punto de despedirse efusivamente y desearnos la bendición de Dios. ¿Puede haber mejor reconocimiento que este aprecio?
La experiencia nos ha llevado a una segunda etapa, donde hemos replicado la experiencia, pero esta vez con estudiantes en Santa Cruz de la Sierra en 5to y 6to de primaria de la Unidad Educativa Especial (U.E.E) Julia Jiménez Gutiérrez. Si bien algunos de nuestros talleres parecen ser solo para chicos de secundaria, no dudamos de la capacidad de los más pequeños con los que trabajamos. Y no defraudaron, al ser muy meticulosos y estar concentrados.
A diferencia de La Paz, la U.E.E. Julia Jimenez, cuenta con más de 200 estudiantes entre los 2 y 21 años. El objetivo principal de la unidad es preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos del futuro, desarrollando habilidades críticas y sociales. También se destaca la importancia de la participación familiar en el proceso educativo, creando un ambiente colaborativo entre padres, maestros y estudiantes.
Nosotras pensamos que traíamos para ellos una probada de talleres en áreas STEM. Pero somos nosotras sin duda, las que quedamos más interesadas en poder aprender más la lengua de señas y continuar construyendo este puente hacia su mundo. Partimos de la premisa, que ellos también tienen la capacidad y entendimiento, pero es necesario darles la oportunidad. El desafío queda para cada uno de ustedes y esperar que tengan la curiosidad que nosotras hemos tenido por acercarnos a jóvenes sordos y adaptar contenidos de las áreas que nos apasionan.
“El sordo se desarrolla hasta donde la familia y la sociedad se lo permitan… Seamos gente de cambio no una barrera”.