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Coincidimos con Carlos Valverde, en el streaming periodístico Último Momento, el sábado 23 de marzo, día del Censo, en que Evo Morales se encuentra debilitado, reducido al trópico cochabambino y con sus bases encogidas a las que no cedieron a las prebendas y chantajes gubernamentales. Pero, el caudillo es de esos políticos que saben aprovechar cualquier mínima oportunidad, el resquicio más delgado, para reinventarse y aparecer conduciendo la coyuntura.
Días después, siempre en Último Momento, el streamig que se difunde por el canal de Cabildeo Digital en YouTube, dijimos con Amalia Pando que Morales había recibido oxígeno político desde una instancia inesperada: el Tribunal Supremo Electoral, con dos decisiones al hilo que inclinaron levemente la balanza a favor del evismo, lo suficiente para que el jefe del MAS retome posiciones y diseñe la ruta crítica de una posible salida a la pugna política interna con jugadas que amenazan con poner en jaque a Luis Arce, su entorno y el poder que detentan.
De entrada, a Morales no le causó ningún tipo de remordimiento tirar a la basura el “glorioso” Congreso de Lauca Ñ de octubre de 2023. Sacrificó el evento que lo proclamó como candidato único del MAS porque sabía que el Congreso del arcismo, convocado para el 3, 4 y 5 de mayo en la ciudad de El Alto, sería abortado por acción del Órgano Electoral que, además, abrió un nuevo escenario para que conduzca, en su condición de presidente del MAS-IPSP, el congreso de congresos para renovar parte de la Dirección Nacional y establecer las reglas de juego para la definición de la candidatura presidencial del oficialismo.
En este punto los criterios son democráticamente divergentes con Amalia. Mi compañera de vasta experiencia periodística cree que el caudillo volverá a la carga y no desaprovechará semejante escenario partidario para salir como candidato presidencial del masismo, vale decir que la decisión sea tomada en el Congreso convocado con la firma de Morales, previo consenso con las confederaciones de trabajadores campesinos y de mujeres campesinas Bartolina Sisa, además de los interculturales del país. ¡Qué mayor legitimidad!
En cambio, este comunicador observa que Morales y sus seguidores han encontrado en el ámbito de la institucionalidad “electoral-democrática” el terreno para desplegar su estrategia política para derrotar el arcismo mediante el voto de los militantes del MAS, de tal manera que también sirva como escarmiento para que ningún otro aventurero interno se atreva a tratar de disputarle la jefatura del partido que considera que es de su propiedad.
Wilfredo Chávez, exprocurador y abogado personal de Morales, abrió la posibilidad de viabilizar la precandidatura de Arce, quien no tiene la cantidad de años suficientes como militante partidario para ser candidato por el MAS, a través de la modificación del estatuto, por supuesto en el Congreso de junio en el estadio Bicentenario de Villa Tunari. “No hay que poner trabas, hay que ser propositivos”, dijo en la línea de que el candidato masista para las elecciones generales de 2025 sea elegido en primarias cerradas, establecido así en la Ley de Organizaciones Políticas.
¿Qué factor no controla Morales? El Tribunal Constitucional, el integrado actualmente por tribunos autoprorrogados o el que surja de las elecciones judiciales previstas para este año, también con presencia de magistrados que hayan practicado el pasakanu judicial sin ruborizarse. Se trata de un as bajo la manga, coincidimos con Amalia, en caso de que el viento siga soplando a favor de Morales y sus seguidores, y apunta a ser el mecanismo que dé el hachazo final para terminar de inhabilitar al caudillo para cualquier elección presidencial futura.
En ese probable escenario de dura respuesta del arcismo, un antídoto legítimo, democrático, orgánico… puede ser el voto de cada uno de los cientos de miles de militantes masistas registrados en el Órgano Electoral. Arce y su entorno político parece que se dieron cuenta del plan evista y el primer paso para cruzar esa estrategia ha sido la salida de Dina Chuquimia del Tribunal Supremo Electoral y el ingreso de Gustavo Ávila con la posibilidad de hacerse de la Presidencia del organismo. ¿Será suficiente? ¿No será extemporáneo?
Vuelvo al razonamiento inicial de este texto. Morales está debilitado y reducido, claro que sí, pero sabe aprovechar las oportunidades que se le presentan y está decidido a resistir todo lo que venga. En términos estrictamente políticos, el caudillo está consciente que puede acabar derrotado, pero quiere morir con las botas puestas.