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El 8 de mayo pasado se cumplió la mitad de la (indi)gestión en la que estamos todos los bolivianos desde un fatídico 8 de noviembre de 2020. Parece que alguien se acordó el 9 de mayo de que este hito ya había pasado y rápidamente salieron a dar un comunicado al país, anunciaron que en la noche, a las 22:00, el Presidente del Estado boliviano daría un mensaje a la nación. Yo me dormí. Y no me dormí viéndolo, aunque se conocen las habilidades curativas del insomnio de ese orador, sino que me dormí antes porque la verdad me interesaba poco lo que tuviera que decir el señor, seguramente sería otra repetición de una narrativa que ellos creen que se convertirá en verdad con tanta insistencia.
No me equivoqué. El golpe esto, el saqueo esto otro, la recuperación esto, la crisis sanitaria y él como gran salvador de la humanidad con las vacunas que compró otro, la historia, las cifras rimbombantes que solo se ven en sus hojas de cálculo, porque en la calle no se ven, ni mucho menos en las estadísticas del INE, y así continúa una lista larga y tediosa. Yuanes, esa fue la única palabra nueva en su vocabulario, la moneda de los chinos.
Probablemente lo único destacable es que al cumplir la mitad de su mandato, la ley garantiza que el Movimiento al Socialismo concluya su mandato en 2025, aunque nada es seguro para ellos, que tienen antecedentes de huir en manada cuando las cosas se ponen difíciles y abandonar al país. Sí, desde hoy podemos juntar firmas para convocar a un referéndum revocatorio del Presidente Arce, sí, la opción está habilitada, pero no tiene mucho sentido porque es un proceso que llevará casi un año y, al final, si se revoca, el vicepresidente terminará el mandato, la misma persona con otro disfraz.
Mención aparte merecen sus afirmaciones sobre la justicia y la necesidad de reforma, indicando que esa necesidad proviene de toda la historia boliviana, sin hacer ninguna referencia a su gobierno, probablemente el que más casos de persecución política tenga en la historia de Bolivia. Y aún más destacable son sus referencias a la pederastia, sin saber si se refiere a noticias recientes o a un pasado algo lejano del líder de su partido.
¿Gobierno electrónico? Algo mencionó, y sí, es maravilloso tener tu cédula y licencia de conducir en formato digital, pero no sirve de nada si todos los trámites con el Estado requieren 2 o 3 copias de tu cédula y te hacen hacer una cola interminable, donde solo la ayuda divina puede beneficiarte, porque madrugar es una necesidad.
Sobre el problema del Censo, el Pacto Fiscal, el futuro de los ahorristas del Banco Fassil, la subvención a los carburantes, la falta de liquidez para la población y el contrabando, apenas se habló, al igual que se hizo muy poco durante estos casi 1.000 días de (indi)gestión.
Bolivia sufre de 4 grandes problemas que repito constantemente: la corrupción arraigada profundamente en la cultura del Estado, la mala administración económica, la persecución judicial y el flagelo del narcotráfico. De los 4 problemas, el Presidente solo habló de uno, argumentando que es un mal milenario. Sin embargo, para mí está más que claro que, como dice el refrán: “si no son parte de la solución, son parte del problema”.
Finalmente, la lectura final de una serie de cifras estrafalarias responde a la lógica del clientelismo político, ese que en los modelos que admiran nuestros gobernantes ha sido bien estudiado, donde en realidad se busca comprar votos a través de un favor político, una dádiva, un bono, una colocación laboral o una prebenda. La solución a ese mal es la construcción de ciudadanía, para que comencemos a elegir a nuestros gobernantes en base a cómo van a trabajar por el bien del país, por su futuro, y nos presenten un plan de trabajo claro y concreto.
