Los objetivos y riesgos de la incursión de Ucrania en territorio ruso
Tomar la región de Kursk debe ser un medio, no un fin en sí mismo.
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Quien hubiera pensado que Ucrania, cuyos soldados ayudaron a repeler la invasión nazi en Kursk entre 1941 y 1943, algún día invadiría Rusia para tomar control de la misma región. Este 6 de agosto, ese día llegó. La operación sorpresa podría cambiar el rumbo de la guerra o terminar siendo un completo desastre militar para Ucrania. Estos son los objetivos y riesgos de la incursión, la primera en territorio ruso desde la II Guerra Mundial.
Antes que nada, cabe aclarar que la invasión de Ucrania a Rusia se enmarca en el derecho internacional, pues el derecho a la defensa de una agresión no se limita a las fronteras del Estado agredido. Además, las fuerzas rusas han atacado incontables veces la región ucraniana de Sumy, pasando precisamente por la frontera en Kursk. Por tanto, todas las bases militares, los equipos y las tropas que facilitaron esos ataques constituyen objetivos militares legítimos según el derecho internacional.
El objetivo más importante de la incursión ucraniana es levantar la moral de sus tropas. Luego de la contraofensiva fallida en 2023 y frente al avance ruso en el Dombás, las fuerzas ucranianas precisan, más que nunca, motivación y esperanza para mantenerse movilizadas en defensa de su territorio.
Igualmente importante es motivar a sus aliados internacionales que ayudan a financiar la defensa. Mostrando que no se trata apenas de una guerra de aguante y que es posible tomar la iniciativa, Occidente percibiría que su apoyo da frutos y estaría dispuesto a intensificarlo, a modo de acelerar el fin de una guerra que cuesta en la interna, financiera y políticamente. Un indicio positivo para Ucrania es que tanto EE. UU. como Alemania no han mostrado incomodidad con el uso de sus armas en territorio ruso.
El tercer objetivo es exhibir las debilidades de Rusia. La incursión en Kursk expone, una vez más, que la imagen de fuerza y control absolutos transmitida por el autócrata ruso, Vladímir Putin, es una narrativa política que no concuerda con la realidad. Éste utilizará la invasión ucraniana para azuzar su discurso de una guerra defensiva contra el avance de Occidente. Pero lo cierto es que quien creía que conquistaría Ucrania en un par de días, ahora ha sido invadido sin mucha resistencia por la misma.
Por otro lado, la invasión de Ucrania en suelo ruso persigue un objetivo militar: que Rusia baje la presión ejercida en el Dombás. La idea era que, teniendo que acudir en defensa de su gente y su territorio, las fuerzas rusas se concentrarían en la región de Kursk, reubicando así tropas que están constantemente avanzando en el Dombás. El riesgo es gigante, pues quien desvió sus mejores tropas desde el Dombás hacia Kursk ha sido Ucrania, mientras Rusia continúa marchando en el Dombás pese a la incursión.
Por último, Ucrania también persigue un objetivo político: mejorar su posición de negociación. Mantener el control de territorio ruso podría ser un arma esencial en futuras negociaciones de armisticio y paz. No obstante, si Ucrania prolonga demasiado la embestida, podría sufrir muchas bajas, sobre todo de soldados bien entrenados, y la pérdida de mucho material bélico. Esto arriesgaría no sólo sus ganancias en materia política y en la moral de las tropas, sino también el Dombás, que podría perderse más rápidamente.
En todo caso, si algo nos deja la incursión ucraniana en suelo ruso, es una gran lección para Occidente: Ucrania, con sólo defenderse, difícilmente ganará la guerra. Aunque no todo ataque es aceptable ni legítimo, embestir bases militares en territorio ruso, desde donde se ataca a Ucrania, está más que justificado moralmente y protegido por el derecho internacional. De tener éxito a mediano plazo, probablemente veremos la apertura de más frentes de guerra en territorio ruso, mas ahora con el consentimiento explícito de Occidente.
