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La trágica reunión Trump Zelensky

El día 28 de febrero quedará marcado como un día negro en la historia contemporánea de EEUU y el mundo. La escena es el desenlace de una secuencia de acciones que se originan en la propuesta de paz de Trump para congelar el conflicto en Ucrania.

Eduardo Zeballos

Investigador social y analista geopolítico

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Los antecedentes

Trump demanda a Ucrania compensación por el apoyo brindado por la parte de EEUU a ese país durante los tres años de guerra, en lo que él determina como una “estúpida medida” de apoyo que no tenía sustento o debería corresponder a los intereses de EEUU y que bajo su gobierno la guerra no se hubiera dado. Tampoco Trump hubiera permitido que continuara bajo una ayuda sin condiciones de reparación. Por ello, exige una compensación por la ayuda otorgada a Ucrania que simplemente coloca en una cifra en torno a 500,000 millones de dólares. En la demanda original Trump plantea la creación de un “Fondo de Inversión para la Reconstrucción” controlado conjuntamente a través del cual los inversores estadounidenses tendrán acceso a “yacimientos de minerales, hidrocarburos, petróleo, gas natural y otros materiales extraíbles, así como a otras infraestructuras relevantes para los activos de recursos naturales (como terminales de gas natural licuado e infraestructuras portuarias)” (EuroNews 2025). Esta medida, vista como confiscatoria de los recursos naturales de Ucrania, permitiría el acceso irrestricto de los preciosos recursos estratégicos ucranianos. Pero establece como condición necesaria para que EEUU siguiera apoyando a Ucrania.

La acción generó una condena internacional, debido que no solo desconoce los acuerdos firmados entre los dos países dentro de los parámetros reconocidos en la política internacional que prevaleció y EEUU fue líder durante algo más de setenta años. La acción política de Trump se constituye en una ruptura del sistema internacional, donde ahora se pueden romper los acuerdos y convenios internacionales si no son del agrado del presidente.

Esta propuesta fue justificada por analistas y medios como la técnica de Trump para manejar las negociaciones, tema que dista de ser o estar dentro del marco del buen entendimiento o de los principios que rigen las relaciones internacionales. No faltó un público ávido para celebrar la medida en lo que se intentó justificar como la intrepidez del personaje. Al contrario, la condena internacional, se mide por la ruptura de los principios que rigen basados en normas, acuerdos y convenios internacionales que han permitido tener un marco de estabilidad y mecanismo de entendimiento entre las naciones y donde las políticas de Estado no se pueden atribuir a exabruptos de un personaje.

La burda propuesta de Trump asfixiaría las aspiraciones económicas y la posibilidad de ese país de recuperarse luego de una prolongada guerra. Lo que se denominó en una propuesta no solo escandalosa, abusiva sino carente de cualquier tipo de reconocimiento o entendimiento de lo que ha sucedido en el transcurso de los últimos tres años de invasión de Rusia a Ucrania sin tomar en cuenta que el conflicto data del 2014.

¿La escena final?

Como un medio para encontrar los puntos de interés común, Zelensky hace un viaje relámpago el día viernes 28 de febrero a EEUU con el objetivo de sellar, lo que denomina un acuerdo justo que reconozca las demandas de compensación exigidas por Trump y que además fueran de interés común para las dos naciones. En ella propone que el 50% de los retornos o ganancias sobre las inversiones se constituya en pago por la ayuda recibida y el 50% restante fuera a formar parte de un Fondo de Reconstrucción Nacional. Este convenio promovería una mayor integración con EEUU, daría rienda libre a las inversiones norteamericanas y permitiría contar con recursos financieros para la recuperación económica de Ucrania. En términos sencillos, se trataba de una propuesta ganar-ganar para ambas naciones.

Pero lo sucedido, solo se puede entender como una trampa puesta al presidente de Ucrania, donde como una jauría de lobos que se prepara para una embestida final. Por ello, coloca a Zelensky frente a las cámaras y Trump comienza a repetir en micrófonos las falsedades a las que está acostumbrado. Zelensky, que busca responder en forma mesurada y hacer las correcciones que hicieron en días pasados, en el mismo escenario, sus contrapartes el Primer Ministro francés Emanuel Macron y a pocos días el Primer Ministro británico Keir Starmer. En una actitud que no puede ser menos que considerada de vengativa, Trump ataca a Zelensky inmisericordemente y da espacio para que lo haga el Vice Presidente JD Vance, que buscan y logran humillar al presidente de Ucrania frente a las cámaras al mundo entero.

Con ojos de incredulidad y una suerte de impotencia, hemos visto la puesta en escena de la acción política más vulgar, sin precedentes, salida de la Casa Blanca. Pocas horas antes, el ambiente era favorable a la diplomacia e inclusive se podría hablar de la habilidad negociadora de Kiev en temas tan complejos. Sin embargo, la acción orquestada, demuestra que Trump no tenía ninguna intención de aceptar ningún acuerdo y solamente acepto la llegada de Zelensky para realizar un acto de deshonra público para quitarle cualquier legitimidad o reconocimiento de su rol como presidente de Ucrania y socavar cualquier posibilidad negociadora o de resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania.

El acto deplorable a quien es descrito como el hombre que tuvo el coraje de pararse frente al déspota, un hombre respetado como un emblema de quien se enfrenta a toda adversidad para liderar a una nación frente una invasión del país que era visto y considerado como la segunda potencia militar del mundo. Zelensky es el hombre que ha sido comparado con el personaje que le dio un giro a la historia del Siglo XX, Winston Churchill. Volodymyr Zelensky ha liderado Ucrania durante tres años de una cruenta guerra, superado cientos a miles de ataques perpetuados con misiles y bombas de alto poder destructor, empleados en forma masiva, indiscriminada una gran mayoría hacia objetivos civiles en su intención de someter a esa nación; de tener que enfrentar la mayor invasión armada de nuestros tiempos, en donde las fuerzas invasoras han cometido acciones definidas como crímenes de guerra, ampliamente documentados, públicamente condenados y que son sujetas a acciones judiciales. De tener que encarar el sometimiento antihumano a una población detrás de territorios ocupados, acciones consideradas como crímenes de lesa humanidad, entre ellos el secuestro masivo de niños por el cual Putin y otros han sido condenados en la Corte Penal Internacional. Zelensky es un hombre que no solo ha liderado su país en los momentos más difíciles, sino que logrado unificar un bloque aliado para enfrentar a un régimen que solo puede ser catalogado como de criminal.

Este articulo lo escribo como un acto de condena, porque quien entiende de la naturaleza del conflicto presente, solo puede considerar el Acto Final de Donald Trump, como el acto contemporáneo más repudiable que hemos presenciado el mundo entero y toda acción de condena no debe pasarse por alto, porque quienes actúan o celebran este tipo de acciones, solo permiten que se repitan y quienes callan, solo otorgan.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Eduardo Zeballos

Investigador social y analista geopolítico

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