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Navidad! Buena ocasión esta para un montón de cosas buenas; sobre todo, para agradecer y “desear”; yo quiero agradecer a la gente que me aguanta día a día, son ustedes por los que trabajo incansablemente para ser capaz de estar a la altura de las exigencias del momento tan difícil que estamos viviendo, pero no voy a escribir sobre eso; ya lo hice el año entero.
Quiero agradecer a la vida , por estar vivo siendo “grupo de riesgo”, por tener a mi Carolita aquí conmigo, sabiendo que eso va a ser así, “hasta que las velas no ardan”; agradecerle por tener a mi madre, mi hijo e hijas; a mis hermanas, mi yerno, a mis cuñadas, a mis nietos propios y postizos y mis sobrinos … a la tribu entera vivos; todos esperanzados en un mañana mejor; quiero agradecer por mi almuerzo de jueves, por mis amigos, esos irresponsables e incorregibles de frater que están sanos, aunque algunos se quedaron ya en el camino y se los extraña y recuerda.
Agradezco porque tengo trabajo, porque mucha gente apoya lo que hacemos, porque “puedo decir”, pese a las dificultades y riesgos que ello implica, a veces se hace difícil decir, pero hay que hacerlo.
Hace tiempo concluí que es bueno mirar cifras y números para constatar que un día se sube y otro se baja; para mi eso debe ser así, porque es demasiado peligroso e irreal eso de “sólo subir”… eso significa que algo está pasando con uno y la gente; eso no empata con la vida… todo tiene idas y vueltas, avances y retrocesos. En la suma final del año los números son buenos? Bien, muy bien! tiramos cohetes porque logramos permanecer, pero subir siempre no te da lecciones, no hay retroalimentación, si alguien se te va a medio programa, si hay bajadas y las métricas así lo indican, eso nos está diciendo que hay que mejorar, que esforzarse, hay que mirar y revisar los programas, qué hicimos mal; qué pasó. Enseñanza y aprendizaje, corregir te hace mejor analista, mejor persona; aunque lo del analista se puede terminar en cualquier momento y la persona va a quedar por un tiempo más, si tenemos suerte.
Lo importante es ser buena persona, siempre; eso es en lo que se insiste: serlo. En periodismo y en este trabajo hay que decir cosas correctas, no importa si te subís de tono, al contrario, para enfatizar hay que hacerlo. No interesa si levantás la voz; importa el contenido, aunque a veces debieras ser menos efusivo pero, son 64 ya, no da para cambiar tanto… (debiste hacerle caso a tu madre). Creo que eso lo hacemos bien, al fin de cuentas, más de 20 años contando con el apoyo de tanta gente, en radio, en RRSS, en TV, en periódicos, son una muestra de aquello, aunque no hay que creer que ya se llegó y con eso es suficiente. Eso no sirve; sirve insistir, atender lo importante, no lo sensacionalista, no a la fama… Charles Manson fue “famoso” igual… la fama no es sino un momento, lo otro es lo que queda, por eso, agradezco: a ustedes…
Y deseo… deseo que la gente esté bien, aunque, como dice Lucía Gil, en esa maravillosa canción “volveremos a juntarnos” …. “Me dan ganas de llorar… vernos unidos, estando tan lejos”. Por eso me niego a tener otro encierro, otro “tiempo de emergencia pico” y tener que ver a mis nietos por la ventana del auto, mientras ellos nos saludan desde lejos, en la puerta de su casa… eso no es normal… así ya no!!!!
Por eso, me permito tener sólo un deseo personal
Deseo algo que no es especial; que mi Antonio, el primer nieto pueda vivir esa adolescencia que se le niega por la pandemia; es egoísta desearlo así? Bueno… lo hago extensivo a los Antonios (y Antonias) que ustedes tienen en sus casas o que conocen. Convengamos que NO es justo, no es natural que el mejor momento que tiene la vida, ese de salir, de hacer amigos, ese del despertar a todo, lo tengan que pasar encerrados, manteniendo distancias prudentes… de los 12 a los 14 todo está para descubrirse… para equivocarse, pero qué errores se cometen encerrados? A lo mejor en la “pley”… pero ese es un juego… lo otro, es la vida… por eso deseo para él… deseo que mi niño tenga su vida, que la vaya haciendo… que madure en la calle, entre amigos y amigas, con los compañeros, con las peladas, escuchando a los Beatles (que ya le gustan), a Clapton, Black Sabbath , Charly, Fito y, si quiere y no queda otra… reguetón (ojalá que no) y que lo entusiasme la banda y se ponga casaca y juegue con sapolín… como su padre y sus abuelos … son tiempos diferentes… pero que los elija él… en la calle, en la “normalidad” …
Ese es mi único deseo de navidad, que los adolescentes vivan su adolescencia… me da miedo que luego, sintiéndose rezagados traten de beberla de un sorbo… los chicos no están conociendo la calle que van a trajinar… los secretos de las calles se aprenden pisándolas, conociendo las esquinas, los umbrales de las casas que se visitan … porque aunque el testamento gaucho diga… “las de las cantinas son pa por si acaso… las de las ventanas son pa su querencia”… esos códigos te los da la calle… esa calle que mi adolescente se está perdiendo…
Hay mucho más para pedir… pero me conformo con ver a los niños que se van haciendo jovencitos, vivir “la normalidad” o una nueva normalidad, parecida a la de cualquier época, porque haya pasado lo que haya pasado en la historia de la humanidad, al menos desde el Siglo XX, esta es la etapa que debe ser aprovechada…. Y vivida… es el cimiento; es, por tanto, muy importante
Que mi Antonio y los y las de ustedes tengan un tiempo para ellos… portémonos bien, cuidémonos para que ellos tengan sus vidas… se lo merecen.
Raro pedido de navidad, pero en navidad se pide por la vida, por el futuro, se pide lo imposible y esto no es imposible… de nosotros depende, en gran parte, que se de , de nuestras conductas para con los demás; del respeto que nos tengamos a nosotros mismos y, sobre todo a los otros.
No es mucho pedir
Feliz navidad ¡!!! Gracias a todos, por todo. Soy muy afortunado…
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo